sábado, septiembre 30, 2006

Desde la tierra de los niños 2: Abdiel Echevarría


Miro su entorno

para todos los niños


Miro su entorno y no veo amenaza
posible
que pueda trascender su sonrisa.
Su poder viene de adentro
de donde no se ve.
Laten al compás del mundo
y aún cuando los rumores
de tormenta se avecinan
dibujan sus vidas, simples
pero poderosas en un papel
que dice: Para Mami y papi
con todo el amor…
Estas criaturas son capaces
de escribir esto cuando
los rumores de guerra se avecinan
a su puerta…
No temen a mayores golpes
que los de la mano que los engendra
por que no los entienden
y lo que no entiende el hombre
desde pequeño es lo que no entiende
de hombre y esas olas, esos marullos
que vienen de Gea y Poseidón rearman
la espuma que bate voladiza,
cuando la brisa nos trae su olor
es fresco.
Ellos no temen más a la oscuridad
sólo cuando viene de la mano
que les arrebata la vida
y los siento en medio
de una guerra que invoca a
Medea y Jasón, retornan
ahora con Jeans, teléfonos celulares,
tarjetas de crédito y con ellos
dicen de un dios que no es Helios
que se esconden en las calles
de una gran manzana
por eso hoy clamo con grito
estridente que la fuerza venga
desde ahí dentro en donde
los siglos son frescos
y las mañanas develan
la aurora… y se alineen
los eclipses y rodarán las cabezas
Medea no podrá volar en su carro de
dragones, Helios está ocupado
en la bolsa, con otros dioses
y Jasón ya no podrá embalar
otros cuerpos con sus fluidos flagelantes.
Un día el eclipse se los tragará a ellos,
pero mientras, qué de esas olas
que traslucen desde ese silencio
luego que el embate de la tormenta
grabara lagos morados en sus cuerpos
y ríos de sangre inundarán sus vientres.
Qué de ellos cuando luego de ver cráteres hirvientes
nacerles del rostro, le muestran la carta nuevamente
con un nuevo dibujo que dice:
Para Mami y Papi con todo el amor…
y sin entender… cierran de súbito la mirada…




Abdiel Echevarría
Escritor y editor puertorriqueño

Abdiel Echevarría

* Age: 20
* Gender: male
* Astrological Sign: Gemini
* Zodiac Year: Tiger
* Location: Centro de pululación absurda : Aguada : Puerto Rico


Soy un papel que se arruga sobre llamas que no pueden consumirle


Visita el blog del autor

http://versaliaii.blogspot.com/

martes, septiembre 26, 2006

Desde la tierra de los niños 1: Ana María Fuster

Estoy de madre…

Por Ana María Fuster Lavín


“Nada ni nadie puede impedir que sufran,
que las agujas avancen en el reloj,
que decidan por ellos, que se equivoquen,
que crezcan y que un día
nos digan adiós.”
Joan Manuel Serrat


para Miguel, mi duende veloz, toda mi vida





Y pasó otro día de las madres... Compra aquí, compra allá. Algunos deambularon por sus recuerdos melancólicos, añorando a sus madres, ahora ausentes. Otros se sintieron redimidos en su bondad hacia la progenitora, porque luego de años tratándolas como trapo, ese día llegaron sonriendo al encuentro de mami con una tarjetita, una aspiradora nueva, un microondas o cualquier otro artefacto que le recuerde su hermosa condición de esclava. Recuerdo que una vez mi abuelo le regaló una nevera en el día de las madres a mi abuela. No se imaginan cuánto ella se ofendió, con lo conversadora que era, estuvo casi un mes sin hablarle.

Les había comentado que soy aprendiz de poeta, cuentista por naturaleza y mamá por destino... No pretendo ser clichosa, ni que este escrito parezca salido de uno de esos libros de autoayuda de los que venden en las farmacias y supermercados, y de los que me cuido como de un catarro. A diferencia de muchas mujeres, nunca soñé con ser madre. Lo aseguro, para nada. No, no era por miedo ni egoísmo. Al igual que a unos les gusta más el azul, el rojo o el verde; otros que pueden ser fascistas radicales o nacionalistas; católicos, judíos, musulmanes o evangélicos, o sencillamente agnósticos; o los que tan sólo somos ciudadanos de la humanidad; no podemos pretender ser lo que no somos. Es mejor que te acepten de forma honesta dos o tres personas, que hipócritamente veinte, cincuenta, trescientos. ¿No creen?

En fin, que la maternidad no era una meta en mi vida, ni mucho menos. Sin embargo, aquel 1ro de diciembre dos rayitas rojas cambiaron radicalmente algunas de mis convicciones. Miraba las dichosas instrucciones con escalofríos; en el fondo me lo sospechaba hacía un par de semanas; sí, llenas de nauseas y todo tipo de misteriosas sensaciones. Dos rayitas rojas... ¡Positivo! Temible decisión tenía ante mí. Después de meditar con la calma que precede a un huracán, decidí que contribuir a la explosión demográfica caribeña. Les contaré el resto de mi llegada a la maternidad, pa’que vean que puedo ser muy tierna, mis arranques sensibleros atacan una vez cada cuatro años.

Nada, me dije, pues de madre y pa’lante. Así, según fue creciendo y redondeándose mi cuerpo –aunque no demasiado, menos mal, pues con lo bajita que soy hubiese parecido un albondigón– comencé a sentir un cosquilleo, como una energía interna que me arropaba y quería estallar.

El suceso fue el 20 de julio de 2001. Esa mañana me miré al espejo: ¡hoy será un gran día! Bueno, acepto que estaba algo asustada, ni modo, no soy tan valiente. Realmente estaba cagadita. ¡Qué horror! Mi ex compañero (soy una más en otras estadísticas, pero eso lo dejo pa' otra columna) y padre del pequeñín que me habitaba, ocultando sus nervios, repasaba las cosas que se suponía que llevara en una maleta y los documentos para llevar al hospital; menos mal porque yo soy un desastre en cuanto a la organización (mis compas de la ofi pueden dar fe de eso). Tomé un liviano y aromático café. Y a la aventura…

Como vivía cerca del hospital, agarramos la maleta, de esas con rueditas como las de las azafatas, la almohada y caminamos por la avenida Ashford hacia el hospital. Ya se imaginarán las miradas de la gente que nos cruzábamos a las 7:00 AM por una acera del Condado, al ver a una joven preñadísima, almohada bajo el brazo, junto a un alto melenudo llevando la maleta, con la calma de una procesión de Semana Santa, con todo y las penitencias.

