Reinas Magas
Llegaron sigilosas
peldaño a peldaño de estrellas
envueltas en sus mantos tejidos
con rayos de luna
con lágrimas de alegría
con risas de complicidad
Llegaron sigilosas
silenciosas
coronadas de luciérnagas
sin raza
tres mujeres hechas de infinitas mujeres
transfigurándose a cada paso
negras
indias
blancas
asiáticas
caribeñas
con aromáticas melenas ondulantes, rizadas, lacias
-canela, cardamomo, romero y menta-
o cabellos cortos, cortísimos que dejaban el paso libre a sus miradas amplias
-ojos negros, azules, verdes, ámbar y gris-
Llegaron sigilosas
y cuando la primera Reina puso su pie en nuestra Isla
una onda de luz nació de su huella
estremeciendo la tierra y agitando a los pájaros que anidaban en la oscuridad
Era el Amor de la primera Reina
El amor que nace del alma
y trasciende las diferencias
Una niña
en un campo
acurrucada y dormida
agotada de tanto llorar
sonrió mientras soñaba que era plenamente amada
y sentía un abrazo tibio con olor a especias, incienso y brisa de mar
Llegaron sigilosas
mirándose unas a otras
y la segunda Reina se arrodilló para besar esta bendita tierra
y de su beso nacieron millares de luciérnagas
que volaron por campos y costas
ciudades y barriadas
Era la Solidaridad de la segunda Reina
La que se anida como una lucecita persistente y poderosa
en el corazón de los hombres y mujeres que aman la justicia
y regalan sus manos a la humanidad
Una anciana
en una barriada
mientras se asomaba por su ventana
pensando en las niñas y niños que aún jugaban en la calle
se tocó el corazón
cuando les vio detenerse extasiados
y levantar sus manitas para recibir las luciérnagas que el cielo les regalaba
Llegaron sigilosas
sonrientes y confiadas
y la tercera Reina hundió sus manos en las frías aguas del río
y de ellas emergieron halos luminosos de agua bendita
que convertida en una cellisca dulce
arropó toda la Isla
Era la Esperanza de la tercera Reina
la que mueve a la lucha
la que no piensa en rendiciones
la que sabe que el hoy es una página que se pasa
tan pronto se escribe sobre ella
y que otra página en blanco espera nuestras letras en el día de mañana
Una mujer
trabajando afanosa para completar un poema
vio la cellisca plateada que le regalaban las estrellas
y salió
-poema en mano-
esa madrugada
a bañarse en ella
Se marcharon sigilosas
las Tres Reinas Magas
hechas luz, luciérnagas y cellisca
infinitas y felices
prometiéndose regresar
a esta Isla iluminada
en el medio del mar
Llegaron sigilosas
peldaño a peldaño de estrellas
envueltas en sus mantos tejidos
con rayos de luna
con lágrimas de alegría
con risas de complicidad
Llegaron sigilosas
silenciosas
coronadas de luciérnagas
sin raza
tres mujeres hechas de infinitas mujeres
transfigurándose a cada paso
negras
indias
blancas
asiáticas
caribeñas
con aromáticas melenas ondulantes, rizadas, lacias
-canela, cardamomo, romero y menta-
o cabellos cortos, cortísimos que dejaban el paso libre a sus miradas amplias
-ojos negros, azules, verdes, ámbar y gris-
Llegaron sigilosas
y cuando la primera Reina puso su pie en nuestra Isla
una onda de luz nació de su huella
estremeciendo la tierra y agitando a los pájaros que anidaban en la oscuridad
Era el Amor de la primera Reina
El amor que nace del alma
y trasciende las diferencias
Una niña
en un campo
acurrucada y dormida
agotada de tanto llorar
sonrió mientras soñaba que era plenamente amada
y sentía un abrazo tibio con olor a especias, incienso y brisa de mar
Llegaron sigilosas
mirándose unas a otras
y la segunda Reina se arrodilló para besar esta bendita tierra
y de su beso nacieron millares de luciérnagas
que volaron por campos y costas
ciudades y barriadas
Era la Solidaridad de la segunda Reina
La que se anida como una lucecita persistente y poderosa
en el corazón de los hombres y mujeres que aman la justicia
y regalan sus manos a la humanidad
Una anciana
en una barriada
mientras se asomaba por su ventana
pensando en las niñas y niños que aún jugaban en la calle
se tocó el corazón
cuando les vio detenerse extasiados
y levantar sus manitas para recibir las luciérnagas que el cielo les regalaba
Llegaron sigilosas
sonrientes y confiadas
y la tercera Reina hundió sus manos en las frías aguas del río
y de ellas emergieron halos luminosos de agua bendita
que convertida en una cellisca dulce
arropó toda la Isla
Era la Esperanza de la tercera Reina
la que mueve a la lucha
la que no piensa en rendiciones
la que sabe que el hoy es una página que se pasa
tan pronto se escribe sobre ella
y que otra página en blanco espera nuestras letras en el día de mañana
Una mujer
trabajando afanosa para completar un poema
vio la cellisca plateada que le regalaban las estrellas
y salió
-poema en mano-
esa madrugada
a bañarse en ella
Se marcharon sigilosas
las Tres Reinas Magas
hechas luz, luciérnagas y cellisca
infinitas y felices
prometiéndose regresar
a esta Isla iluminada
en el medio del mar
©Amárilis Pagán Jiménez
escritora puertorriqueña,
directora ejecutiva Proyecto Matria