lunes, julio 30, 2007

Desde el mundo de la erótica, parte 5 e intermedio para un cumpleaños-- Ana María Fuster







Bajo el signo de Leo:
Temporada de caza


"La sed se hizo animal constante en las pupilas"
Mayda Colón


Un pasillo conecta extremos:
vida y muerte
silencio y gemido
soledad y fricción
dos sombras llegan al escenario de hotel
las oyes, deseas retenerlas;
tan sólo observas a través de la cerradura.

Allí están,
las pisadas que feromonan a la hembra
que no se resiste a sus necesidades,
ha comenzado la temporada de la caza,
el hambre es insoportable.
La leona no sabe de dietas ni de ayunos,
tampoco de cerrar los ojos cuando tiene sed:
un manantial se acerca hacia sus pupilas.

Un hormigueo te recorre la nuca,
un eclipse marca la hora
y sigues observando:
la presa continúa su marcha,
busca redención, igual que tú,
pero él se hace manjar de hembra,
tímido va por su camino,
andante piú lento
que simplifica el silencio.

Se acercan los pasos,
desde la otra esquina, la leona se encuera,
se enlatiga,
se afila los dientes y garras,
también su espesura:
allegro ma non tropo.
El silencio aún no es profanado.

El encuentro de pisadas es inevitable,
la presa baja la mirada,
aún guarda rencores,
se arraiga a su ropa y prejuicios
como quien no ve que las hormonas le ordenan
y teme ser devorado por el impulso,
aún así, necesita liberar a sus soldados:
la cazadora lo sabe y le acaricia el centro de gravedad

En ese momento, ya te aterra
condenarte por aburrido
y abres su puerta:
la bienvenida es aceptada.

Estás desnudo,
ellos te miran, se acercan,
eres parte de esas sombras.
Llegó el momento
y la presa se hace animal, hombre, deseo,
da vueltas,
se quita tan sólo los zapatos
y la leona se vampiriza,
se encapricha se relame, te relame,
exige a la presa un sacrificio,
te mira,
sabes que estás en turno,
saca el látigo
y le arranca el cigarrillo de los labios.

Sangre nueva,
esa misma sangre excita a la presa,
también a ti que acercas tu lengua a su gota
y tu dedo a la gruta de la mujer
y la invitación al polvo es tan inminente
como la visión húmeda de la presa
que mira, arrodillado, desnudo,
hacia la negra espesura,
la vertical llamada de la domadora:
ella, saca las garras y se suelta el pelo,
toma la presa, le araña la piel y sube hasta su boca,
lo besa, se besan,
ambos te besan, los besas:
presa, sombra, y domadora se descubren,
se animalizan, se transforman,
se humanizan
igual que tú.

Ambos, tú y la presa,
se elevan erectos
bajo el sigo de leo/leona.
Licántropos ante la desnuda hembra
que los acecha, los lame desde la nuca:
piedad, uñas, piel y guarida.

Termina el conjuro,
la noche de cacería,
dos hombres y una mujer gritan bajo la noche:
miles de hombres se liberan,
la mujer les concede la salvación húmeda y eterna
es hora de dormir….


Ana María Fuster

Daños colaterales: verano del ‘67


“María José, es una niña”
Dr. Charles Llenza
1ro de agosto de 1967

Come on baby, light my fire Try to set the night on fire
Jim Morrison, The Doors



La noche aúlla ante mi espejo de sal
como estos cuarenta años de daños colaterales
de cuerpos sin alas
de sangre rebelde
a veces huyendo de las muertes irracionales,
o causando otras tantas;
afortunadamente,
no tuve la culpa de todas;
confieso que nací y murió el Che,
Violeta Parra, Ciro Alegría y René Magritte.

Fui la niña que en primavera quiso morir
para renacer un verano quince años después:
efectos colaterales del juego a mamá y papá;
ese juego libidinoso de los peces plateados en el laberinto perdido
juego que en lo sucesivo practicaron enmascarados;
en fin, soy la más pequeña de tres robándome la escena familiar.

Cuenta la historia los segundos de la manzana,
Así el árbol los sarcófagos de su raíz,
resultando ser necrofílica de ego inusitado
de costumbres unas aburridas, otras aberrantes,
otras que sólo son otras,
soy de maternal ternura y (per)versa manipulación.

En efecto,
era el año dorado del rock cuando nací;
así como nacieron The Doors, Sargent Pepper,
también Pink Floyd y su piper at the gates of dawn.

Innecesariamente desfloré el verano:
sentí el preciso momento de la luz,
saboreé la sangre liberada a mi paso;
mis dedos hurgaron la guarida por despedir
mi cabeza coronó la entrepierna maternal,
pobre mamá,
daños colaterales: una niña.