Llegué a la sala de maternidad ocultando mi emoción; irónicamente cada vez me sentía más tranquila y segura. ¡Qué increíble, en pocas horas conocería en persona a mi habitante interior! Bueno, todo no fue tan simple o sencillo. Primero me torturaron haciéndome poner una bata amarilla de papel que transparentaba toda mi preñez y lo poco que conservaba de pudor. Me parece poco cortés esa indumentaria para recibir a un personaje tan distinguido: un nuevo boricua en el mundo. Al menos me permitieron quedar con una manta verde fluorescente, que llamó mucho la atención a las enfermeras del segundo piso y que contrastaban con mis brillantes calcetines anaranjados, siempre he tenido unas modas muy peculiares. Mi madre antes me regalaba ropa muy combinada, pero ya se dio por vencida conmigo.

Así, tratando de relajarme, si eso podría ser posible, me acosté en la cama del cubículo que me fue designado para comenzar el trabajo de parto. Seguí todas las instrucciones del personal, siempre he sido muy disciplinada, además de miedosa y fantasiosa. Eso sí, le pregunté cinco veces a la enfermera por mi doctor; otras cinco le recordé que cuando llegara el momento me pusieran la epidural –esa anestesia para el dolor, que al parecer es opcional (sí, claro), pues el plan médico no la cubre – (¿serán sólo hombres quienes diseñan las cubiertas de maternidad?). El doctor Rivera –Sony- llegó unos cuarenta y cinco minutos más tarde; pasó muy cariñosamente su mano por mis pies y barriga, y me dijo con su reconfortante sonrisa de niño: “¿Preparada? Vamos a acabar con tu miseria”. Se acomodó los espejuelos y ordenó que me enchufaran varias máquinas, tubos, como carro en el chequeo de la inspección, luego rompió el saco del bebé (sí, se siente como si te orinaras entera en la cama después de tomarte dos six-packs de cerveza) y allá vamos...

Después de varias horas en la sala de dilatación y los consabidos dolores- --eso del parto sin dolor es una broma de mal gusto-- pasamos la madre de los sustos. Los latidos del bebé comenzaron a mostrarse erráticos. Otro de mis doctores, también Rivera (¡qué original!), al que llamaba dinamita por su hiperactividad, movía mi vientre de un lado al otro, pero nada. Subían y bajaban sus latidos. ¡No, mijo, no, después de todo lo que he pasado naces porque naces! -- le dije a mi inquilino.

A pesar del frío del acondicionador del aire, sudaba como esquimal en el desierto. Ambos obstetras consultaron entre sí. Vi que Edgardo, el dinamita, lucía preocupado y yo lo miré asustada, sonrió y salió veloz. Después de unos minutos, una eternidad, el doctor –el de los espejuelos-, me dijo que tendría que realizarme una cesárea de emergencia, el niño se estaba ahorcando con el cordón. Le agarré el brazo como cuando una niña toma la mano de su papá para cruzar la calle por primera vez, y con lágrimas (de miedo, pues nunca me habían operado, ni una muela) le dije que me ponía en sus manos. Y al quirófano...

Todo fue como en los programas o documentales de la tele, donde filman desde los hospitales, no me los perdía durante el embarazo, siempre he sido morbosa. Luego de la preparación de rigor y la soñada anestesia epidural, llegó el gran momento. En unos diez a quince minutos, Miguel hizo su gala-premier mundial. Gritó contundente, con todas sus fuerzas, para que todos lo oyéramos; si era posible, la humanidad entera. Rápidamente, el doctor me lo puso en el pecho, y el Miguel entre lágrimas de amor, de temor, agarró mi nariz. Ambos lloramos al reconocernos. Fue una sensación indescriptible. Sí, me estoy poniendo de dramón melodramático holliwoodense.

Lo que sucediera después quedó opacado por ese instante. Mucho amor, aunque muchos, muchos, muchos desvelos, pero más más luz y alegrías a mi vida. No puedo imaginarme los días sin ese chiquillo maravilloso, con quien salgo a pasear, a comer, al cine, a la playa, nos acompañamos en los sueños, la palabra, la sangre y la luz.

Y sí, además de aprendiz de poeta, soy mamá por destino y no creo en el día de las madres, sino en el calendario sin finales ni códigos de barras. Le aceptaré a mi hijo detalles de afecto en cualquier momento del año, pero que ningún segundo domingo de mayo se le ocurra nunca regalarme una plancha... Claro, un buen regalo sería que él viniese todos los sábados a planchar. Por lo pronto, espero de mi pequeño duende veloz sus sonrisitas llenas de saliva y leche, diciéndome mamá, así soy feliz, plenamente...


Ana María Fuster Lavín


publicado en Mayo de 2004 en Claridad, adaptación de escrito publicado originalmente en el libro de cuentos Verdades Caprichosas, bajo el título La maternidad a mi manera (First Book Pub., 2002).

Sigamos rindiendo un tributo a los niños...

Acuse de recibo de escritos de Abdiel Echevarría, Leticia Ruiz, Nana Ruiz, Yiara Sofía

La foto tomada por la Dama Duende a su niño de luz...

sábado, septiembre 23, 2006

Homenaje a Andrés Castro Ríos y Juan Sáez Burgos-por Marioantonio Rosa y Angela López Borrero

Recado para Andrés Castro Ríos

Para Andrés que no se irá nunca,
y para mis maestros del Grupo Guajana



Yo quise una ventolera para mis barquitos de papel.
Una zarza que abriera llamaradas para los inmortales.
Un puerto para poetas, una lumbre de yagrumos,
quise tanto en esta nada para hablarte, quise un pasado

donde la noche fuese un escriba para el sueño roto.

