blog de la escritora puertorriqueña Ana María Fuster Lavin --gestión cultural, cuentos, poesía, ensayos, fragmentos de textos y vivencias desde las sombras de una ciudad silente-- “Tengo miedo de mi voz y busco mi sombra en vano. ¿Será mía aquella sombra sin cuerpo que va pasando?...” Xavier Villaurrutia
miércoles, noviembre 29, 2006
Carlos Esteban Cana en el Día Internacional contra la Violencia de Género
Breves y sencillas reflexiones acerca de una epidemia
Especial para Bocetos de una ciudad silente
por Carlos Esteban Cana
Este fin de semana se celebraba en diferentes partes del mundo el Día Internacional Contra la Violencia de Género, y ayer era asesinada en Puerto Rico otra mujer. El absurdo se amplifica cuando vemos que el asesino, su marido, se desempeñaba como policía.
Me pregunto cuál es el mal endémico que hace que un integrante de una pareja le quite la vida a la otra. Sin lugar a dudas es evidente la deficiente educación que tenemos en lo que se refiere a derechos humanos. También adquiere relieve la distorsionada visión sobre lo que es amar.
La conclusión que nos arrojan las estadísticas son obvias: en el País la violencia de género es una verdadera epidemia. Sólo basta con hojear los periódicos, ver o escuchar las noticias ya sea en televisión o radio, para darnos cuenta de la dimensión del problema.
Y lo triste es que ningun@ de nosotros estamos exent@s de responsabilidad, directa o indirecta, sobre la magnitud de esta enfermedad que arropa nuestra sociedad.
A veces da la sensación que el ser humano no se ha dado a la tarea* de conocerse profundamente y ver lo que nos une y lo que nos diferencia (viendo la diversidad como algo positivo). Se hace urgente emprender un viaje cognitivo, para desaprender aquello que contribuye a esta continua agresión, y sintonizar con otros saberes.
El modelo patriarcal y machista, en gran parte, nos ha sumergido en un lodazal en el cual chapoteamos sin mayor esperanza. Creo que por tal razón muchas personas, sin embargo, intuitivamente, se han ido acercando a otro modelo que se acerca más a lo que se atribuye al arquetipo femenino y promueve una vida diferente en el que se privilegian otros valores.
Hay quien piensa que se ha caminado un largo trecho. Se ha dicho que con las Declaraciones , Convenios, Conferencias y Pactos efectuados se ha logrado corregir la situación de desigualdad y garantizar la protección de derechos humanos, pero la realidad es que resta mucho por hacer, como apunta la Lcda. Ixa López en su libro “Violencia contra la mujer”.
Esta tarea* es una que deberíamos realizar cada día de nuestras vidas. Más allá de las contradicciones que nos habitan, el reto está en nuestras manos y en eso se no va la vida.
**Cuadro de Picasso
Honrando la erótica este sábado en Ponce, Puerto Rico
Lectura de Poesías y cuentos (cortos) eróticos
En la Pocilga
Sábado, 2 de diciembre de 2006
8 pm
Participarán:
I.
Carlos Roberto Gómez
Beatríz Navia
II.
Participación del público
Coordinan:
Orlando Planchart – Beatríz Navia – Carmen Rivera
La Pocilga - Rincón cultural en Ponce.
Esquina calle Campos y calle Buenos aires. Bo. Bélgica
En la Pocilga
Sábado, 2 de diciembre de 2006
8 pm
Participarán:
I.
Carlos Roberto Gómez
Beatríz Navia
II.
Participación del público
Coordinan:
Orlando Planchart – Beatríz Navia – Carmen Rivera
La Pocilga - Rincón cultural en Ponce.
Esquina calle Campos y calle Buenos aires. Bo. Bélgica
miércoles, noviembre 22, 2006
La paloma (Réquiem-Segundo Lugar en Certamen del PEN Club para las publicaciones del 2005)
La paloma
“...ningún hombre puede vivir donde habita una paloma, una paloma es el compendio del caos y la anarquía... un ejército de palomas te asediará, ya no podrás abandonar tu habitación, te morirás de hambre, te ahogarás en tus propios excrementos...”
La paloma, Patrick Süskind.
