II.
Cinemascope.
El lente anamórfico besa la piel de la piel
un bandoneón gime ante la marejada
ante el eco de la sed,
él/ella se desparrama en el abismo
Allí, una voz en
off susurra los minutos de la muerte,
mientras otros labios filman encuentros
como carnadas,amarantos
aquellos que juegan al escondite con el deseo
y, en la distancia, el sexo late horizontes amanecidos.
Close up.
Se abren los sarcófagos
ante la presencia de cuerpos en llamarada.
Sus trapecios oscuros se sonríen
y el sudor es casi palpable ante el espectador
gota a gota sanguinolenta, en cámara lenta,
convocatoria.
El bandoneón es eco y océano
marejada de sangre/salitre
hambre saciada de carne
la carne convertida en fluidos
zigzagueantes, fuego, azul,
hombre y mujer/mujer y mujer/hombre con hombre
convulsan
frente a frente el clímax
hasta el grito final de las muertes revividas.
Todo en silencio.
III.
Un story board:
hombre /mujer
hombre/hombre
mujer/mujer
--el enigma de la inexistencia--
tomados de la mano, las miradas fijas,
los calendarios del silencio o la muerte de los
relojes.
A lo lejos, un cabalgar desenfrenado…
El reino de los cazadores y sus presas,
es laberinto profundo, paraíso eterno,
el tic tac de las caricias en tiempo de trueno
la sangre, afrodisíaco del alma,
el vértigo del hambre, de la entrepierna y la boca.
¿Cómo retratar el tiempo de los sarcófagos?
Detrás de la puerta de la Luna
los cuerpos se van desintegrando …
IV.
Flashback.
Luna, sangre, espejo, luz:
esa irremediable melancolía de la locura.
Soundtrack:
el silencio y sus gemidos.
Como exploradores del abismo
la piel se suicida verso a verso
mientras nos vestimos de muerte
y se nos coagula el hambre del hambre
como la sed de la sed.
En la noche de todos nosotros:
viajamos desde los pasados sin final
devoramos la carne de los comunes
nos reírmos de sus pequeñas grandes nadas
y despertamos de tantos inicios sin empezar.
Somos deseo y penumbra
O, tal vez, ese espejismo que se desea…
V.
Clímax.
Una detonación de péndulos y trapecios
o el confeti de tantas muertes como esperanzas.
De repente, los
cuerpos se encuentran
y las miradas un-dos-tres-un-dos-tres.
Lamia, Vetala, Selene, Eros
Cisnes blancos, negros, tritones,
invisibles
susurrantes simultáneos
zigzaguean el horizonte bajo el surco de la piel
sus cuellos ante el delirio del viaje sin retorno
Los labios, los de ellas, succionan sueños
mientras otra, abreva de su gruta de salitre rosado.
Bajo el rocío
convulsionan.
Ante los primeros rayos del sol,
se empalma aquella mirada de labios
Tras el canto del gallo
ensordecen sus siluetas
amanece
la palabra lucha contra la muerte
se escuchan los acordes del silencio…
VI.
Post-production.
Digitalización de las almas.
Se liberan las esencias como los latidos de la palabra,
la cinta corre, se edita, corre
unos dedos acarician el celuloide
los verbos salivan ante la cornamenta de la noche
y dos o cuatro cartografías corporizan la habitación.
A lo lejos, las doce campanadas.
La puerta de la Luna se abre
mientras, la ciudad danza sus trapecios
y sus héroes devoran fluidos tibios
libres libertos nigromantes, hematófagos
unos poetas, otros no muertos,
convocando a la justicia y a los exilios del hambre.
Alzamos el vuelo hacia la sangre
del poema.
VII.
Noche de estreno.
La cartelera iluminada.
La Luna enciende sus luces,
ha comenzado la función en la tierra.
Se caducan los sarcófagos ante los corazones vivos
gritando el final de los ninguneos en el callejón
esa depredación miope de los sueños,
o la amputación de las alas.
Una voz en off:
¡ Apocalipsis
redención orgasmo redimido!
La Luna se eclipsa sobre un pueblo reseco de amor
de repente, el grito de todos los silencios bebió la
sangre eterna.
La muerte previene,
reviene, se viene
una flor germina de nuestra guarida seca
oscura zanja que fluye de palabras-delirios
y los colores del salitre en los labios de todos
sin maquillaje, sin vestuario, sin trucos de cámara
la noche es eterna de lenguas, manos, sexos
ha terminado la función en la tierra
la cartelera se va difuminando
todos duermen
mueren
Fin.
Ana María Fuster Lavín
2011-ed.2017