Eutanasia
por Ana Maria
Fuster Lavin | 18 de marzo de 2016 | 12:10 am – 0 Comments
“Tengo miedo de mi voz
y busco mi sombra en vano.
¿Será mía aquella sombra
sin cuerpo que va pasando?…”
–Xavier Villaurrutia
y busco mi sombra en vano.
¿Será mía aquella sombra
sin cuerpo que va pasando?…”
–Xavier Villaurrutia
La muerte
toma forma sueños
como voces sin piel
o el último grito de mis manos
y ya no deseo despertar.
como voces sin piel
o el último grito de mis manos
y ya no deseo despertar.
Esta
noche,
las pisadas me abandonan
ante una estatua de sal
y es que no puedo recordar su fragancia,
ni su nombre, siquiera mi voz.
las pisadas me abandonan
ante una estatua de sal
y es que no puedo recordar su fragancia,
ni su nombre, siquiera mi voz.
–¿Seré
aquella sombra
sin cuerpo que va pasando?—
sin cuerpo que va pasando?—
La
jornada es larga
como caravana de mentiras,
y solo regresa a mí,
a mi sombra anónima que se libera
a los espejos suicidas que me invitan a cenar.
como caravana de mentiras,
y solo regresa a mí,
a mi sombra anónima que se libera
a los espejos suicidas que me invitan a cenar.
La
soledad
desoja mis dedos resecos
¿no será que se pueden fermentar
para hacer un buen licor de ajenjo
y embriagarme hasta el último latido del deseo
o hasta que la muerte y el sueño devoren mi sombra?
desoja mis dedos resecos
¿no será que se pueden fermentar
para hacer un buen licor de ajenjo
y embriagarme hasta el último latido del deseo
o hasta que la muerte y el sueño devoren mi sombra?
–¿Cómo
huir de los recuerdos no vividos?–
Me
fragmento poco a poco
como pedacitos del silencio
y voy cayendo entre mi almohada y sábanas,
sobre el libro en la mesita de noche
el celular arrojado al piso
los recuerdos perdidos,
lentamente me voy olvidando
hasta ser ese vacío
en que no pasa nada.
como pedacitos del silencio
y voy cayendo entre mi almohada y sábanas,
sobre el libro en la mesita de noche
el celular arrojado al piso
los recuerdos perdidos,
lentamente me voy olvidando
hasta ser ese vacío
en que no pasa nada.
Y ahora,
le pregunto a mi muerte:
–¿qué se
hace
con tanto pétalo de esperanzas marchitas?–
con tanto pétalo de esperanzas marchitas?–
Responde
una voz distante desde sus dedos:
son abono
para renacer.
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Eutanasia
por Ana Maria Fuster Lavin | 18 de marzo de 2016 | 12:10 am – 0 Comments
“Tengo miedo de mi voz
y busco mi sombra en vano.
¿Será mía aquella sombra
sin cuerpo que va pasando?…”
–Xavier Villaurrutia
La muerte toma forma sueñosy busco mi sombra en vano.
¿Será mía aquella sombra
sin cuerpo que va pasando?…”
–Xavier Villaurrutia
como voces sin piel
o el último grito de mis manos
y ya no deseo despertar.
Esta noche,
las pisadas me abandonan
ante una estatua de sal
y es que no puedo recordar su fragancia,
ni su nombre, siquiera mi voz.
–¿Seré aquella sombra
sin cuerpo que va pasando?—
La jornada es larga
como caravana de mentiras,
y solo regresa a mí,
a mi sombra anónima que se libera
a los espejos suicidas que me invitan a cenar.
La soledad
desoja mis dedos resecos
¿no será que se pueden fermentar
para hacer un buen licor de ajenjo
y embriagarme hasta el último latido del deseo
o hasta que la muerte y el sueño devoren mi sombra?
–¿Cómo huir de los recuerdos no vividos?–
Me fragmento poco a poco
como pedacitos del silencio
y voy cayendo entre mi almohada y sábanas,
sobre el libro en la mesita de noche
el celular arrojado al piso
los recuerdos perdidos,
lentamente me voy olvidando
hasta ser ese vacío
en que no pasa nada.
Y ahora, le pregunto a mi muerte:
–¿qué se hace
con tanto pétalo de esperanzas marchitas?–
Responde una voz distante desde sus dedos:
son abono para renacer.
Eutanasia
por Ana Maria Fuster Lavin | 18 de marzo de 2016 | 12:10 am – 0 Comments
“Tengo miedo de mi voz
y busco mi sombra en vano.
¿Será mía aquella sombra
sin cuerpo que va pasando?…”
–Xavier Villaurrutia
La muerte toma forma sueñosy busco mi sombra en vano.
¿Será mía aquella sombra
sin cuerpo que va pasando?…”
–Xavier Villaurrutia
como voces sin piel
o el último grito de mis manos
y ya no deseo despertar.
