miércoles, mayo 24, 2006

Publicado en el 2004--Una mirada a la poesía de Ana María Fuster Lavín


Una mirada a la poesía de Ana María Fuster Lavín


Es notable en la escritora puertorriqueña la frescura, el atrevimiento y la capacidad de mostrar una sensualidad abierta, plena de erotismo

por Valentín Amaro



ANA MARÍA FUSTER LAVÍN (SAN JUAN, Puerto Rico 1967), Posee una licenciatura y estudios graduados en Estudios Hispánicos de la Facultad Humanidades de la Universidad de Puerto Rico, con una segunda especialización en Música. Se desempeña como editora de libros free-lance, editora de la revista literaria virtual Borinquen Literario y correctora legal para el Tribunal Supremo de Puerto Rico. Además ha escrito y editado literatura infantil y textos escolares para la Editorial Santillana y Tri-Lin Integrated Services, en Texas.

Ana María Fuster Lavín ha publicado sus escritos (poesía, cuentos y ensayos) en el semanario Claridad (del cual es columnista),en los periódicos El Nuevo Día, Primera Hora y El Vocero la revista Novum, de la Universidad de Guadalajara y la revista puertorriqueña Biequesí. Fue incluida en la antología hispanoamericana de narrativa Cuentogotas 3 (Uruguay, Ed. Bianchi, 2003) y su poesía ha tenido inclusión destacada en las revistas puertorriqueñas Taller Literario, Zurde, Biekesí, en las antologías internacionales Entresiglos 2 (Uruguay, Ed. Bianchi, 2003) y Círculo de Poesía (Uruguay, Ed. Bianchi, 2003) y como poeta invitada en el poemario ¡Ven Niña! del escritor venezolano Francisco Alarcón (Venezuela, Ed. Visamar, 2004).

Su primer libro de relatos, titulado Verdades Caprichosas (First Book Publishing, 2002), le ganó presencia en la actualidad literaria de su país, además de una Mención Honorífica por el Instituto de Literatura Puertorriqueña en el 2003. Ha escrito los poemarios, El Jardín de la Dama Duende (inédito), El libro de las sombras (se publicará por Ed. Isla Negra, 2006) y Anónimos y clandestinos (inédito). También cuenta con otros dos libros de cuentos Réquiem (Ed. Isla Negra, 2005) y Bocetos de una ciudad silente (se publicará por Ed. Isla Negra, 2006). Actualmente trabaja en su primera novela: Muerte de un poeta.


Y son dos poetas sentados a una mesa
dos dioses perversos conspirando
tan sólo un hombre y una mujer bebiendo sus secretos
recogiendo sus deseos, sus otredades, sus silencios
A.M.F.L


La poesía, en palabras de Octavio Paz fue la primera religión del mundo. No discuto esta aseveración. En mi caso, me gusta leerla con reverencia en estado de tranquilidad, viviéndola y sintiéndola.

Los que amamos la poesía sabemos el valor que significa dar con buenos textos poéticos. Amo la poesía que me muestra la revelación. El más allá de la pura y simple expresión.

Tengo la grata noticia de decir que hoy encontré a una poeta con un canto muy especial, pudiera decir también con un grito social muy particular. Me refiero a Ana María Fuster Lavín (San Juan de Puerto Rico, 1967).

Al entrar al terreno de la poeta es muy notable su camino en la poesía comprometida. Como Ernesto Cardenal y Roque Dalton su grito no tiene miedo. Pone en fuga a los fantasmas y estatuas de sal de este tiempo:

Siento el deseo de parirme,
nacer de mi propio sexo,
y gritar tan fuerte que ensordezca
el estruendoso sermón de baba,
predicado por nuestros gobiernos


Y en otros versos plenos de imágenes originales, como vidente que vuela y luego escribe nos sigue diciendo:

Sigue lloviendo
Y me arranco estos harapos de princesa de los silencios
peregrino desnuda por calles vacías de amores
ungiendo de sándalo vaginal el vértigo estéril de una nación podrida
que drena la sangre y cuerpo de sus hermanos por las cunetas globalizadas
y fecundo de versos a un pueblo que se levanta unido, solidario.


Ante las fauces del tedio agotador confiesa:

Mis manos están cansadas
quieren tomar vacaciones
y regresar al silencio,
pero soy poeta
y los silencios gritan


No se desdobla. No ... renuncia a su condición de mujer que ama, de poeta-vidente y nos dice:

Quiero navegar con tu relicario en mis huesos.
soy Lolita, Julia, Clara o Laura,
soy cada mujer anónima rescatando tu memoria,
para besar tus dolores,
para acariciar tus recuerdos,
para seducir tu nombre.


En otros versos algo cerrada, misteriosa, invitándonos a descifrar un enigma, unos mundos codificados, quizás, muy personales señala:

Una mujer en blanco y negro me persigue
y da un nuevo giro a mi cábala,
transformando temores en pasiones,
viniéndose en mis palabras,
convirtiéndome en poema
de un poeta maldito y su dama duende.


Es notable también en Fuster Lavín la frescura, el atrevimiento, la muestra a una sensualidad abierta, plena de erotismo. Pero vaya, un erotismo que recrea verdaderos mundos:

Respiro tus labios,
y bebo tu mirada,
deseando al hombre que te habita.
Y me masturbo en nuestra posibilidad,
para bautizar el siguiente capítulo,
más allá del entendimiento y la razón


Ricas imágenes con un propósito. Versos que refieren un más allá, un encanto y luego un volver a recrearnos en ellas:

Sigue lloviendo.
Quizás un viejo amante recuerde mi espalda
mientras bocabajo yo pintaba duendes en la tierra


La poesía es misión ineludible y todo el que la emprende y todo el que la recibe lo sabe: es un sacerdocio, una carga que se nos impone y nos habita. Cantar para el otro, para los otros que luego seguirán cantando.
La poesía: puente colgante entre historia y verdad, como diría un verso de Paz. Sabiendo lo delicado de su misión la poeta confiesa:

Y me retiro a mis silencios
hasta que pueda parir mi voz
y mi nombre.

Desde mi media isla, donde todavía me atrevo a soñar garabateo estas líneas producto de mi lectura de Ana María Fuster Lavín. Su canto me ha dado mucha alegría.

por Valentín Amaro
poeta dominicano
Septiembre 2004
http://www.clavedigital.com/Cultura/Poemas.asp?Id_Articulo=8

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