«Una paloma negra exangüe a la entrada de su casa era la revelación del último sello. El profesor abrió la puerta de la casa y cayó muerto. Fin.» Esta novela no pare más, puedo apagar la computadora y salir al ritual… El reloj marcó las 2:00AM; había terminado mi tercera novela: El último sello. Llevaba tres novelas episódicas, sin explicar lo que era ese llamado último sello, algún día se me revelaría el misterio de su laberinto en el que los recuerdos, sueños y pesadillas eran una misma experiencia, decodificaría ese lado oscuro, aunque eso marque el final de mis best sellers. Sentía una sensación de agotamiento y euforia, llevaba seis meses sumergida en el manuscrito, terminarlo era liberarse del encierro que llevaba noche tras noche, las propias palabras me iban amarrando al teclado de la computadora. A veces percibía que los personajes tomaban vida y sus sombras danzaban en mi habitación mientras escribía y me iban susurrando sus terribles secretos. Terminar cada novela los exorcizaba y podía descansar tranquila durante par de semanas hasta que comenzara a elaborar otro texto.
En la mañana tenía que despertarme muy temprano para pasar por la editorial a entregar el manuscrito y luego ir a la oficina, pero tuve la necesidad de tomarme una buena copa de vino y fumarme un cigarrillo. Era parte de mi ritual cuando terminaba de escribir una obra. Me di un refrescante duchazo y me puse un mahón ajustado con el gistro rojo sobresaliendo, una camisilla negra que trasparentaba mis sostenes de fuego, unas botas negras de cuero y salí a la barra de la esquina. Después de todo, tenía que celebrar esta pequeña victoria, y si era acompañada, mucho mejor.
No es que vaya con demasiada frecuencia al bar cercano a mi apartamento, sólo cuando termino una historia y quiero brindar con algún desconocido. Quizás un rato de placer en una esquina oscura, si la cosa se ponía buena en mi apartamento... pero, por principios, no lo volvería a ver o lo ignoraba, como ellos suelen hacernos.
Llegué y pedí una copa de tinto. Sólo había una pareja besándose tras el billar y un hombre joven al final de la barra que jugaba concentrado con un reloj de arena. La nube de nicotina no me dejaba ver su rostro, sin embargo lucía muy atractivo. Afortunadamente esa noche la bartender era mi amiga Ester.
—Vienes por mí o terminaste de escribir algo. Mamita, este trago va por la casa, que las luces se apagan pronto y se quedan los espíritus. Cierro en media hora. —Me dijo Ester, sirviéndome una segunda copa de vino y encendiendo mi cigarrillo, sentí deseos de besarla, también sabía que podía ser un error.
—Estás linda hoy, pero estoy de cacería. Terminé de escribir una novela. Necesito liberarme, si no siento que los personajes se apoderan de mí, me da insomnio y todas esas pendejaces.—Le dije mirando de reojo al chico del reloj de arena.
—Por ti lo que sea. Ese es tuyo. —y señaló con sus largas uñas negras al joven y mirándome de reojo con las hormonas encendidas..
Nosotras habíamos tenido nuestra historia, pero no había funcionado, era sensacional en la cama y una amante muy leal. Sin embargo, sus celos, su pasión por la violencia, la sangre, sus extraños ritos góticos, me habían incomodado mucho, qué digo, me había cagado del sus en más de una ocuasión, de esos miedos que le joden la bellaquera a cualquiera. Esa historia ya había terminado. Pensé que esa vez ella no se molestaría, sabía que al concluir un manuscrito me gustaba dejarme poseer por un hombre y poseerlo. Aún así seguimos siendo amigas y siempre me complacía, me protegía y hasta en una ocasión golpeó tan fuerte a un hombre que me hostigaba, que le rompió tres costillas y le dejó una mano inútil. Estuvo dos meses en cárcel por mí, verdaderamente romántico
—En unos minutos vendrá a ti. Oye, sabes, que el profesor ese, el cabrón que te hizo sufrir tanto, le dio ayer en la tarde un infarto masivo al llegar a su casa. Venía de su estúpido vivero de aves. El desgraciado las pagó.—Me dijo riendo maliciosamente. Le sirvió un trago al joven del reloj de arena y le entregó un papel con algo escrito. Luego me quedé mirando una sombra en el piso.
¡La paloma! pensé, mientras un frío sudor bajaba por mi espalda, otra vez...