Pero así es la Poesía;
pasa, ama y se nubla como los tulipanes.
Puede que como los ríos, la corriente se irisa en lunas,
y como el papel, se llevan heridas puras en silencio.

Yo no soy poeta, y te escribo;
te conocí, en el certamen de los caminantes.
Allí estaban Vicente y la felina Angelamaría,
con su puño de lumbreras, y tú, silencioso en un oro ajeno a la pesadilla.
Un sol inconcluso desvelaba la mirada de tus puntos cardinales,

y como Filiberto,
te reinaba un potente sueño de libertadores.

Los poetas nunca se marchan.
El cuerpo termina siendo una palabra a los viajes.
El verdadero poeta, como el amor derrama claridades,

no espera la muerte,
tampoco tu

En los días infinitos de la palabra.


Marioantonio Rosa.
14 de septiembre 2006
*********
Un mago de la palabra

Por Ángela López Borrero / Especial El Nuevo Día

Conocí a Juan Sáez Burgos en 1973 cuando, por lo menos en mí, la juventud acariciaba mis entusiasmos: en Juan, era otra cosa. Su parecer jocoso, su palabra festiva no era sino una ilusión para la angustia. Juan Sáez Burgos, como todo buen poeta, vivió en el quehacer trágico de la desesperanza. Aun así Juan fue un espejo de la bondad, saleroso, alegre, fervor, frenesí… poesía.

Para ese entonces, trabajábamos todos en La Ciudad Gris: Juan y sus compañeros abogados en la oficina de Servicios Legales de Puerto Rico, yo, y mis inseparables, en la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Humacao. Llegado el fin del curso, y muy cerca del espíritu navideño, era el “uso y costumbre” asentar el cansancio en el conocidísimo Bar de Millo: cervezas para los de mayor agilidad mental y refrescos para los de menor ingenio. Allí estaba quien habría de ser un gran amigo. Y con Juan Sáez Burgos estaba el verso, y con el verso la muerte, porque todo buen poeta vive y muere en cada instante, en cada poema, en cada palabra.
“A este Juan Sáez Burgos tampoco le rinde ni le rindió homenajes nuestra Patria, ni le dedicaron primeras planas cuando luchaba por las causas de los marginados social y económicamente”

En aquella reunión de profesores y abogados, se dio, como era de esperarse para los dedicados a la “academia”, una conversación muy particular para el momento y el lugar, pues los planteamientos y el debate literario/ académico fueron la tónica del supuesto descanso de lo universitario. El doctor García Leduc, el profesor Antonio Mancilla, la doctora Ana Sierra, el licenciado Juan Saéz Burgos, y yo en el disfrute del escenario, hablábamos de la muerte… Y entre el dolor del héroe trágico y el valor del verso, la creatividad del poeta Juan Sáez Burgos deslumbró el espacio con su decir apasionado y simple: “morirse es algo en serio dedicado al tiempo solamente”, verso que plasmaría en su poema “Teorema”, y que luego incluiría en el libro el La palabra y sus magos, publicado por la Editorial de la Universidad de Puerto Rico. Ese fue el inicio de una sólida amistad por más de treinta años.

No sé por qué eventos o casualiadades del destino, el pasado martes por la mañana, hablaba con mi amiga Gisela Paoli de Juan Sáez Burgos; y de la poesía llamada “vanguardista”, entre quienes distinguía yo a los poetas de los sesenta con muy particular interés en ésos que nos han dejado en la ausencia de sus cuerpos: Edwin Reyes, Angelamaría Dávila y Andrés Castro Ríos, poetas que cambiaron el rumbo del verso con su decir diferente, con el adjetivo y el verbo de impacto. Hablábamos Gisela y yo, y admirábamos con la “envidia sana” que produce lo bueno y lo distinto. Curiosamente, ese mismo día, y al toque inesperado del teléfono, ya caído el sol, resonó en la cavidad de mi oído izquierdo la voz del informante triste: Ángela, cerca de la cinco de la tarde murió Juan Sáez Burgos. Con la fortaleza del clisé fijo y permanente por siglos, sólo pude decir: ¡Que descanse en paz!

Y con este mismo sentimiento tradicional medité en las casualidades de la vida. El amigo de la familia de tantos años, el hombre bueno que fue con mi esposo y con mis hijos en tantos instantes alegres, en los momentos tristes, en el desamparo, en las definiciones y en los encuentros, el poeta Juan Sáez Burgos, acababa de cumplir su sentencia: “morirse es algo en serio dedicado al tiempo solamente”. Y me pregunté: ¿mi breve conversación con Gisela Paoli, fue un homenaje casual?

Nobleza entrañable

Pienso en esa mente universal que, tal vez, nos guía para las convergencias, pues el pasado miércoles, en la sección “Perspectiva” de este periódico bajo el título “La muerte de un poeta”, ante el fallecimiento de Andrés Castro Ríos, la editora Neeltje van Marissing Méndez apuntaba hacia una crítica abierta por el desconocimiento general del pueblo puertorriqueño sobre el quehacer literario y el anonimato en el que mueren nuestros escritores y escritoras sin reconocimientos ni aplausos, mucho menos la recompensa económica. Hoy, tristemente seguimos anotando: a la fecha van cuatro muertes de cuatro poetas del Grupo Guajana, esas cuatro voces que, tal vez, se queden solamente en el interés de los eruditos, intelectuales y académicos.

No quiero entrar en las razones y causas para este estado liviano y cómodo de nuestro país; las razones y causas las conocemos con certeza casi científica: un pueblo enajenado es un pueblo manejable. En este momento, mi compromiso es con el hombre bueno que fue el excelente poeta Juan Sáez Burgos. El Juan Sáez Burgos que yo conocí fue un ser dedicado a las causas nobles, fue el abogado de la agencia de Servicios Legales defensor incansable de los pobres, el funcionario sin hora de entrada ni hora de salida, el hombre inteligente cuyo conocimiento no pretendía el lucro.

