blog de la escritora puertorriqueña Ana María Fuster Lavin --gestión cultural, cuentos, poesía, ensayos, fragmentos de textos y vivencias desde las sombras de una ciudad silente-- “Tengo miedo de mi voz y busco mi sombra en vano. ¿Será mía aquella sombra sin cuerpo que va pasando?...” Xavier Villaurrutia
jueves, octubre 26, 2006
Desde la tierra de los niños 7: Iva Yates
La vigilia
Iva Yates
Ella sale cuando cree que estoy durmiendo. Abre la puerta para asegurarse que me encuentro abrazada a Ozzie, mi peluche. Tan pronto la cierra, abro los ojos. Escucho las llaves del carro y el portón abrir a lo lejos. Entonces, salgo corriendo de la cama para ver en que dirección va. En fin, no me tiene que decir hacia dónde se dirige. Yo sé...
Y espero - con las luces apagadas y el radio prendido, su volumen casi imperceptible. Observo las siluetas que los árboles del patio forman en el techo. Y espero. Hasta escuchar, a través de la distancia y luego acercándose, las llaves abrir el portón nuevamente, la puerta de la sala, sus pasos en la escalera. Pegada a mi puerta, la escucho quitarse la ropa, prender la radio en la estación de salsa vieja, buscar una cerveza en la cocina, regresar al cuarto, sentarse en el sillón de ratán a tararear la letra de la música.
Hay veces que ella no llega sola. Entonces, se duplican los pasos. Ni su puerta ni la mía pueden contener los sonidos que reverberan desde su cuarto. Les es imposible ser sutiles. Se escucha música - una salsa romántica, más lenta. Abre la puerta y baja a la cocina. Escucho una lata de cerveza al ser abierta e inmediatamente, los pasos en la escalera. La puerta se cierra de nuevo.
Sube el volumen de la música para enmarcar la escena. Se escuchan unos besos y el sonido de la cama al recibir el peso de los dos cuerpos. Al amanecer, la puerta de su cuarto rechina. Algunos cuchicheos en el pasillo, luego la puerta de la sala, el portón, la puerta, los pasos en la escalera. No hay más música que retumbe entre nuestras puertas. Sólo el sonido del abanico. Debe estar durmiendo.
* * *
Esta noche salió de nuevo. Esperó que apagara la luz de mi cuarto para hacerlo. Silenciosamente, bajó las escaleras, abrió la puerta, el portón, y encendió el carro. Me acerqué a la ventana con la luz apagada. Vi el carro desvanecerse en la distancia.
Regresé a su cuarto, esta vez, decidida a esperarla, a dejarle saber que siempre la esperaba. Ozzie y yo nos sentamos sobre su cama. La noche se convirtió en día, luego en noche de nuevo, día, y ella no había regresado. Ella salía todas las noches y siempre llegaba. Esta vez, no sería distinto.
Iva Yates
narradora puertorriqueña
Vista su Pinacoteca
http://pinakotheken.blogspot.com/
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8 comentarios:
Iva, me has dejado en un duelo de lágrimas y el corazón tan apretado que duelen hasta las sombras de mi habitación...
amiga querida, tremendo...
un abrazo
Desgarrador.
No tengo casi palabras. Me quedo con la imagen de la niña esperando con su peluche. Logras presentar una realidad muy fuerte desde el punto de vista de quien más sufre por el olvido y la negligencia maternal.
Excelente, Iva, como siempre.
Un abrazo para ti y otro para Ana María
Qué triste historia... pero así es la esperanza sigue intacta.
Besitos Iva y para ti también Ana
Iva
Q dolor! Lo vi todo, cada palabra se convertio en imagen perfecta ante mis ojos, por eso el dolor. Bravo!
Un abrazo para ti y para Ana Maria!
Que desgarrador relato, el sentir a través de las líneas, ver las imágenes y la espesura de la soledad en una habitación a medias oscura.
Un beso por tu talento y uno también para Ana Maria.
Sin palabras...la realidad de nuestros niños, y la esperanza que no muere. Iva...BRAVO!!!!
Te felicito, Iva, me encantó el uso de la cámara fotográfica para cada imagen, pero sólo quiero comentar que no sólo la madre fue negligente, como indica no apta para la humanidad, dónde estaba el padre? No sé olviden que hay realidades más profundas detrás de un cuento con raíces soterradas que revelan nociones mucho más desgarradoras.
Un abrazo,
Abdiel
bueno, un poco tarde pero aquí estoy comentando los comentarios:
ana maría - dile a las sombras que no se acongojen, a la niña la salvan. gracias por estas convocatorias y la oportunidad de usar la materia gris creativamente adorada amiga...
no apta - la verdad de muchos niños es esa. una pena que no se hable más de ella.
gattinho - diste en el clavo. la esperanza es la que sigue intacta.
mares - gracias. esa era mi intención. mostrar la situación.
paulo - la oscuridad era metafórica. gracias por observarla. un beso para ti también.
yiara - la esperanza late y late y no se debe perder nunca.
abdiel - así mismo es. yo sé donde estaba el padre pero no les voy a contar. quizás ese deba ser otro cuento. un abrazo para ti abdiel.
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