— Si te vas, cierra la puerta y baja la tormentera. Uno nunca sabe, yo salgo por atrás. Este es el último que pongo a tus pies, preciosa. Tú también me has hecho sufrir, pero por ti el mundo o la muerte.—Me dijo al oído, su voz me herizó la piel como cuando le daban aquellos ataques de celos en las noches de luna llena, y se secó las manos con un paño, luego se dirigió al almacén del negocio, apagó las luces y los letreros de neón, quedando el lugar casi a oscuras. La pareja que se había estado desfogando tras el billar ya se había marchado.
—Dicen que las palomas negras anuncian el final de una vida.—Susurró el joven que se había parado de su silla y dirigido tras mí, poniendo su reloj de arena entre mis muslos.
—¿De qué me hablas?- Le contesté, pero mis palabras ya se habían hundido en su boca. La pasión comenzaba a dominar todo mi cuerpo y mi razón, estaba tan mojada que ya nada pararía nuevos orgasmos.
—Eres escritora, he leído tus libros, eres terriblemente buena. Sabes, debería darte miedo lo que escribes. Hace tiempo que sigo tus pasos, descifro los misterios de tus textos más allá del tiempo, que podemos paralizar como este reloj de arena. Soy tu admirador, pero también puedo ser tu perdición.
No escuché sus últimas palabras, pues ya me había metido una mano entre el pantalón y sus dedos jugaban dentro de mí. Su voz me seducía y me producía escalofríos, aún no veía su rostro. Mis manos desinhibidas acariciaban sus cabellos. Estaba totalmente mojada, un orgasmo que me había nublado hasta la vista. Sus manos tomaron las mías y sin darme cuenta ya estaba abriendo la puerta de mi apartamento.
Al entrar y encender la luz de la sala, noté que se apagaba la de mi habitación, pensé que era parte de mi euforia y traté de no darle importancia. Sin embargo, escuché unas pisadas rápidas que huían por el pasillo.
—¿Oíste algo?—Le dije a mi acompañante, que acababa de poner el reloj de arena sobre la mesita de la entrada, junto a la puerta. Mi nuevo amante, a quien todavía no le había visto el rostro, se había sentado en el sofá y prendía un cigarrillo. Por unos segundos, mi corazón se heló al ver que el tiempo no bajaba en el reloj, sentí miedo, volví a oír pisadas y la luz de sala se apagó.
—Son tus fantasmas, mi querida escritora.—Me dijo con voz seductora, sentí miedo, pero poco a poco me fue seduciendo.
Nos quitamos la ropa dejando el rastro hasta la entrada de mi habitación. Cada vez tenía más frío, pero según nos íbamos besando y haciendo el amor, el placer se convertía en una eufórica paz. Su miembro estaba caliente, duro, inmenso y cerré los ojos, dejándome llevar en el roce de su cuerpo navegando en el mío.
—Siempre te he amado. Soy tu último sello, esa luz que revelará tu peor pesadilla.-La voz de mi amante se transformó en la de Ester, sin embargo sentía el miembro viril aún dentro de mí.
Al abrir los ojos, vi el rostro de mi ex novia mirándome fija con odio, poco a poco fui sintiendo su cuerpo de mujer sobre el mío, sus grandes pechos acojinados, sus delgadas manos con las uñas muy largas..., De pronto mordió mi cuello succionándome con fuerza. El terror se había apoderado de mis reflejos, inmovilizándome. Un riachuelo hirviente manaba de mi cuello y vagina. Aunque inmóvil, abrí de nuevo los ojos y vi a Ester vistiendo las ropas del hombre que me había seducido, y al voltearse ya no era ella sino él, sin rostro, sólo vi su sonrisa que me exhaló el último aliento. No sé cuándo me quedé dormida.
En la mañana sonó el despertador, lo oí replicar lejano, como yo estuviese perdida en un largo laberinto. Me levanté, sí, estaba sola, aunque en mi cama había rastros de la violenta madrugada y algo de sangre, pero me alegraba pensar que al menos estaba viva. Me vestí como pude, pues me sentía débil y adolorida; tomé el manuscrito y lo guardé en mi maletín para ir a la editorial.