Juan Sáez Burgos fue la mano cariñosa para el trabajador, para la mujer atropellada, para los estudiantes, para las comunidades y barriadas sin servicios de agua y luz ni instalaciones propias para vida digna. Ni al poeta ni a este hombre noble lo conoce nuestro pueblo.

A este Juan Sáez Burgos tampoco le rinde ni le rindió homenajes nuestra Patria, ni le dedicaron primeras planas cuando luchaba por las causas de los marginados social y económicamente.

En su proceso de vida, Juan vivió el trágico camino de atropellos a sus padres militantes de la independencia, ideal que se convirtió en su norte, su utopía inalcanzable para la Isla, con algunos logros en Vieques y Culebra. Con aciertos y desaciertos Juan fue un buen padre, un buen hermano, un buen compañero, un buen amigo… Con altas y bajas, Juan llevó la vida propia de la mente creativa: de poeta y de loco, Juan tuvo más que su poco… La sangre del poema que vivió en su tía Julia de Burgos fue más allá de la creación heredada: la palabra y la poesía de Juan Sáez Burgos se establece y se levanta por derecho propio, uno de nuestros hombres buenos, y definitivamente uno de nuestros mejores poetas, otro de los nuestros que al igual que con Edwin Reyes, Andrés Castro Ríos y con Angelamaría Dávila no sólo tenemos el compromiso de su estudio y conocimiento profundo, sino el deber de la tristeza y el llanto ante su muerte.
Angela López Borrero
********

Recado a Juan Sáez Burgos

Tú conociste a Julia en el Puerto Iluminado
y la sonrisa de naranja de sus sueños.


Te visitaba siempre un barco de viento
Y los caminos se hicieron a tu memoria.

Cuando no estas es la sombra una tristeza
Nunca te olvido en el trago más humano.

Juan siempre ha sido el nombre de las gaviotas
de los ríos en miradas y de la lumbre en la boca.

No te despido, aún conversamos en la mesa
Donde las palabras nacen en plateadas hogueras.

Poeta, ¿no tiene miedo tu sueño en esta calma?
¿no te busca un mar sin pasajeros?

No te vence esta muerte tan fiel a nuestras manos
Esta ida por el eco, esta función de soñolientos.

Hermano, yo brindo por tus batallas
y guardo silencio por tus lágrimas

Juan, nombre de la sal,
Lanzada al infinito del amanecer.


Marioantonio Rosa

21 de septiembre 2006

*******
Convocatoria para cuentos y poemas para niños y sobre niños sigue abierta
En las últimas semanas la prensa puertorriqueña a reseñado aberrantes sucesos que atentan al bienestar de los niños, puedo llorar y escupir mil dolores al leerlo, un niño de dos años al que su propio padre le pegó dos tiros porque se quejaba en la parte de atrás de su carro que quería comer burguer king, otro que el bebé de ocho meses que el papá arrojó contra el piso porque lloraba, ambos aseguraron tener duda de la paternidad a pesar de las pruebas de ADN, esos energúmenos no merecen el título de humanidad. Dos niñas embarazadas una de once años y otra de doce que da a luz, y sus padres dizque no sabían nada de su estado de gestación. Nuestro gobierno dice los niños primero ¿primero en qué o para qué?

Nueva propuesta en la ciudad silente para que le escriban poemas, cuentos cortos a los niños, o sobre niños, o con personajes infantiles como tributo a ellos. Espero que esta nueva idea sea igual de motivadora y exitosa como la de las sombras…

¿Qué les parece? Además de publicarlos bombardearemos los medios con un tributo a la niñez.

Vale la pena...

Los escritos para evaluar y publicar pueden ser enviados a amfuster@prtc.net

un beso
de Ana María
y de mi peque duende Miguel


Damos acuse de recibo, escritos entregados: Nana Ruiz, Abdiel Echevarría y Miguel Ayala.

miércoles, septiembre 20, 2006

Momentáneamente pensemos en los niños, en uno, en todos...


Momentáneamente
de Carlos Esteban Cana


Living is easy with eyes closed
misunderstanding all you see

Straberry Fields Forever
John Lennon




El mundo de las nubes visitará tus sueños
allí verás los colores como si fueran muñequitos animados
el azul del agua
se reflejará por doquier
mientras tú
ingresas
sorprendido
y agarras de un árbol
un caramelo anaranjado

Sueñas, Carlos Javier, con un abrazo de ternura
y de marshmallow
mientras divisas una bola de baloncesto
y corres,
y brincas,
y dribleas
sin preocuparte aquí
por quien pueda molestar

Juegas, Carlos Javier,
te imaginas un valiente superhéroe
que se lanza intrépido
a defender al herido
y haces gala de rápidos movimientos
para capturar a los malvados ofensores
que metes, decidido, a la cárcel

Carlitos, intrépido guerrero diminuto
¿cuántos acantilados has tenido que cruzar?
¿cómo se puede divagar por la espesura
viendo al cuervo devorar los pedacitos de pan
que marcaban la esperanza?

¿es difícil caminar a los siete años solo
en medio de gotitas de lluvia
que disimulan emociones espontáneas?

hijo único…
¿de papá? ¿de mamá?


ahora
se me ocurre invitarte a dibujar
en esta página enorme
y haces sin demora una casa anaranjada
con árboles frondosos, verdes,
y jugando en sus ramas, en el patio,en las cuadradas
/ ventanas de marcos azules
se ven los niños trazados por tu mano temblorosa
todos iguales,
todos parecidos,
todos
semejantes,
y me señalas a Daniel,
a Mónica,
a Heriberto
y a Pirandelo
cuando dices que cada uno de ellos
son tus hermanos
mientras devuelves tu mirada
a ese paisaje limpio
de adultos

no hay gritos
no hay golpes
no hay por qué chuparse el dedito

en ese panorama
ya los insultos
no contaminan el aire

y no tienes porqué aislarte

Me vuelves a mirar, Carlos Javier,
y silencioso me das la mano
es aquí cuando puedo recibir también
una y otra vez
una y otra vez
los puños recibidos
descubro la cicatriz en tu pequeña frente
que dejó la piel a medio coser


