viernes, mayo 16, 2008

Basilio Belliard comentó sobre Bocetos de una ciudad silente en la FIL dominicana

Las narraciones fantasmas de Ana María Fuster Lavín.-



Ana María Fuster Lavín utiliza personajes narradores que deambulan por la ciudad silente como fantasmas, en un ambiente sórdido y en una travesía, donde las miradas de sus personajes escrutan los lugares, los espacios urbanos y los rincones nocturnos. Estos periplos que agotan los fantasmas de Fuster Lavín nos revelan historias secretas, olores, sabores y visiones. Sus narraciones son bocetos y esbozos de la vida cotidiana, pero nimbados por el deseo tormentoso, la memoria, las noches, las drogas, el sexo y el alcohol. Sus escenas están pobladas de traiciones humanas, celos fantasmas y pasiones compartidas, el amor sombrío y el desamor siniestro. Hay pues una atmósfera enrarecida por complicidades y confesiones.

Como contrapunto a la carga emotiva del contexto y al desgarramiento de sus personajes protagonistas, aparece el pensamiento y la reflexión, pocas veces vistos en los narradores contemporáneos. Como su título lo refiere, este libro es un conjunto de bocetos, no cuentos, pues más bien son narraciones de un aliento dramático y de suspenso, cuyas argumentaciones llegan a minar el imaginario del lector. Ana María Fuster (1967) posee un exorbitante talento para hilvanar historias y anécdotas que funcionan como recursos intertextuales y que le imprimen a la trama narrativa una fuerza dramática de extraordinaria fluidez, desde el punto de vista de la frase sintáctica y del ritmo del relato.

En esta poetisa boricua de verso vertiginoso y narraciones truculentas, sus relatos que aparecen imbricados en este cuerpo textual, se presentan contados en múltiples perspectivas narrativas. Los mismos funcionan en tres bocetos titulados: Profesiones urbanas, Lecciones para un vuelo apalabrado sin motor hacia la vida, el amor y la muerte y Tras bastidores del callejón.

De estos textos se desprende un aroma poblado de la rutina de la vida urbana postmoderna en una atmósfera real maravillosa y mágica, donde el azar juega a la creencia y los horóscopos presagian las estaciones, las noches y los días. Muchas de estas narraciones conforman un espectro anecdótico de luces y sombras en el que no está ausente la ironía y el humor como en el texto “Entre cunetas: diálogos entre perros y gatos”, y en otros donde está presente el aliento poético o la reflexión.

Estos relatos de la autora de Verdades caprichosas, Réquiem y El libro de las sombras, están escritos con la prosa del lenguaje poético y bocetados con el ritmo de la fantasía. Los epígrafes con versos de poetas funcionan aquí como mecanismo intertextual, que le proporcionan a la acción narrativa un decorado lírico, haciendo que la atmósfera del relato entre en un territorio poético, y las dedicatorias de muchos de estos textos participen de un ambiente de intimidad y confesión.

La exploración en el reino del sueño que logra esta narradora entra en comunión con el mundo de la imaginación, imprimiéndole a los relatos una suerte de intrigas insomnes y a las escenas narrativas, un tedio vitae. El epígrafe que mejor define su empresa narrativa y su poética textual es acaso el de Virginia Woolf que reza: “La vida es sueño; el despertar es lo que nos mata”. Celebro como el que más estos textos de Ana María Fuster que nos llegan a la piel y que nos hielan la sangre.


*Ana María Fuster Lavín. Bocetos de una ciudad silente,
Isla Negra Editores, San Juan/Santo Domingo, 2007, pp 130.



por
Prof. Basilio Belliard
Escritor dominicano
Director del libro
Secretaría de Estado de la Cultura
República Dominicana

2 comentarios:

Derrame dijo...

Concuerdo con estas palabras, en buena hora, que sigas por este camino, ya que se sabe que la vida del escritor es compleja, en lo que se refiere a su difusión.
Te felicito

Ana María Fuster Lavin dijo...

Gracias Poesía de e. de Santiago
tienes razon con eso de la vida del escritor
un abrazo grande