Al abrir la puerta había una paloma negra, muerta. Luché contra mi cuerpo para no desmayarme. ¡Una paloma, el último sello! Miré hacia la calle, no había nada, sólo un gran destello que me deslumbraba y me causaba un gran dolor en los ojos y la piel. Miré mis manos, que iban desapareciendo, mi cuerpo transparentaba... Cerré la puerta, todo estaba oscuro, un eco, nada...
Ana María Fuster Lavín
de Réquiem (Isla Negra editores, 2005)
*****
Publicado en revista bilingüe El escribidor silente de Miami.
Galardonado un ritual apalabrado de amor y muerte en Puerto Rico
El libro Réquiem de la escritora puertorriqueña Ana María Fuster Lavín (Isla Negra editores, 2005) que ya cuenta con dos ediciones vendida fue galardonado con el Segundo lugar del Certamen de Cuentos del PEN Club de Puerto Rico para los libros publicados en el 2005. Réquiem novela cuentada, se compone de doce cuentos que conforman a modo de capítulos de una novela, un thriller donde el canibalismo social en que vivimos se hace latente, así como el espacio para la esperanza y los sueños.
El Primer Lugar en la categoría de cuentos lo obtuvo el libro Narraciones Apócrifas, también de Isla Negra editores, del autor dominicano Pedro Antonio Valdés, reconocido escritor y director de la Feria Internacional del Libro de Santo Domingo, República Dominicana.
El éxito de Réquiem, que va por su 2da edición casi vendida en su totalidad, se une a los premios recibidos por su primer libro Verdades Caprichosas (First Book Pub., 2002) que recibió premio del Instituto de Literatura Puertorriqueña en el 2003, para las publicaciones de ese año. Además, Isla negra editores anuncia la próxima salida del poemario El libro de sombras de la editora y correctora legal sanjuanera, esta tercera publicación de Fuster Lavín deambula en las profundidades del propio verso, los mitos, las calles de la ciudad con sus dolores, pasiones y seducciones, los miedos, el amor y la muerte. Será presentado a finales de enero 2007.
Elena Carrasquillo, redactora independiente
miércoles, noviembre 15, 2006
Desde el jardín de la dama duende (1995-2001)
DELIRIO A DOS MANOS
Mis manos están llenas de cúmulos,
lloviendo sobre una isla
huracanes de misericordia
en titulares de periódicos en blanco,
que predican la libertad de expresión
en una cuenta bancaria.
Mis manos están llenas de versos:
profanando ciudades,
corriendo contra el tiempo perdido,
decayendo en cunetas de sangre y fuego:
donde un niño llora orfandades
y los gobernantes nadan sordos en intereses;
donde un viejo rescata una caneca de ron
bajo el árbol de la justicia;
donde una mujer lucha por sus derechos
en g-string e implantes de senos;
donde otro abogado quiere ser el mesías
de boricua city en washintgon dc;
y una doctora defiende su patria
con su bandera estrellada frente a una escuela
sin libros, sin maestros, sin estudiantes.
Mis manos están cansadas
quieren tomar vacaciones
y regresar al silencio,
pero soy poeta
y los silencios gritan.
**********
ESPEJISMO
a la memoria de mi abuela Hortensia
poeta de la vida
En el abandono de un espejismo
o de un viaje sin final ni remedio
el insomnio se apodera de mi cordura
y una sombra danza delirante
devorando mi última gota de vida
en un vértigo claroscuro
que infarta mis poemas
y voy cayendo
girando
y me desvanezco
soy verso
soy letra
soy molécula
soy polvo
soy tan sólo un punto en el espacio
una idea naufragando entre la luna y tu mirada
un pensamiento dormido
el luto sacro de una mujer poeta
esperando la salvación eterna
alcanzando el silencio total.
*************
RENUNCIAR A TI
Renunciar a ti
es sentir que me falta el aire
y asfixiarme sin remedio
mamando el mofle de tu guaguita Mitsubishi.
Renunciar a ti
es rechazar esa única cerveza,
helado elíxir bajo el sol de las doce,
y convulsionar como beta fuera de su refugio de cristal.
Renunciar a ti
es morir una y otra vez
torturada por los programas talk-show
y desangrarme en vómitos en una cuneta.