Aquí estoy,
diosa porno,
cazadora de palabras por descubrir
de historias por olvidar:
en ese calendario voy borrando los malos amantes
desde el año en que Ho Chi Min le escribió a Johnson
poco después el Surveyor 3 desvirgó a la luna,
así como Eusebio López se tiró a las trillizas del barrio
y luego el lechero se lo tiró a él.

Era el año internacional del turista
eso, según la onu,
y mi madre sudaba dolores de incertidumbre
al menos me ofrecía la leche de su ternura
y los escritores nuevas profecías:
cien años de soledad en un lugar sin límites
y Albert De Salvo no volvería a estrangular en Boston;
en el grito silencioso de la noche eterna
también nacieron Kurt Cobain, Olga Tañón y Pamela Anderson
como Sara Mantiel,
la draga amante de mi antiguo profesor de latín.

Nací escribiente mujer, desordenada leona
peregrina de cuerpos y sombras
apasionada de sueños, gaviotas y faros;
en fin, poeta, cuentista, amante, mujer
sobre todo: madre,
fiel a mis corazonadas
al amor, la palabra y los duendes
desde este paraíso a mitad de precio
hasta la eternidad de todas las noches

y hasta que la muerte final entre en mi palacio.


Ana María Fuster






miércoles, julio 25, 2007

Desde el mundo de la Erótica, parte 4 -- Mairym Cruz Bernall



Hacíamos el amor en una silla

Hacíamos el amor en una silla.
El tenía el pelo largo que me gustaba echar hacia atrás
el pelo largo que me gustaba oler
que me gustaba enredar.
Mientras me apretaba firme, sin movernos casi
en la silla -es difícil explicarlo-
fue algo más que sexo
era una silla y dos personas estando
sintiéndose
el uno entrando algo que se dejaba entrar en la una
y una simple silla de madera despintada
aguantando todo el peso de dos vidas, de dos culpas, de dos grietas.
Un hombre que no poseía nada pero que tampoco servía a nadie.
Una criatura miserable y libre.
Fue difícil desenredar su pelo de mi vida
su pelo largo, salvaje
el velo que le cubría la mitad de la cara
y me gustaba echarlo hacia atrás
para contar las astillas que le rozaban la frente.
Un hombre de pelo largo, salvaje
una parte de mi pasado muerto.
A veces, mientras hago el amor legal,
actuando en el teatro íntimo de mi cuarto
miro la silla
y pienso en la delicia que se sienta en ella
y siento que es en esta cama donde soy infiel.


MONOLOGO DE UNA MUJER CON HAMBRE

Alguna vez has tenido hambre de alguien, hambre de su cuerpo, de su aroma, de su aliento embriagado de deseos, alguna vez le has soñado, y tocándote la tocas, a ella, sus senos, su vientre, su vulva, la planta de sus pies, su pelo latigando tu cara, su sudor ungiendo tu pecho, y la volteas, y pasas tu lengua por su espalda hasta llegar a sus nalgas, la abres, la cierras, todo tú en ella, la vuelves a voltear para ver sus ojos mareados, idos en tantos mundos donde uno entra cuando tiene hambre de otro; de repente dice esa boca tu nombre y sabes que es sólo a ti a quien deseaba. Alguna vez has tenido esa hambre.

Mairym Cruz-Bernal
poeta puertorriqueña

Biografía Nació en Mayagüez, Puerto Rico (1963). Actualmente vive en San Juan, ciudad que ella adora y que lleva dentro de sí donde quiera que va. Poeta, editora y traductora. Tiene un MFA en Escritura Creativa de Vermont Collage con una especialidad en Literatura Contemporánea; además posee un BA en Psicología de Loyola University. Dirigió el grupo Puertas, importante movimiento artístico-literario de la década de 1990. Ha publicado: Poemas para no morir (1995), On Her Face the Light of la Luna (1997), Cuando él es adiós (1997), Ojo de loba (1997), Soy dos mujeres en silencio que te miran (1998), Querida amiga, querido amigo (en coautoría con el cantante Danny Rivera; 1999) y Encajes negros (1999). Tradujo al inglés Balada de la sangre de la poeta cubana Maria Elena Cruz Varela. En abril del 2003 dirigió y coordinó el Encuentro Internacional de Escritoras celebrado den San Juan, Puerto Rico. Mairym es una de las poetas puertorriqueñas de más presencia en la América hispana con una poesía potente, íntima, sensual y que hace un juego de espacios muy particular.