Mis palabras palidecen
porque te quieren consolar,
mi niñito,

y te invito a jugar con la estela que ha dejado el cometa
esas piedritas celestiales de oro descienden lentamente
y vas brincando
una a una
hasta esa estrellita brillante
que sonríe para ti

y tu mirada se ilumina
mientras olvidas,

mientras olvidas todo,
momentáneamente…


por
Carlos Esteban Cana
escritor puertorriqueño

Muere poeta Juan Sáez Burgos

En cámara
PRIMERA HORA > ASI
miércoles, 20 de septiembre de 2006

PRIMERA HORA


Muere poeta Juan Sáez Burgos

El poeta Juan Sáez Burgos falleció ayer, martes, a los 63 años de edad, víctima de un infarto cardiaco. Al momento de su deceso, cerca de las 6:00 de la tarde, el fundador del grupo Guajana se encontraba en su hogar conversando con su esposa Carmiña cuando se le produjo un ataque masivo al corazón, según informaron a PRIMERA HORA los escritores Vicente Rodríguez Nietzsche y Ana María Fuster.

La muerte de Juan Sáez Burgos se produce siete días después del deceso de Andrés Castro Ríos, otro de los poetas fundadores de Guajana.

Natural de Río Piedras, el autor de "Un hombre para el llanto" y "La palabra y sus magos", nació el 2 de agosto de 1943. Fiel defensor de la independencia nacional, realizó un bachillerato en Artes en la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras y continuó estudios de Derecho en la Universidad de Granada, en España.

Publicó ampliamente en periódicos y revistas del país y del extranjero. Laureado por el Ateneo Puertorriqueño y el departamento de Estudios Hispánicos de la UPR, su poesía ha sido destacada en varias antologías.


http://www.primerahora.com/noticia.asp?guid=FD853C8904D9465F85DF71614A0D30DC


"Si ni vida no fuera más que mía,
a que decir su nombre,
su color
su insomnio
a que decir lluvia que golpea
la calle que palpita
o la gente en el riesgo de algún día.
A decir la muchedumbre sola
o el niño que me mira desde el tiempo,
a que decir amor
si sólo encuentre
que la vida que ando es sólo mía. ..." Juan Sáez Burgos
Si la vida no fuera más que mía, fragmento.

sábado, septiembre 16, 2006

Dos nuevos caníbales en gira universitaria-Nuevas ediciones en Isla Negra

Dos nuevos caníbales en gira universitaria


La Editorial Isla Negra, tras agotarse en su primera tirada y los pedidos en las librerías y universidades, anuncia la nueva edición del libro de relatos Réquiem de la escritora puertorriqueña Ana María Fuster

y de la novela El hombre triángulo del escritor y actor dominicano Rey Andújar. Ambos libros han tenido un gran éxito.



Las segundas tiradas de las obras de estos destacados narradores caribeños
están disponibles en las principales librerías del país, e irán acompañadas de actividades (coloquios, talleres y firmas de libros)
en los recintos de Humacao, Bayamón y Aguadilla de la Universidad de Puerto Rico, en el Recinto Metropolitano de la Universidad Interamericana. Estas actvidades son parte de la gira universitaria
que desde varios años Isla Negra realiza con algunos de los más recientes escritores del Caribe hispano.



Réquiem
Subtitulado como Narraciones urbanas de una novela cuentada este segundo libro de cuentos de la joven escritora puertorriqueña , entrelaza 12 relatos, perturbadores y agudos.

Ana María Fuster Lavín
Réquiem narra la historia de una familia maldita. Este libro apasionante, que puede leerse como una colección de cuentos o como el adelanto de capítulos escogidos de una novela en ciernes, revela el aliento de una escritura metódica, dramática y directa. Bordeando el abismo de la morbosidad, no deja de reservar espacios donde los personajes, maltratados y malditos, compa-decen. Réquiem expresa una visión sombría del canibalismo como forma de vida, sirviéndose de los trucos sensacionalistas del “thiller” y el “gore”, sin olvidar toda una tradición literaria sobre linajes desgraciados, desde los trágicos griegos hasta Faulkner y Poe. Ana María Fuster es, incurablemente, escritora. No puedo separar la calidad de su escritura de su calidad personal, de sus convicciones, de su solidaridad con el oficio comunicante. Su vocación no admite abandonos ni mordazas.
–Marta Aponte Alsina




El hombre triángulo
En esta “opera prima”, el joven escritor nos presenta un texto irreverente tanto en su lenguaje como en su contenido: la (de)construcción de la sexualidad en las fuerzas armadas dominicanas.
Rey Emmanuel Andújar


El hombre triángulo Esta novela nos narra la frágil masculinidad de Pérez, un militar de las fuerzas armadas dominicanas que lucha por definir su hombría entre las torturas, las pérdidas, su impotencia y la prostitución (femenina y masculina). Esta novela, en diálogo con recientes escritores dominicanos como Rita Indiana Hernández y Pedro Antonio Valdez, nos presenta la complejidad del sujeto y de su crisis de identidad, ante los vestigios de la dictadura de Trujillo. Con enorme honestidad y con un manejo de lenguaje poético maravilloso, esta obra promete acercarse, también, a las actuales narrativas latinoamericanas de la altura de Mario Bellatín y Fernando Vallejo. El hombre triángulo se convierte en uno de los textos más bellos, interesantes y novedosos dentro de la joven literatura caribeña ya que, detrás de las crisis de todos sus personajes inolvidables (Pérez, Rotunda, Matilde y Baraka) se refleja, de una manera u otra, la polifacética (de)construcción de una sexualidad, que es la de todos nosotros. Así, este precoz autor nos regala una vertiginosa borrachera de ron y madrugada, que recorre la geografía de lo ambiguo y la historia de una patria que nos deja un sabor de culpa, placer y melan-colía. Ángel Lozada, Universidad de Puerto Rico Reynolds Emmanuel Andújar nació en Santo Domingo, República Dominicana, en 1977. En la actualidad es un Sankypanki que vive entre Santo Domingo y California. Su trabajo literario ha sido galardonado en los concursos: Virgilio Díaz Grullón del Banco Central, 2002, y el Premio Internacional de Cuento Casa de Teatro, 2003 y 2004. Ha publicado sus relatos en antologías y revistas como Caudal, Mythos, cielo-naranja.com, La Gran Vaina, Hipopógrafo y Letralia. Este libro es la versión revisada de la novela corta “El hombre triángulo”, publicado originalmente como una edición de autor.