Renunciar a ti
es autorrenunciarme,
estrangulando mis pensamientos
y echarlos en la nauseabunda letrina
que un camión del Gobierno drenará
y luego nos los beberemos
para estar juntos nuevamente.
***********
DIVAGACIONES CON CERVEZA
Cerveza, diosa que bautizas
el reencuentro de unos labios,
el estallido de nuestros versos.
Maná de esta hambruna
que sellan mis pensamientos lascivos.
Y esta misteriosa secta de poetas
excita la eterna virginidad de la dama duende,
que teme y desea una y otra vez
beber de esos esfervecentes orgasmos
que emborrachan mi cordura
con tus burbujas de libertad,
el credo de mis silencios
y la comunión de cuerpos astrales
del hombre que me habita
de la mujer que me seduce.
Quiero nadar en tu espuma
que me tienta,
me emborracha
y mis sueños son tus versos.
Y mis temores huyen en la letrina
hasta la mierda del más allá;
recuperando la pureza,
la sexualidad perdida;
amando a mi mujer furtiva
deseando a mi hombre presente.
¡Salud!
***************
Ana María Fuster
*del libro El jardín de la dama duende
versos primitivos
(poemario inédito bajo lluvias en crisis
y el alma en un pleno amor que ya no está)
lunes, noviembre 13, 2006
Agradecidos por versos de amor, amistad y vida
Nada en el amor, desde otra voz...
La noche del sábado 11 de noviembre estuvo llena de mágia, amigos, poesía. En nombre de los poetas Mairym Cruz Bernall, Carlos Esteban Cana, Amílcar Cintrón y el mío propio (Ana María Fuster) queremos agradecer a todos los amigos, poetas, familia, escritores, soñadores de la palabra y el calor humano por su asistencia y compartir una noche apalabrada, de amor, risas y lágrimas.
Un agradecimiento especial a la querida amiga Wanda Cortés, directora de actividades culturales de la Biblioteca Carnegie, por su generosidad inmensa, trabajo, ayuda y apoyo, sin ella, la actividad no hubiese sido posible.
Las fotos son de Yolanda Arroyo (blog--Boreales), una artista, escritora, un ser humano muy especial Además aprovechamos para felicitar a Yolanda por el premio otorgado por el PEN Club a las publicaciones del 2005 en la categoría de Novela por su obra Los documentados.
jueves, noviembre 09, 2006
Invitación a Nada en el Amor, desde otra voz...
NADA EN EL AMOR, DESDE OTRA VOZ
Recital a cuatro voces con:
Mairym Cruz Bernall
Amílcar Cintrón Aguilú,
Ana María Fuster
y Carlos Esteban Cana.
Sábado 11 de noviembre de 2006
Biblioteca Carnegie,
En el Viejo San Juan
7:00 PM
El evento será gratuito
Habrá sorteo y venta de libros
Poemas de los Autores:
I. Mairym Cruz Bernall
Con los ojos cerrados
Entonces ante mí todo lo que me hacía temblar
los ojos de los hombres que se masturban
el grito de las palabras
los dientes masticando carne
la boca cerrada presionando los dientes
correos, hebillas
palmas de las manos en las nalgas
los niños tomados como conejos
botando sangre por la boca
el ojo del revólver apuntando mi frente
cuando yo tenía nueve años
el machete en mi pelo largo
cuando yo tenía nueve años
la cama de pilares de la niña
el cura obligándola
cuando yo tenía nueve años
los ojos abiertos de mi madre
pegándome bajo la ducha
los ojos abiertos de mi esposo
despreciándome
con un odio paternal
la burla de mis hermanos
mientras crecía hermosa
y desconocida
Hay tantas clases de espejos
pero el dolor tiene sólo un nombre
Hoy mis manos se llenan de anillos
Y es el amor en ti lo que yo amo
y es la belleza en ti lo que yo busco
Para salvarme
II. Amilcar Cintrón Aguilú
Tatuaje
Trazar lo intrazable
cada palmo
cada esquina
dolorosa, permanente…
mi madre en la espalda
no la veo pero la llevo
una incrustración de lo insondable
en los poros de ausencia
¡o una declaración!
Un dragón
Juana Martínez
una rosa
Claudia González
una pulsera de espinas
unas esposas…
el rapeo a la social
para que diga que brego
un cuchillo sangrante
envuelto en cintas flotantes.