MAIRYM CRUZ-BERNALL
Invita


Celebramos la culminación del primer taller

TERAPIA GRUPAL Y CREACION LITERARIA

CON UN RECITAL de LITERATURA CONFESIONAL

"Porque lo mejor de la literatura viene de lo más íntimo, de la confesión. Los poemas, las memorias, se escriben de ese material escondido más allá de la conciencia. El poema es un viaje interno que podemos hacer juntos, para resistir los miedos…” mcb

LUNES 30 DE JULIO DE 2007

7PM CHATEAU ROUGE
leerán

Cheryl Vélez Calero

Stefan Antonmattei

Jessica Crespo Molina

Karen Joglar

Emilio del Carril
Carlos Esteban Cana

Mayda I. Colón Pagán
Yolanda Arroyo Pizarro


Brindis

lunes, julio 23, 2007

Desde el mundo de la erótica, parte 3: Marioantonio Rosa


UNA ESCALERA PARA DOS

Fuerte
me quedo en tu boca
leche nocturna
paraiso de dos candelabros y un sueño
parece que dos senos en mi boca estrellean
abren otra leche invisible
eres invisible humedecida
me llenas las manos de crema para gaviotas

se grita, sólo para pensar la vida

esa noche se hizo para muchos dias
te rompo las lunas del insomnio

y todas las almas que vestimos
se hacen a la blancura de un espejo.

Marioantonio Rosa

poeta, crítico literario puertorriqueño


Cuadro de E. Munch

jueves, julio 19, 2007

Desde el mundo de la erótica, parte 2: Daniel Torres


Clavándote


Méteme tu verga por ojos, nariz y boca.

Pásamela por entre las nalgas

bajando por la espalda lentamente

clavándome de golpe hasta el ñame.


Muévete al unísono conmigo.

Déjame llevarte hasta el país del sinsentido.

Apretarte en la embestida.

Sacarte toda la leche que se viene

y se derrama mientras el culo queda exhausto

en el escozor de la postmetida.


Tu verga dentro se extasía en los espasmos.

--"¿Quién posee a quién?"-

te pregunta ensimismado

entre los jugos y el sudor

del rendimiento de los cuerpos al amor.

(Deja que te huela)


Daniel Torres

Nacido en Caguas, Puerto Rico, en 1961. Daniel Torres es poeta, narrador y crítico literario. Participó en la revista-colectivo Filo de juego (1983-1987); importante publicación de poesía universitaria que congregó a una parte significativa de la Generación de Poetas de los Ochenta. Ha publicado dos poemarios: Los siete poemas de Cariño (1998), Fusilado Dios (2000) e Invasión de ternura (2004). Este último mereció el Segundo Premio del PEN Club de Puerto Rico. Torres es el autor de la primera novela gay boricua sobre el SIDA, Morirás si da una primavera (1993; Premio Letras de Oro). Su primer libro de cuentos Cabronerías: historias de tres cuerpos se publicó en 1995. Como crítico e investigador literario, Daniel Torres ha producido varios libros sobre diversos aspectos de la literatura hispanoamericana, siendo el más reciente En filigrana: Ensayos sobre poesía colonial y contemporánea en Hispanoamérica (San Juan: Plaza Mayor, 2002). Tomado de http://www.geocities.com/poeta_invitado/daniel_torres.html
También publicó en el 2006, bajo el sello Isla Negra, Mariconerías: escritos desde el margen

Foto por Jack Pierson

domingo, julio 15, 2007

Desde el mundo de la Erótica- parte 1 Ana María Fuster



El espejo de Géminis


“Cuando estoy debajo de ti
La tierra se hunde

Se confunde con las tinieblas…”

Rey Andújar



Cómo descubrirnos:
esos minutos desde mi cuerpo
alcanzando el cielo que no eres tú,
sino mis manos profundas.
Debajo de ti soy yo;
el más profundo reflejo
de mis caderas, mi espalda
mi piel que se eriza entre los muslos
cuando la punta de mis dedos alcanzan el néctar.

Cómo explicarnos:
que desnuda bajo el espejo
soy geminiana, mi amante perfecta,
debajo de mi soy nosotras
pubis angelical bajo el tuyo
para nos hundimos en las tinieblas
en la gruta mágica una y otra vez
observándote observándome
desde la cima de nuestros pechos
hasta ese gemido sudoroso sólo mío.

Cómo describirnos:
inmortales impulsos imantan ingenuas imágenes
soy yo desde mi deseo sin otro ni otra
bebiéndote desde el recuerdo
mientras nosotras duales horiverticales nos bebemos
sin palabras, sin poemas,
sin romances ni mentiras
ni tinieblas ni ego-eros feromonados
sólo alcanzarnos hasta la próxima bienvenida y muerte;

cómo explicarnos que eres tan sólo en mi reflejo

cómo no desearte, como no desearnos...

Ana María Fuster Lavín

viernes, julio 13, 2007

Leyendas de Misterio, a la venta en Santillana y en Librerías escolares


Ediciones Alfaguara, infantil y juvenil:


Leyendas de misterio

escritas por Ana María Fuster Lavín


Ilustraciones de María de Jesús Álvarez


Edad: Desde 10 años


Estos relatos están llenos de eventos misteriosos. En uno, el repique de las campanas de un viejo ingenio siempre presagia una desgracia y, en el otro, a un pueblo le suceden cosas terribles por no hacerle caso a uno mago que las pronosticó.