Esta noche,
las pisadas me abandonan
ante una estatua de sal
y es que no puedo recordar su fragancia,
ni su nombre, siquiera mi voz.
–¿Seré aquella sombra
sin cuerpo que va pasando?—
La jornada es larga
como caravana de mentiras,
y solo regresa a mí,
a mi sombra anónima que se libera
a los espejos suicidas que me invitan a cenar.
La soledad
desoja mis dedos resecos
¿no será que se pueden fermentar
para hacer un buen licor de ajenjo
y embriagarme hasta el último latido del deseo
o hasta que la muerte y el sueño devoren mi sombra?
–¿Cómo huir de los recuerdos no vividos?–
Me fragmento poco a poco
como pedacitos del silencio
y voy cayendo entre mi almohada y sábanas,
sobre el libro en la mesita de noche
el celular arrojado al piso
los recuerdos perdidos,
lentamente me voy olvidando
hasta ser ese vacío
en que no pasa nada.
Y ahora, le pregunto a mi muerte:
–¿qué se hace
con tanto pétalo de esperanzas marchitas?–
Responde una voz distante desde sus dedos:
son abono para renacer.
Eutanasia
por Ana Maria Fuster Lavin | 18 de marzo de 2016 | 12:10 am – 0 Comments
“Tengo miedo de mi voz
y busco mi sombra en vano.
¿Será mía aquella sombra
sin cuerpo que va pasando?…”
–Xavier Villaurrutia
La muerte toma forma sueñosy busco mi sombra en vano.
¿Será mía aquella sombra
sin cuerpo que va pasando?…”
–Xavier Villaurrutia
como voces sin piel
o el último grito de mis manos
y ya no deseo despertar.
Esta noche,
las pisadas me abandonan
ante una estatua de sal
y es que no puedo recordar su fragancia,
ni su nombre, siquiera mi voz.
–¿Seré aquella sombra
sin cuerpo que va pasando?—
La jornada es larga
como caravana de mentiras,
y solo regresa a mí,
a mi sombra anónima que se libera
a los espejos suicidas que me invitan a cenar.
La soledad
desoja mis dedos resecos
¿no será que se pueden fermentar
para hacer un buen licor de ajenjo
y embriagarme hasta el último latido del deseo
o hasta que la muerte y el sueño devoren mi sombra?
–¿Cómo huir de los recuerdos no vividos?–
Me fragmento poco a poco
como pedacitos del silencio
y voy cayendo entre mi almohada y sábanas,
sobre el libro en la mesita de noche
el celular arrojado al piso
los recuerdos perdidos,
lentamente me voy olvidando
hasta ser ese vacío
en que no pasa nada.
Y ahora, le pregunto a mi muerte:
–¿qué se hace
con tanto pétalo de esperanzas marchitas?–
Responde una voz distante desde sus dedos:
son abono para renacer.
Eutanasia
por Ana Maria Fuster Lavin | 18 de marzo de 2016 | 12:10 am – 0 Comments
“Tengo miedo de mi voz
y busco mi sombra en vano.
¿Será mía aquella sombra
sin cuerpo que va pasando?…”
–Xavier Villaurrutia
La muerte toma forma sueñosy busco mi sombra en vano.
¿Será mía aquella sombra
sin cuerpo que va pasando?…”
–Xavier Villaurrutia
como voces sin piel
o el último grito de mis manos
y ya no deseo despertar.
Esta noche,
las pisadas me abandonan
ante una estatua de sal
y es que no puedo recordar su fragancia,
ni su nombre, siquiera mi voz.
–¿Seré aquella sombra
sin cuerpo que va pasando?—
La jornada es larga
como caravana de mentiras,
y solo regresa a mí,
a mi sombra anónima que se libera
a los espejos suicidas que me invitan a cenar.
La soledad
desoja mis dedos resecos
¿no será que se pueden fermentar
para hacer un buen licor de ajenjo
y embriagarme hasta el último latido del deseo
o hasta que la muerte y el sueño devoren mi sombra?
–¿Cómo huir de los recuerdos no vividos?–
Me fragmento poco a poco
como pedacitos del silencio
y voy cayendo entre mi almohada y sábanas,
sobre el libro en la mesita de noche
el celular arrojado al piso
los recuerdos perdidos,
lentamente me voy olvidando
hasta ser ese vacío
en que no pasa nada.
Y ahora, le pregunto a mi muerte:
–¿qué se hace
con tanto pétalo de esperanzas marchitas?–
Responde una voz distante desde sus dedos:
son abono para renacer.
Eutanasia
por Ana Maria Fuster Lavin | 18 de marzo de 2016 | 12:10 am – 0 Comments
“Tengo miedo de mi voz
y busco mi sombra en vano.
¿Será mía aquella sombra
sin cuerpo que va pasando?…”
–Xavier Villaurrutia
La muerte toma forma sueñosy busco mi sombra en vano.