Llegas y dices: yo no voy a hacer eso
después lo haces
tal vez porque entonces
hay tantas cosas que recordar al cuerpo
Para empezar, ¡que es mío!
Aunque sea bordado a cicatrices
aunque me rompan el botón
tal vez…
porque es la última línea
antes de tocar lo intocable
más allá de los ojos perdidos y mojados
más allá de la rabia del después
Un alto marca las líneas de un niño
esperando un sellito en la libreta
una mirada de sorpresa
tras el escritorio
un oído para lo bello y lo horrendo
del otro lado de la piel
donde hay demasiadas cosas escritas
manchadas de mal y de bien.
III. Carlos Esteban Cana
Caminar
He querido caminar contigo bajo la lluvia
pero a veces
...eres primavera
a veces otoño...
y en ocasiones verano
éste
que corresponde a tus versos puede atestiguar
que nunca nunca nunca
has sido fría o blanca lejanía
los ciclos... lo sé...
sucede que los míos y los tuyos
aún
no han coincidido
los astros traviesos y juguetones no trazan la constelación necesaria
por eso nos miramos a la distancia
-yo fascinado-
a través de la bendita ternura que nos hermana
dices que aspiras a lo diáfano; tal parece que no te reconoces
invierte la ecuación
y eso tan hermoso que garantiza tu perversión
será evidente
me gustaría tomarte la mano
un domingo en la tarde
caminar hacia ti
frente a la playa
cuando ya se disipa lo anaranjado
y descubrirte
mientras el viento me disuelve lentamente
en tus sensibles espacios sacros
cuando lo oscuro se torna azul profundo
(la paradoja surge de inmediato: lo que se contiene es torrente;
me e x p a n d o como BING BANG en ti, mujer laberíntica)
y el sol, como tú, comienza a nacer
IV. Ana María Fuster Lavín
El camino de los amantes
La noche es larga cuando los amantes esperan
el tiempo de las mariposas
o las olas de la primavera.
La noche también es eterna cuando mi nombre es vida
y el tuyo renacimiento.
Caminamos de norte a sur
A través de palabras perversas de ternura
La miel y la espuma.
Tus pechos, mis dedos
tus deseos, mi pasión
tus olas, mi faro
tu nombre, mi silencio
Kronos delineó el tiempo de las gaviotas
Cuando volamos al centro de la locura.
¿qué más da?
también volamos libertades bajo la lluvia,
danzamos el verano de una vellonera sin final
o una sonata de otoño en nuestras manos,
pero el invierno pintó obituarios en tu alma..
Perdiste el rumbo y mis labios
el semáforo verde marcó tu partida
mi rojo sustantivo marcó la soledad.
Tan sólo la esperanza coincidió en el instante amarillo
en el intermitente vaivén de tu adiós.
Quizás al otro lado del laberinto encuentre mi voz
y el mapa me guíe a tu cuerpo de musa encantada
o te atraiga a mis anhelos de cantor enamorado.
hacia nuevas manos, las mismas manos
las nuestras…
para volver a nacerte
y volemos un dueto de cuerpos en el verso
con el alma al aire
hacia la libertad,
la nuestra…
a P.C.
Ana María Fuster
NADA EN EL AMOR, DESDE OTRA VOZ
Recital a cuatro voces con:
Mairym Cruz Bernall
Amílcar Cintrón Aguilú,
Ana María Fuster
y Carlos Esteban Cana.
Sábado 11 de noviembre de 2006
Biblioteca Carnegie,
En el Viejo San Juan
7:00 PM
El evento será gratuito
Habrá sorteo y venta de libros
Recital a cuatro voces con:
Mairym Cruz Bernall
Amílcar Cintrón Aguilú,
Ana María Fuster
y Carlos Esteban Cana.