ISBN: 1575818647

martes, julio 10, 2007

Miguel cumple 6 años el 20 de julio!!!

para Miguel

Mi niño se viste luna y amaneceres
es cangrejo persiguiendo su sombra
un reloj de arena pinta sus pisadas
y siento que el mundo gira en mi pecho
así como sus rizos me encaracolan en una sonrisa.

Lo miro, se ríe
me río, me abraza
y nos fugamos en alas de gaviota
viajamos a la guerra de las galaxias
para comprar una estrella
y observarla desde la ventana.

Mi niño se viste de ríos y mares
sueña despierto árboles azules
mariposas de vainilla y chocolate
me pinta un arcoíris de marcianos y dinosaurios
para colgarlo de mis manos y escribir poemas.

Llega la noche
Se ríe y lo miro
lo abrazo y se ríe
nos abanicamos de sombras
hasta quedarnos dormidos
y en la mañana un beso

para volver a soñar…

tu mamá

Ana María

jueves, julio 05, 2007

Bitácora: Cómo sobreviven 20 puertorriqueños en la FIL Dominicana 2007





















Delegación Puertorriqueña de Isla Negra sobrevivie en la feria dominicana del libro 2007








por Ana María Fuster Lavín

Somos carne, sangre, emociones y palabras navegando en un barco de papel hacia cualquier destino. Eso pensaba con la mirada hacia la pequeña ventana del avión; que me transportaba de nuevo a la enrutinada cotidianidad, donde me esperaba otro enfrentamiento con un viejo amigo. Loca, estúpida, frustrada no resulta un buen tríptico para dedicarle a un ser querido, pero fue el ramillete que recibí esa noche ya boricua, creo que se trató de una pesadilla próducto del combustible o las vibraciones del avión. ¿Podemos compaginar el arte con la castración? Amamos, luego escribimos.

Cinco días en la Feria del Libro Dominicana fueron un oasis junto a la delegación de veinte escritores puertorriqueños timoneada desde la isla negra por el poeta y editor Carlos Roberto Gómez. En quisquella enmofongamos nuestras santísimas dietas, sin piedad ni prejuicios de imagen, raza, género, creencias o descreencias; nuestra constitución fue transformada en la amistad más allá de cualquier pero o mezquindad, con la literatura siempre en las manos y el corazón; así como volar, navegar, amar hasta el último centímetro del deseo y sentirse querido hasta en una carcajada. En la feria pude ser la corsaria del pañuelo rojo: un hembrón, poeta, soñadora, gótica, confidente; pude presentar mi poemario de sombras sudando versos, pero viva y llena de amor; y la palabra necrofilia --culpa del profesor y poeta José Manuel Maldonado Beltrán y una entrevista que me realizó para la revista Luciérnaga-- que tanto usamos en broma, era esa pasión por amar la muerte de todos los dolores del alma y renacer con mis amigos. Eso desestupidiza a cualquiera.

¿Patifonfo, camarofongo, longuifongo, minifongo y hasta mofongo no-chicha (el que se comió cierto español)? Ese fue nuestro menú de la primera noche, luego de la sublime presentación del grupo sotanero en la FIL (junto a Federico Irizarry, Carlos Vázquez, David Capiello y Juanmanuel González, a cargo de los escritores –en el mismo orden—Pedro Cabiya, Juan Antonio Rodríguez, Marioantonio Rosa y Carmen Zeta). Cualquier fongo de acuerdo con las necesidades del hambriento escritor y de su sed, pues los brugaleros, presidentes, frutiles (per)versiones licuadas, y para los más clásicos un 7-up. Nota a los lectores, cuídense de las recetas mofongueras del editor melenudo de Luciérnaga, Gilbert Louzao, una delicia para la gastritis… Esta era la apertura a una gran aventura dominicana para la veintena de escribidores ante el banquete por llegar.


Loca… lo soy, y aunque me retumben los ecos hacia el mundo de los intrapensamientos esa comunión antropoética (para volverle a robar el título del poemario a Capiello, el escribirá sus peripecias en el ferry) nos salva. El viernes de la feria transcurrió con sus anécdotas, diversiones y horrores choferiles; Carlos Vázquez vio la cruz par de veces; Alberto, Ángel Rosa y su Lidia por poco infartan pero sobrevivimos más allá de los huevos de dinosaurio, que fueron puestos para sabotear la bíblia (según un estudiante fundamentalista de Martínez Márquez) y hasta el momento cinematográfico cuando sonó el himno a las diez de la noche y todo se detuvo hasta el merengazo y las pisadas. Carlos Roberto nos cantó el himno; por otro lado José Manuel se erizaba recordando por alguna razón algún paredón de fusilamiento (majo, estamos en la República Dominicana, y F. murió en el 75). Por su parte, el Gilbert Louzao, como de costumbre, con un gesto calladamente irónico. Y es que el Caribe es rico en sus contrariedades.