¿Será mía aquella sombra
sin cuerpo que va pasando?…”
–Xavier Villaurrutia
como voces sin piel
o el último grito de mis manos
y ya no deseo despertar.
Esta noche,
las pisadas me abandonan
ante una estatua de sal
y es que no puedo recordar su fragancia,
ni su nombre, siquiera mi voz.
–¿Seré aquella sombra
sin cuerpo que va pasando?—
La jornada es larga
como caravana de mentiras,
y solo regresa a mí,
a mi sombra anónima que se libera
a los espejos suicidas que me invitan a cenar.
La soledad
desoja mis dedos resecos
¿no será que se pueden fermentar
para hacer un buen licor de ajenjo
y embriagarme hasta el último latido del deseo
o hasta que la muerte y el sueño devoren mi sombra?
–¿Cómo huir de los recuerdos no vividos?–
Me fragmento poco a poco
como pedacitos del silencio
y voy cayendo entre mi almohada y sábanas,
sobre el libro en la mesita de noche
el celular arrojado al piso
los recuerdos perdidos,
lentamente me voy olvidando
hasta ser ese vacío
en que no pasa nada.
Y ahora, le pregunto a mi muerte:
–¿qué se hace
con tanto pétalo de esperanzas marchitas?–
Responde una voz distante desde sus dedos:
son abono para renacer.
Eutanasia
por Ana Maria Fuster Lavin | 18 de marzo de 2016 | 12:10 am – 0 Comments
“Tengo miedo de mi voz
y busco mi sombra en vano.
¿Será mía aquella sombra
sin cuerpo que va pasando?…”
–Xavier Villaurrutia
La muerte toma forma sueñosy busco mi sombra en vano.
¿Será mía aquella sombra
sin cuerpo que va pasando?…”
–Xavier Villaurrutia
como voces sin piel
o el último grito de mis manos
y ya no deseo despertar.
Esta noche,
las pisadas me abandonan
ante una estatua de sal
y es que no puedo recordar su fragancia,
ni su nombre, siquiera mi voz.
–¿Seré aquella sombra
sin cuerpo que va pasando?—
La jornada es larga
como caravana de mentiras,
y solo regresa a mí,
a mi sombra anónima que se libera
a los espejos suicidas que me invitan a cenar.
La soledad
desoja mis dedos resecos
¿no será que se pueden fermentar
para hacer un buen licor de ajenjo
y embriagarme hasta el último latido del deseo
o hasta que la muerte y el sueño devoren mi sombra?
–¿Cómo huir de los recuerdos no vividos?–
Me fragmento poco a poco
como pedacitos del silencio
y voy cayendo entre mi almohada y sábanas,
sobre el libro en la mesita de noche
el celular arrojado al piso
los recuerdos perdidos,
lentamente me voy olvidando
hasta ser ese vacío
en que no pasa nada.
Y ahora, le pregunto a mi muerte:
–¿qué se hace
con tanto pétalo de esperanzas marchitas?–
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La muerte toma forma sueños
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o el último grito de mis manos
y ya no deseo despertar.
Esta noche,
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ante una estatua de sal
y es que no puedo recordar su fragancia,
ni su nombre, siquiera mi voz.
–¿Seré aquella sombra
sin cuerpo que va pasando?—
La jornada es larga
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y solo regresa a mí,
a mi sombra anónima que se libera
a los espejos suicidas que me invitan a cenar.
La soledad
desoja mis dedos resecos
¿no será que se pueden fermentar
para hacer un buen licor de ajenjo
y embriagarme hasta el último latido del deseo
o hasta que la muerte y el sueño devoren mi sombra?
–¿Cómo huir de los recuerdos no vividos?–
Me fragmento poco a poco
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y voy cayendo entre mi almohada y sábanas,
sobre el libro en la mesita de noche
el celular arrojado al piso
los recuerdos perdidos,
lentamente me voy olvidando
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como voces sin piel
o el último grito de mis manos
y ya no deseo despertar.
Esta noche,
las pisadas me abandonan
ante una estatua de sal
y es que no puedo recordar su fragancia,
ni su nombre, siquiera mi voz.
–¿Seré aquella sombra
sin cuerpo que va pasando?—
La jornada es larga
como caravana de mentiras,
y solo regresa a mí,
a mi sombra anónima que se libera
a los espejos suicidas que me invitan a cenar.
La soledad
desoja mis dedos resecos
¿no será que se pueden fermentar
para hacer un buen licor de ajenjo
y embriagarme hasta el último latido del deseo
o hasta que la muerte y el sueño devoren mi sombra?
–¿Cómo huir de los recuerdos no vividos?–
Me fragmento poco a poco
como pedacitos del silencio
y voy cayendo entre mi almohada y sábanas,
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los recuerdos perdidos,
lentamente me voy olvidando
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La muerte toma forma sueños
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–¿Seré aquella sombra
sin cuerpo que va pasando?—
La jornada es larga
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y solo regresa a mí,
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a los espejos suicidas que me invitan a cenar.
La soledad
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