Carlos Roberto Gómez
Editor
Isla Negra editores

Réquiem y El hombre triángulo de venta en las librerías de Puerto Rico, en http://www.islanegra.com y a través de los autores


Contacto con los autores

Ana María Fuster Lavín
amfuster@prtc.net

Rey Emmanuel Andújar
emmanuelandujar@hotmail.com
http://sankyman.blogspot.com/




**Foto-los escritores Ana Maria Fuster, Abdiel Echevarría, Maribel Ortiz y Leticia Ruiz, durante la presentación de Requiem en diciembre de 2005, en el Ateneo Puertorriqueño

miércoles, septiembre 13, 2006

Intermedio para un homenaje: recordando a Andrés Castro Rios

De la patria del amor y la poesía: Andrés Castro Rios

“Como adoro mi Patria, comodoro,
quiero vejar tu nombre hasta la muerte:
desmemoriar tu sangre para verte
rezándole tus cánticos al oro.” Andrés Castro Ríos


Querido Andrés


Hoy me llamó un poeta amigo muy admirado para hablarme de ti, recordé aquel día cuando te dije que escribía poemas, me sonreíste tierno, yo tenía veinte años y tú me obsequiaste uno de tus hermosos y potentes poemarios con versos a la patria, a la mujer, a esas pequeñas cosas que le dan sentido a la vida, así como esas grandes que te convertían en uno de esos héroes anónimos, los poetas de la eternidad, esa solidaridad que identifica a los poetas del Grupo Guajana unidos desde los años sesenta, tanto podríamos aprender de ese sentido de confraternidad. Ser diferente, honesto a Nuestros principios, que no son necesariamente los impuestos por la sociedad, librémonos de tal error.

Yo me quejaba, antes de la llamada de Vicente Rodrígez Niezstche, de las libras de más en mis muslos, de la rutina, de la un mensaje de la maestra que decía que mi hijo habla mucho, y que se paró en medio de la clase de religión y cantó yo soy boricua, pa que tú lo sepas... y lo castigó, porque debe ser más disciplinado, un autómata pensé yo, que respete, que aprenda, me dolía la cabeza, el estrés, los demás... Tomé una cerveza.

Acepto que en ese momento no pensé en ti, en ningún poeta, ni en las injusticias del mundo, sino en mi mundito interior, hasta que sonó mi celular, era un amigo, tu hermano de luchas y versos, Vicente Rodríguez Nietzsche, un puertorriqueño, que vive fuera de la trivialidad enferma que nos arropa, de la putrefacción de los medios y social que vivimos como si todo fuese una pesadilla amarillista, otra novela más de mal gusto, que luego pretenden que se arregle con libretos de autoayuda, que autoayudan a las cuentas bancarias de los cínicos que lo escriben y los pendejos que lo compran, ups....

Murió mi hermanito… me dice Vicente, que tu corazón no aguantó más poeta, y cómo reprochártelo viviendo en la decadencia, en el reino del pequeñismo...
Te vi en mis recuerdos, me entregaste un poemario tuyo, tus versos y mi admiración eterna, cuando tan sólo era una lectora, aprendiz de poeta y amando ideales, también en lo que nos hemos convertido, en luchar por lo nuestro, nuestros hijos, hermanos, la identidad, el amor, el gusto particular de crear a la imagen y semejanza de la creatividad individual, escribimos para nosotros, también para los demás...El amor a la patria, a la palabra, la amistad, a esas pequeñas infinitas cosas que le dan sentido y color a la vida, aunque parezcan tan reales como inverosímiles, Andrés, estén llenas de ternura, o humor, o del lado oscuro del corazón, pero que nos hace únicos, cuando los silencios gritan y el poeta es eterno.. La vida es tan hermosa como simple cuando en nuestros corazones impera el amor, el amor propio, el amor solidario, el amor a la madre, a los hijos, los amigos, la patria...

Cómo escribirle a un POETA para despedirnos en el plano de la temporalidad
física, sin dolernos... No, te olvidaremos, poeta, amigo Andrés, seguiremos amando, viviendo y sintiendo la poesía...

un abrazo a Andrés desde nuestro espacio hasta su eternidad...
con amor y admiración
Ana Maria Fuster
editora y escritora puertorriqueña

Pd. Desde la eternidad te leeremos
De Andrés Castro

ANTIHOMENAJE AL COMODORO DIEGO GRINGO HERNANDEZ

UN VERSO ES UN DISPARO...
a Rafael Alberti

1. (Puerta)
Negador que a la muerte bastardeas
su certeza de polvo y su locura,
bastardeas tu primogenitura
sin amor ni pudor y sin ideas.

Nunca fuiste ni eres ni deseas
otra nación que la nación oscura
que a mi pueblo regala sepultura
y a tu alma sangrientas odiseas.

Luces tu entrega y tu semilla mala,
el águila te dobla la rodilla
y besas su trasero con el ala.

Naciste aquí como otra pesadilla,
eres espejo a una perdida bala:
gringo por cien hasta la coronilla.

2. (Querencia)
Como adoro mi Patria, comodoro,
quiero vejar tu nombre hasta la muerte:
desmemoriar tu sangre para verte
rezándole tus cánticos al oro.

Si eres baraja gringa de un tesoro
que el extranjero juega a pura suerte,
quiero ante la mirada sorprenderte
quemándole monedas al decoro.

Que sangres ante el pueblo que has vendido,
seas cadáver sin amor llorado
y polvo repartido en el olvido.