Los días de promoción y prensa no se quedan atrás, pues levantarse a las cinco y media de la madrugada después de una noche de bohemia es bastante fuerte; todo por amor a la palabra y solidaridad al editor, no sólo al paredón del silencio, esa sería la muerte de nuestra misión. Así que a sobrevivir y a las seis de la madrugada desayunábamos Carlos Roberto, Alberto, Carlos y yo; nos dividimos en parejas. De tabúes, buenas y males palabras, prejuicios, cabizbajismo, blablablás estamos curados. En el programa de radio hubo problemas para mencionar el título del libro que de sutilezas nada, pero de censuras tampoco, igualando el primitivo anzuelo de la conductora radial cuando intentó pescarme para que hablara mal de Luis López Nieves. Antes muerta que sencilla, digo...


Defendí al susodicho colega y me gané su mirada hostil; tampoco se despidió. Entre maquillaje, bombones y cámaras nos fue mejor, no sólo el entrevistador era un adonis nocturno sino que nos dejó hablar, preguntó sobre nuestras obras y mencionó varias veces el título del libro de mi compañero, Mariconerías, mariconerías, claro que sí… soy muy caprichosa. Al regreso me di la consabida Presidente de las diez y media con Marioantonio.

Esa tarde teníamos misión, la presentación de Aún de nuestro querido capitán, a cargo de Mónica Volontieri. Con fama él de caminar con los codos, fue una tierna y emotiva demostración de amor, la de Carlos Roberto, que culminó con una convocatoria estudiantil frente al local, stand, kiosko, refugio (o todas las anteriores, de Isla Negra), el poeta-editor le obsequió a los chicos con libros de la editorial y las firmas de sus autores; nos tomamos una foto con ellos, así que cualquier anuario escolar contará con la intromisión de un apalabrado grupo boricua.

Locas, sí, somos muchas y de géneros, colores y pasiones divinamente diversas. Faltaba nuestra gran dama que encontramos en la librería Thesausus, sentada hermosa, regia de negro, abanico de encajes y copa de vino blanco, nos sonrió recatada y una mirada cómplice, impresionados el grupo y enamorados de Lizza Fernanda, que tendría a cargo la presentación de Mariconerías, de un lacónico escritor puertorriqueño, y paso seguido, un panel muy interesante como preocupante Situación y perspectiva de los Gays... en RD. Conclusión final: la intolerancia institucional y eclesiástica sigue persiguiéndonos e idiotizando al pueblo. Esa noche se unieron al grupo los amigos poetas Rey Andújar, Basilio Belliard, Mayda Colón y Ángel Matos.
¿Cuántos somos? ¿Todos van? No sigan jo… y organícense. Octava vez que Carlos Roberto pregunta y par de kamikazes quisquellanos disfrazados de taxistas nos dirigimos a la penúltima misión de la noche. Luego terminamos en casa de Mónica con su hermosa y divertida hija, entre mares de cerveza, vino y un clásico manjar caribeño: pizza. El club de los fumadores se acomodó en la marquesina, los demás entre los sofás de la sala, y hasta compartíamos a través de las ventanas, bajo un techo donde danzaba una salamandra o bajo las estrellas de libros y versos.
Regresamos primero Nelson y Carmen; otros más buhiles se quedaron, los del medio tuvimos encuentro con la cruz de Carlos Vázquez, David Lind –pintor al fin—observaba, también el filósofo del grupo Gilberto. Necrofilia, y José Manuel Beltrán seguía bromeando, necrofília, y Lind reía silente, necrofilia, y nos apiñábamos en los asientos. Marioantonio clandestinó media botella de vino y algunos versos en mi cartera. Juan, el guardián del tinto, sumaba los pesos dominicanos bajo la oscuridad. El realismo quedó fundido en el llamado de Ángel Rosa a Lidia, el amor colapsó la risa y las protestas; ah, les prometí un cuento a ambos, no te quedes Lidia. Esa noche había que descansar, pero conversé con Mayda hasta el amanecer, poesía y risas.


Sábado. Imposible resumir ese día de 24 horas infinitas e intensas, pero sólo tengo cuatro cuartillas para esta crónica de una cuentera dizque gótica, y recuerdo que mi pareja se arrepintió de propinarme un frustrada… Luego de darnos un impresionante desayuno y Carlos Roberto leernos de nuevo la lista de presentaciones sabatinas: la conferencia de Ángel Rosa, Eugenio Cuevas, la mía todo un sudor y sacrificio, me encantó… (aunque coincidió con la del Che y Elizam, hubo sus truenos), la de Alberto Martínez (a cargo de Carlos Vázquez), la conferencia de Juan Antonio Rodríguez, la presentación de Ángel Rosa, todo muy hermoso y proper, pero lo mejor vino después… ¿Frustrada? Not.