Sábado 11 de noviembre de 2006
Biblioteca Carnegie,
En el Viejo San Juan
7:00 PM
El evento será gratuito
Habrá sorteo y venta de libros
Poemas de los Autores:
I. Mairym Cruz Bernall
Con los ojos cerrados
Entonces ante mí todo lo que me hacía temblar
los ojos de los hombres que se masturban
el grito de las palabras
los dientes masticando carne
la boca cerrada presionando los dientes
correos, hebillas
palmas de las manos en las nalgas
los niños tomados como conejos
botando sangre por la boca
el ojo del revólver apuntando mi frente
cuando yo tenía nueve años
el machete en mi pelo largo
cuando yo tenía nueve años
la cama de pilares de la niña
el cura obligándola
cuando yo tenía nueve años
los ojos abiertos de mi madre
pegándome bajo la ducha
los ojos abiertos de mi esposo
despreciándome
con un odio paternal
la burla de mis hermanos
mientras crecía hermosa
y desconocida
Hay tantas clases de espejos
pero el dolor tiene sólo un nombre
Hoy mis manos se llenan de anillos
Y es el amor en ti lo que yo amo
y es la belleza en ti lo que yo busco
Para salvarme
II. Amilcar Cintrón Aguilú
Tatuaje
Trazar lo intrazable
cada palmo
cada esquina
dolorosa, permanente…
mi madre en la espalda
no la veo pero la llevo
una incrustración de lo insondable
en los poros de ausencia
¡o una declaración!
Un dragón
Juana Martínez
una rosa
Claudia González
una pulsera de espinas
unas esposas…
el rapeo a la social
para que diga que brego
un cuchillo sangrante
envuelto en cintas flotantes.
Llegas y dices: yo no voy a hacer eso
después lo haces
tal vez porque entonces
hay tantas cosas que recordar al cuerpo
Para empezar, ¡que es mío!
Aunque sea bordado a cicatrices
aunque me rompan el botón
tal vez…
porque es la última línea
antes de tocar lo intocable
más allá de los ojos perdidos y mojados
más allá de la rabia del después
Un alto marca las líneas de un niño
esperando un sellito en la libreta
una mirada de sorpresa
tras el escritorio
un oído para lo bello y lo horrendo
del otro lado de la piel
donde hay demasiadas cosas escritas
manchadas de mal y de bien.
III. Carlos Esteban Cana
Caminar
He querido caminar contigo bajo la lluvia
pero a veces
...eres primavera
a veces otoño...
y en ocasiones verano
éste
que corresponde a tus versos puede atestiguar
que nunca nunca nunca
has sido fría o blanca lejanía
los ciclos... lo sé...
sucede que los míos y los tuyos
aún
no han coincidido
los astros traviesos y juguetones no trazan la constelación necesaria
por eso nos miramos a la distancia
-yo fascinado-
a través de la bendita ternura que nos hermana
dices que aspiras a lo diáfano; tal parece que no te reconoces
invierte la ecuación
y eso tan hermoso que garantiza tu perversión
será evidente
me gustaría tomarte la mano
un domingo en la tarde
caminar hacia ti
frente a la playa
cuando ya se disipa lo anaranjado
y descubrirte
mientras el viento me disuelve lentamente
en tus sensibles espacios sacros
cuando lo oscuro se torna azul profundo
(la paradoja surge de inmediato: lo que se contiene es torrente;
me e x p a n d o como BING BANG en ti, mujer laberíntica)
y el sol, como tú, comienza a nacer
IV. Ana María Fuster Lavín
El camino de los amantes
La noche es larga cuando los amantes esperan
el tiempo de las mariposas
o las olas de la primavera.
La noche también es eterna cuando mi nombre es vida
y el tuyo renacimiento.
Caminamos de norte a sur
A través de palabras perversas de ternura
La miel y la espuma.
Tus pechos, mis dedos
tus deseos, mi pasión
tus olas, mi faro
tu nombre, mi silencio
Kronos delineó el tiempo de las gaviotas
Cuando volamos al centro de la locura.
¿qué más da?
también volamos libertades bajo la lluvia,
danzamos el verano de una vellonera sin final
o una sonata de otoño en nuestras manos,
pero el invierno pintó obituarios en tu alma..
Perdiste el rumbo y mis labios
el semáforo verde marcó tu partida
mi rojo sustantivo marcó la soledad.
Tan sólo la esperanza coincidió en el instante amarillo
en el intermitente vaivén de tu adiós.
Quizás al otro lado del laberinto encuentre mi voz
y el mapa me guíe a tu cuerpo de musa encantada
o te atraiga a mis anhelos de cantor enamorado.
hacia nuevas manos, las mismas manos
las nuestras…
para volver a nacerte
y volemos un dueto de cuerpos en el verso
con el alma al aire
hacia la libertad,
la nuestra…
a P.C.