Como mi Patria adoro el puño alzado
quiero quemar la pólvora que has sido
comodoro en el mar crucificado.

3. (Perseguido)
Como una perseguida bestezuela
te escondes del honor tras los fusiles
y ríes como ríen los serviles
mordiendo su dolor bajo una suela.

El aire se te va y el tiempo vuela
- bandera de traidores y de viles-,
puños de cien en cien, de mil en miles
te cercan de espinas y candela.

No pienses, si es que piensas, que la vida
es toda un pulso de terror y males
solamente una oscura despedida.

Cantas la soledad de los chacales
como una bestezuela perseguida
rodeada de puños y puñales.

4. (Aguinaldo)
Quieres un aguinaldo machetero
con el machete que levanta el día,
rojo de la fluvial soberanía
que odias y blasfemas, pero quiero.

Quiero el mismo aguinaldo desde enero
hasta diciembre alzando la alegría:
puño a la sangre de la tiranía
y a tu alma fatal puño de acero.

Que recuerdes tu origen (si pudieras),
el viento que te trajo mal nacido,
las primeras ingenuas primaveras.

Quieres, deseas, el placer perdido:
es tarde para noches extranjeras
oscuro comodoro del olvido.


5. (Testigo)
Puntual como el dolor cuando nos mira
lo espera sonriéndole la muerte:
arriar las velas, terminó la suerte,
el afán de poder paró en mentira.

La bestezuela por el mar delira.
Escucha, pueblo, aún quiere envolverte
en la red de su muerte, oscurecerte
ignorando los puños de tu ira.

Por el mar del dolor el comodoro,
la tenaza mortal del enemigo
ensangrentada, pero vuelta en oro.

Acá en la tierra la verdad conmigo
guardamos un mayor mejor tesoro
otra canción y Vieques por testigo.

ANDRES CASTRO RIOS









OTRO PADRE NUESTRO

a la memoria de Rosa Collazo

Padre nuestro que estás en el fuego,
en el agua, en el llanto, en las manos crispadas,
iluminado sea tu pulso, tu puño decidido, tu magia antigua,
venga a la sangre el reino de tus ojos ,
la luz de tu palabra, el paladar del tiempo,
hágase la voluntad de tu alegría,
el rostro de tu aurora, el pan de tu sonrisa
así en la carne como en el recuerdo,
en el coraje como en la justicia.
El pan puro de cada día bríndalo a los oprimidos,
olvida nuestra ira y entiende nuestra cólera
así como nosotros juzgaremos a nuestros opresores,
no nos dejes caer en la traición,
acuérdate de los judas y sus redes
y ampáranos de sombras de tortura,
de burócratas, hipócritas, tecnócratas
de los cerdos que nos hablan en tu nombre
y ahora y en la hora del amor de tu fuego,
escúchanos, abre bien tus oídos
y líbranos de los gringos.
Amén.

ANDRES CASTRO RIOS
(Santurce, Puerto Rico, 4 de octubre de 1942-13 de septiembre de 2006)

lunes, septiembre 11, 2006

Desde la ciudad de las sombras 25: Jinery Candelario


Sombra Trapecista

Me hallo complicada,
O será que la sombra que me acompaña me hace ver así.
Me acosa, y me hace misteriosa.
Pero es algo bulliciosa, mi escurridiza sombra trapecista.

Aquella que se convierte en mi fiel compañera.
Desde que sale el sol, aún cuando la luna alumbra mi camino.

Fiel escurridiza sombra trapecista.
Conoces cada movimiento y cada suspiro.
Lo sabes todo de mí.

Eres como el ángel que me acompaña
Y nunca veo, pero se encarna en ti.


* Age: 22
* Gender: female
* Astrological Sign: Geminis
* Location: Puerto Rico


Visita los blogs del autor


http://mi-borrador.blogspot.com
http://jay-digital.blogspot.com


Sobre Jinery Candelario

Vengo de una familia totalmente artística. Donde la especialidad es la música y de generación en generación ha ido evolucionando los gustos artísticos. Algunos son músicos, pintores, escritores, compositores, cantantes y bailarines. En mi caso antes era músico (tocaba percusión) y aun me queda algo, pues llevo la música por dentro; también me consideraban cantante. Hoy día soy artista grafico, fotógrafa y poeta.
Arte de Jinery Candelario

Copyright 2006 – todos los derechos reservados

jueves, septiembre 07, 2006

Intermedio para confesiones de mujer


El confesionario

Confieso que soy mujer
que mi piel se ha desollado una y otra vez
en una mirada, en una palabra o en una mentira
y, aún así, mis pechos siguieron temblando.

Confieso, como el poeta, que he vivido
y en cada vida respiro el aliento de un secreto
cuando un nombre se convierte en promesas
muriendo lentamente en otro cuerpo.

Confieso que aspiré boca a boca
amantes de aire tierra y fuego
y sudaron sombras sobre mi espalda
evaporando recuerdos amnésicos de esperanza
tatuando mi esencia en sus soledades.

No me arrepiento.
Cómo hacerlo,
al menos, he amado.


Mayo 2004


Ana María Fuster Lavín


Del poemario inédito Anónimos y Clandestinos

miércoles, septiembre 06, 2006

Desde la ciudad de las sombras 24: llega desde Italia -Latebiosas


¿Por qué tenés que estropear siempre todo?


Era media noche, una profundamente tranquila, en un septiembre igualmente tranquilo; y ella estaba muy cansada, como si todo el peso del universo, del mundo, se hubiese puesto a gravitar sobre sus espaldas; cansada como si la estructura entera, compleja y complicada del teorema de Gödel y su resolución hubiesen fracasado sobre su cabeza... Decidió bajar a la playa.

Siguió la línea de sus pensamientos, las huellas horizontales de sus reflexiones que buscaban un baricentro constante que le permitiera caminar siempre de manera recta...horizontal como era el escenario del cielo que caía en el mar, en una indefinición plana: un panel negro, inmenso, eso era para ella el cielo...y un enorme círculo de cartón de leche, pegado a la derecha, la luna, blanca, anónima, apática, calma, sin alma...la arena cruelmente luminosa como esa luna...