¡Y llegó la noche! De nuevo, CR, qué hacen allí, muévanse, los del recital de poesía a los taxis, y el lío de unos pa’qui otros pa’llá, las risas, las anécdotas, por allí va Taty Hernández, que los que fuimos a la lectura de poesía en la Zona Colonial.


Llegamos y Juan perdió su billetera en la feria. Llegamos y Mayda lucía sexy en la barra. Llegamos y Nelson y Carmen también estuvieron allí. Llegamos y Ángel Matos fue el anfitrión. Llegamos y estaba Patricia Minalla. Llegamos y Capiello con sus poemas, vino en barra, seducía una sombra. Llegamos y Federico abrió la lectura. Llegamos y Juan Manuel la siguió. Llegamos y leyeron poetas dominicanos. Llegamos y bebimos Presidentes juntos. Llegamos y también Ana María leyó erotismo y muerte ¿quién, yo? ups… ¿necrofilia? Llegamos y Alberto tronó el lugar con versos en ritmo de jazz. Llegamos y Rey también sedujo la palabra. Llegamos y Mayda arrasó la noche. Llegamos y luego nos fuimos.

Escritores puertorriqueños sueltos en la madrugada (ya dominical) por las calles quisquellanas; nos divertimos, hablamos, Federico alucinaba, los corillos nos dividíamos y encontrábamos, también Capiello. Por las calles nos encontramos con Vanesa Dross, bailando un merengazo a José Luis Vega, parecía la gran fiesta sin local de lujo. Y de repente dieron las dos. Toque de queda. Sin saber cómo, caímos Juanma, Zuleyka, Alberto, Federico y yo en el carro de Rey hacia un mundo clandestino, en un patio interior lleno de seres bohemios multiculturales rodeados de espíritus destilados. Alberto estubo a cargo de la entrada triunfal, con pie –incluyendo zapato nuevo—en una fuente. ¡Silencio, llegó la polícia! Allí con el agravante de la cerveza, el ron y la ginebra, reíamos silenciosamente asustados, nos pasó la vida en un segundo, hasta el amanecer con Rey cantándonos. Y hasta el querido Elizam Escobar estuvo allí… Fue una madrugada de nunca olvidar, con la excepción del taxista Andújar que zigzagueaba feliz hasta una próxima bohemia en algún lugar del mundo.


Dominical la mañana del retorno a la enrutinada necesidad capitalista, riendo en en la guagua al aeropuerto, amenizados por Alberto, que también se lamentaba de haber perdido su sombrero. ¿Cuántas historias puede contar en mediahora? Últimos chistes en el aeropuerto, Carlos Roberto lucía agotadamente sereno con sus dieciocho acompañantes pensando entre terror y emoción en la Feria del 2008.

¿Estúpida, loca y frustrada? Al regreso le escribí al nuevo amigo Daniel Torres, profesor desde Ohio hasta Yucatán; recordé a Lizza Fernanda, a los sotaneros, a los amigos profes humacaeños, aguadillenses; a los veinte en sus risas, las presidentes, y la mano de Ángel luego de la bohemiada en casa de Mónica, cuando la ternura afloró un no te quedes Lidia y su mano se acercaba a la de la amada por 46 años, los dedos se alcanzaron hasta el próximo barco de papel, hacia el amor y la palabra, para embarcarnos a otra feria librera donde seremos libres y viviremos la palabra…

Ana María Fuster Lavín

Sobreviviente a la FIL 2005 y 2007
Poeta y narradora puertorriqueña
Fotos por: Angel Matos, Alberto Martínez Márquez y Ana Maria Fuster

lunes, julio 02, 2007

Escritor invitado Alberto Martínez Márquez y sus Frutos Subterráneos






POÉTICA PARA ENGATUZAR DIRECCIONES

pasión de grifo agazapado que va confesa
por climas ominosos inmanencia pretérita
discurso se lee por la nostalgia
mientras asta el hasta también sus ayes
ojo de viento dispara qué itinerarios
su nada grano a grano
un falo exacto a dios mismo hará de máscara

deseo de agua sin memoria en el tempo del salitre
para propender de balde
si propio tantas veces
valija sopor nudo cámara arboladura
derivando reflejos verdianamente verdes
dificultura (la celosía)
un demasiado allí
allá no llega
de ser tan poco antes por tanta errancia
apocopada opacada de épocas paquidérmicas
entronizando aquel jamás de polvo desvalido

un arco yacente un arco

a la vuelta de la página
a manera de extravío



Alberto Martínez Márquez



FRUTOS SUBTERRÁNEOS


un guante plagado de espejismos avanza por la espiral de fuego

huelga la tradición
la costumbre
la pertenencia

mirada alba se quiebra en órbitas infernales

seducción de caballos exóticos que corren a lo largo
de una sombra amarilla borrando la usura del polvo

ceremonial de la fijeza emerge del vértigo cópula de la fragua

márgenes oscuras ceñidas al cristal sus múltiples facetas
bloquean la persistencia de los elementos

