La rabia
y si solo
he sido la rabia desnuda de un grito
que logró andar desde la nada
hacia el parto polirrítmico del deseo
de nuevas historias de papel
o de una cicatriz porfiada
que se negó a ser espina
igual, de un recuerdo enjaulado
pero insurrecto
que prefiere ser raíz
de un olvido terco que anhela
beber de aquella sangre
agridulce, esquiva,
que te hace el amor
antes de coagularse en cenizas
poco después de la poesía tocar a la puerta
y fundirse en la música de las palabras:
soy la sinfonía rabiosa de una mujer
que se niega a callar ante la lápida
de una calma vestida de nada
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Ana Maria Fuster Lavín
(poema y foto)
Cicatrices de la memoria
(Pronto)
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