Miró ese silencioso panorama bicolor y bidimensional....¿bicolor? El blanco y el negro no son colores, se regañaba a sí misma, sonriéndose con bondad...y ¿bidimensional?, ¿panorama, realidad, mundo bidimensional?

Dio un paso en la arena cristalina y se detuvo en el punto en que el mar acaricia la tierra, como un amante tierno después de la pasión.

Sus pies mojados...¿bidimensional? No. Para ella la realidad siempre había sido unidimensional: su dimensión, la única, blanca como su piel, clara, luminosa como el sol, como una idea recta...Para ella no existía el negro, ni el norte y el sur, ni el acá-allá, ni esto ni aquello: su mundo era suyo, sin diferencia a turbar la superficie de sus afirmaciones; ninguna negación, todo igual. Todo era blanco, verdadero, cartesiano. El mundo entero descansaba sobre coordenadas x y, por lo tanto, si algo era así era porque así debía ser. Este mundo era mejor del mundo mejor de todos los mundos posibles. Las x y nunca se equivocan.

Sin embargo, nunca había pensado que el punto puesto en un plano cartesiano es, sí, una entidad lógica, pero apoyado en coordenadas reales, exactamente como sus pies en la arena....

...y de repente....un dolor......fijo, puntual, directo en el corazón, una puñalada helada y un hormigueo que, desde los pies, subía por su piel blanca, deconstruyendo, desmontando su cartesiano punto de apoyo...

¿Qué es eso? Miró los pies que estaban tomando espesor en el agua...redondos dedos, acariciados por el agua, el sensual movimiento de la arena que circunnavegaba sus talones, los tobillos, lentamente...suavemente...tomando forma de carne...todo...el agua...su pie....su carne...el agua...el agua...agua...
Por primera vez sentía algo: placer...por la primera vez sentía sus pies...Salió inmediatamente del agua....corrió....se paró...

Los miró...

Claro, decía, el agua fría ha causado el principio de un proceso de...¡Cállate! ¡Siente!

Estaba entrando en el pánico...y entró en ello cuando levantó los pies y miró la parte de abajo, aquella parte que a casi nadie interesa ver...empezó a frotar con las manos, desesperadamente....pero nada: las plantas de sus pies se habían vueltas negras...no, no exactamente negras...eran sombras, sombras grises que teñían su piel, unas ligeras sombras grises, homogéneas, delicadas, olvidadas pero presentes.
Puede ser una ilusión óptica...la luna crea, con su luz, una sombra que, con la inclinación del pie...entonces, por debajo...¿o no?

Volvió a correr hacia el agua, y se mojó las manos para lavar esas horribles manchas... pero...oh...oh...dioses...que maravillosa sensación...con los pies y las manos jugaba, haciendo pasar el agua entre los dedos, gozando de esa caricia sensual, moviéndose, girándose suavemente, como un árbol en el viento, lentamente, levantaba el agua y reía, reía, reía...

De repente....miró sus manos y salió, corriendo, del agua..se viró con las espaldas a la luna para mirar mejor...esas terribles manchas también allí...¿en las manos?
¿Posible que sea el agua?....¿Otra odiosa base naval que nos ha contaminado? Tiene que ser una reacción al...¿¡ Pero, querés callarte ya!? ¿Por qué tenés que estropear siempre todo? (como le había dicho su ex marido, el día en el que se había ido de casa para vivir con una mujer de veinte años más joven que ella....¿Qué tiene ella que yo no tengo?...Está viva, fue la respuesta).

No era una ilusión óptica. Se fijó en su sombra proyectada en la arena: no tenía ni manos ni pies...

Se viró...miró intensamente el mar...empezó, caminando lentamente, a desnudarse: un arrebato repentino, rápido, una mano que le agarraba el corazón, corazón que dolía, despertaba, violento, brutal...visceral pasión, pasión, encendida pasión...y sus piernas querían correr para nadar en el viento, en el agua primordial del intercambio del calor. Por primera vez, como una bacante, pedía que alguien bebiera de su amor, y tiraba sus nervios como una cuerda y bailaba, bailaba, entrando en el agua...lentamente, sintiendo el placer de dos brazos tibios que rodeaban sus muslos, que subían hasta la cadera...y se dejaba llevar por ese dulce movimiento en el que deseaba, deseaba acuclillarse, empaparse; ese movimiento al cual quería ceder su cuerpo, abandonándose, por una vez, completamente, y completamente entregándose...cerrar los ojos y dejarse ir...lentamente...los brazos grises, grises como su sombra que ahora teñía su piel toda, la abrazaba y la amaba...y ella subía, con el agua, hasta el pecho, el cuello, los labios, los ojos, el pelo...

Desde entonces ella habla con su sombra. Era la noche del 27 de septiembre.

Latebiosas
escritora italiana


Visita el Blog de la autora con extraordinarios poemas y cuentos en italiano

Aiutami, Schopenhauer!!!!!!
En:
http://latebiosas.blogspot.com

viernes, septiembre 01, 2006

Desde la ciudad de las sombras 23 : Mar


Amantes en las sombras

En las noches de luna llena
se escapan de sus dueños
bajo la luz se contemplan
entre palmeras escondidas
escuchando olas melodiosas
que encienden sus miradas
floreciendo rosales
en sus corazones.

Buscan en sus ansias
despertando sus razones
volando entre senderos
en el horizonte infinito de sus sueños
embelesados dibujan
caricias sobre sus pieles
en sus noches desveladas
entre pasiones entregadas.

Dulce espera noche tras noche
la dicha de su encuentro
testigo las estrellas
agrupadas en sentimientos
que iluminan los momentos
cuando nuestras sombras
se aman en silencio.

-Mar

poeta puertorriqueña


Gender: female
Astrological Sign: Leo
Location: Puerto Rico


Visita el blog de la poeta

Palabras del Mar

http://palabrasdelmar.blogspot.com/