responso a los aspectos sucedáneos y la ficción del azúcar

amago de brújula humeante

diáspora de imágenes detonando la caligrafía sensual de la mano
que agoniza

la memoria responde al último tacto

Alberto Martínez Márquez




ESTUDIO INTERIOR

veinte y agosto
bajo un sol de saliva se pierden
los fakires del sueño
la factura del embuste ejecutando
alguna ausencia
ser monóculo de concha
en la escala
ser el fantasma que se pierde
en el bolsillo del tunante
ser el mono taumaturgo y zurdo
que toca su violín
nada más y nada menos
la memoria urdida
por el tiempo que no es tiempo
la soga extraviada cae
sin vértigo a lo alto
suerte de vectación
suerte de tigre blanco
suerte de comienzo
patio anfibio en el tapiz
de la sospecha
porque ronda una mosca más
en el suspiro
y no se ve
que nadie hable
de lo inerme que es el pan
cuando se toca
que nadie tirite de savia
en los escombros del placer
porque todo color
tiene su fuga
su debida proporción
en otra parte
del hecho al cuchitril
va una larga cadena
de desvelos posibles
por donde el alma pulula sin fondo
oh
qué liviano es todo esto
el día suda
se empapa
luego se anula
porque se decanta
el agua de la desnudez
sin otro motivo
que su inconstancia
porque hay baldosas que se queman
en la punta del estornudo
porque son goznes podridos
los que templan la voz
de los canarios
ninguna abstracción se detiene
a fuer de soliloquio
ninguna hibridez
ningún entresijo
ninguna jota
que nadie
porque todo
donde oh

cuando la historia
perfore la llama
no seré
sino
esa cifra
que
se aleja
de


Alberto Martínez Márquez

Visita sus páginas:
http://www.geocities.com/amartinez_marquez/
http://www.geocities.com/letrassalvajes/