Ana María Fuster
NADA EN EL AMOR, DESDE OTRA VOZ
Recital a cuatro voces con:
Mairym Cruz Bernall
Amílcar Cintrón Aguilú,
Ana María Fuster
y Carlos Esteban Cana.
Sábado 11 de noviembre de 2006
Biblioteca Carnegie,
En el Viejo San Juan
7:00 PM
El evento será gratuito
Habrá sorteo y venta de libros
miércoles, noviembre 08, 2006
Toque de Poesía--Jueves 9 de Noviembre de 2007
El ciclo Toque de Poesía
conducido por Etnairis Rivera
con el auspicio de la Oficina de Actividades Culturaleas
y el Departamento de Español
de la Universidad de Puerto Rico en Bayamón
presenta el poemario de
Ana María Fuster
El libro de las sombras
Isla Negra Editores 2006
Y lectura de su poemario inédito
Palabras embotelladas:bitácora de un exilio
jueves, 9 de noviembre de 2006
11:30 a.m.
Salas de Audiovisual del Centro de Recursos para el Aprendizaje
UPRB
*Foto por Vicente Rodríguez Nietzsche
*El libro de las sombras está en imprenta.
conducido por Etnairis Rivera
con el auspicio de la Oficina de Actividades Culturaleas
y el Departamento de Español
de la Universidad de Puerto Rico en Bayamón
presenta el poemario de
Ana María Fuster
El libro de las sombras
Isla Negra Editores 2006
Y lectura de su poemario inédito
Palabras embotelladas:bitácora de un exilio
jueves, 9 de noviembre de 2006
11:30 a.m.
Salas de Audiovisual del Centro de Recursos para el Aprendizaje
UPRB
*Foto por Vicente Rodríguez Nietzsche
*El libro de las sombras está en imprenta.
miércoles, noviembre 01, 2006
Monólogo para un día de Halloween en Aguadilla
Madre sólo hay una
Los silencios de los muertos me quitan el hambre, pero ellos no lo entienden. Cuando huelo sangre, siento que las tripas me estrangulan y es que podría comerme a mi santísima madre, porque madre sólo hay una. Y ella es la única que siempre me entendió. Nací prematuro, enfermizo, todo me descojonaba: un mal aire, las frituras, la leche de vaca, el tomate y casi todas las frutas, pero ella pa´lante. Por eso mamé teta tantos años, y ella se aguantaba aunque la chupara tan duro que se le saliera hasta la sangre, me veía feliz y rosado, y suspiraba callada. Mami sabía cual era el remedio para mis debilidades. Ella siempre me defendía, como cuando a los diez años comenzaron a desaparecer los perros, gatos y hasta ratones de la urbanización, a la maldita chismosa de doña Lulú, le dio por decir que me había visto en las madrugadas merodeando y que me comía las mascotas. Y todo porque yo paseaba en las noches por la calle... Eso decía la maldita bruja, también desapareció, papi, que en paz descanse, dijo que a lo mejor se había ido a Nueva York con las nietas. Nadie sabe nada, papi tampoco lo supo. Sólo trabajaba y bebía, bebía y trabajaba, pero extraño. El día de su funeral descubrí la paz de los cementerios. En el barrio todos me miraban y en la escuela comenzaron a cuchichear sobre que las misteriosas muertes y no sé qué de unos rituales satánicos donde se bebían la sangre de las víctimas. Otros decían que era el mismísimo chupacabras, y comenzaron a decirme chupacabras, por esa mierda dejé la escuela a los quince años. Sólo mami me entendía y protegía, hasta hace par de días me dio teta de vez en cuando. Ahora estoy solo, diecisiete años y no queda nadie, tengo hambre, mami, tu lápida es humilde, me tendré que mudar, gracias mami por darme tu última gota de sangre, es que madre sólo hay una…
Ana María Fuster
*Gracias a los amigos profesores Leticia Ruiz, Alberto Martínez Márquez y Herminia Alemañy, y al estudiante Luis, por un día 31 de octubre tan maravilloso entre poemas. cuentos, la universidad y la playa junto a mi familia.
Fotos por Herminia Alemañy
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