Alberto Martínez Márquez, pirómano de frutos subterráneos

Nuestro querido amigo Alberto me pidió dijera unas breves palabras sobre mi percepción de Frutos Subterráneos, pero por eso antes muerta que sencilla, y como todo poeta, anárquica: comentaré sobre el poeta Martínez Márquez y cómo en su poemario juega al duelo con la palabra, con su poesía madura, liberada de falsas máscaras metafóricas, para desnudarla y desnudarnos, pero, ojo, nada simple, más bien dada al reto como a la reflexión, a su autorreflexión. Nos dice en su entrada al poemario: “he dejado de ser en el exilio / la continuidad de lo que soy / para ser esa mirada oblicua / que viene desde el espejo y no me reconoce” Alberto Martínez Márquez.
Ya prevenida por sus palabras, a penetrar en su nueva visión de mundo que se reconoce y autorreconoce en el poeta, comienzo la lectura su poemario Frutos Subterráneos descifrando al poeta y sus versos, encontrando claves como esta: “Cada paisaje es un desierto de estatuas apagadas donde el pirómano se oculta” citando del poema Extravío, pág. 47
Alberto se oculta como se revela en ese constante juego de la escritura, que nos ayuda a huir del desierto; léase apatía, convencionalismo, en esas estatuas apagadas que nos rodean. Es el poeta que versa, o tal vez que se sueña, o, más seguro aún, que se refleja literalmente ante a un espejo . Estoy convencida desde mucho antes de leer este poema, que Alberto Martínez Márquez era y es un pirómano, así como un terrible e implacable escritor ochentoso por convicción generacional.
Doy fe solemnemente de que eso es así, pirómano absoluto, creativo hasta por los poros, divertido, de escribidor hasta pornógrafo, jazzero, salsero y trovador. Alberto Martínez es una de las grandes voces literarias puertorriqueñas, desde su obra en la época universitaria, pasa a revistas literarias y periódicos, a la Internet, hasta su publicación de la antología El límite volcado junto a Mario Cancel, su primer poemario Las formas del vértigo, y otros potentes ensayos y cuentos (sí este poeta, además, es un implacable narrador) su calidad literaria compite de tú a tú con su calidad humana. Deja su marca y estilo en quienes estamos en contacto: En mi caso, desde los años universitarios que compartimos desde 1986, en una clase de literatura puertorriqueña, con el profesor Martínez Masdeu, donde la primera palabra que nos dijimos fue un “se jodió” y de allí en adelante, la cosa también se jodió, no volví a ver el mundo literario desde la ingenuidad escolar, todo se jodió, Alberto también me enseñó que escribir también puede ser una gran jodedera como debe ser. No me asusté, pues aquí estoy jo... jugando con ustedes, y la amistad ha perdurado.
Este pirómano, dispuesto a provocar un incendio de altas proporciones al lector y a quien lo escucha leer; a fuerza de implacables palabras, también es un amigo incondicional, noble, solidario e impresionantemente generoso, Alberto es uno de nuestros principales embajadores culturales, responsable como escritor, de un calor humano sin límites, en fin, me reafirmo: es un pirómano. Por si los astros tuviesen algo que ver, es nacido bajo el signo de Leo, el rey del zodiaco, es noble de verso potente y musical, así como su presencia al leernos poemas, provocando paros respiratorios en quienes lo escuchan declamar junto a su enorme libro, pues Alberto también es enorme.
Alberto nos presenta en este poemario todo un macrocosmos intelectual, sensual, subterráneo, interior, como la palabra misma desde la mente hasta la complicidad con el lector, cargado de necesaria sexualidad, como de esas sombras de la ciudad, así las palabras, los laberintos, esos otros que sólo están construidos a la medida de uno mismo. Esta es pócima mágica con la que el trapecista de vértigos, además de incendiario, Alberto Martínez preparó cual menú intelectual de Frutos Subterráneos.
Tampoco nos sorprende esta capacidad en Martínez Márquez de crear, de contar, de entretener con ironía, ni a sus amigos ni a sus lectores, ni aún menos a quienes hemos sido compañeros de viaje en las delegaciones puertorriqueñas de Isla Negra a la FIL dominicana. Encontré en un estudio que en los audiolibros se escuchan aproximadamente unas 150-175 ppm, en las presentaciones orales tienden a leerse 100 ppm. Así las conversaciones normales, unas 200 ppm, y a pesar de que el investigador Ronald Carver ha demostrado que un adulto puede escuchar con completa comprensión hasta 300 ppm, ni siquiera los subastadores suelen hablar más rápido que 250 ppm, teniendo en cuenta estos datos, nuestro virtuoso apalabrado y casi subastador de anécdotas, Martínez Márquez habló durante el viaje de regreso este año del Hotel Hispaniola al Aeropuerto unas 9500 palabras en cuarenta minutos (unas 237.5 palabras por minuto), y provocando un total de unas 518.5 carcajadas a nosotros los viajeros. Son 9500 palabras, sin incluir las del terminal del aeropuerto dominicano.
Y así es nuestro amigo y poeta en el acto de hablar, leer y escribir, demencialmente disciplinado, mánico-obsesivo lector e incorregible escritor. Pero volvamos a este poemario. Su poesía vuelve a revelar sus mundos interiores, filosóficos, de su yo peregrinando por esos Frutos subterráneos, donde la brújula es la palabra, más bien el poeta, tratando de hacernos perder hasta con una “Poética para engatusar direcciones”, es el título de uno de sus poemas. Es metafísica y poema, más allá de simple metapoesía, es la pasión, la comprensión y hasta el infierno, citando la pág. 51, el poema homólogo del poemario:
“Frutos subterráneos.
un guante plagado de espejismos avanza por la espiral de fuego
huelga la traición
la costumbre
la pertenencia
mirada alba se quiebra en órbitas infernales
seducción de caballos exóticos que corren a lo largo
de una sombra amarilla borrando usura del polvo”

Y así sigue Alberto en una enumeración de elementos en apariencia herméticos, pero en realidad son una seducción de imágenes, pesadillezcas para quien vive en el confort del convencionalismo; en el poema palabra y sexualidad se funden, en la erótica fálica que es fuego, copulan y germinan a través de las raíces de la tierra al cuerpo. Vemos que nuestro piromaniaco también provoca ese incendio de la pasión y el sexo, ese juego de provocaciones exento de timidez, es minotauro de laberintos, elemento constante a través de todo el poemario. Así como el tiempo y la soledad del poeta en sus múltiples metáforas, perspectivas y modalidades hasta zooformes. Y es que un poeta, llamado Alberto Martínez Márquez, es dueño dios y creador de su tiempo y espacio.
Quedamos aquí todos incinerados, desnudos, leyendo y releyendo sus poemas, deseando devorar esos frutos rítmicos, provocadores y retantemente perversos, sin exceso de metáforas, en la genialidad de lo aparentemente simple que se complica, poesía inteligentemente estructurada. Los invito a su lectura, al poeta que continúe versando. Alberto, tienes la palabra y es tuya. Gracias.
Ana María Fuster Lavín
Tu amiga incondicional,
escritora mundana (puertorriqueña)


**Nota de la autora

Este texto fue escrito a modo de semblanza informal sobre el poeta y su libro. Leído entre copa y copa en el Chateau Rouge el pasado sábado 30 de junio de 2007, entre grandes amistades y la potente poesía de Alberto, así como su impresionante recital, este escrito a continuación no pretende ser un estudio analítico del libro, eso lo dejo a los lectores, y al extraordinario trabajo preparado por el profesor y escritor Carlos Vázquez (del grupo literario Sótano 00931), leído en el Café Bohemio de la FIL dominicana 2007, el cual deseamos que sea próximamente publicado y leído en Puerto Rico.