jueves, enero 26, 2006

Reseñando un réquiem


Cuentos urbanos

Domingo, 22 de Enero de 2006
El Nuevo Día
Revista Letras

Por Sofía Irene Cardona
sicardona@coqui.net

Réquiem, el segundo libro de relatos de Ana María Fuster, tiene un subtítulo desconcertante: "Narraciones urbanas de una novela cuentada". ¿Colección de cuentos o novela en fragmentos? Pronto se descubre que el libro es una acumulación de historias de diverso carácter, hilvanadas a través de sus personajes para crear la ilusión de un mundo donde lo cotidiano y lo truculento conviven.

Están ambientadas las historias en un lugar parecido al de sus lectores inmediatos, la zona metropolitana de San Juan, reconocible en sus topónimos - Cupey, Santurce, Santa Rita -, pero deformada por las necesidades de la narración. Los personajes, residentes de una urbanización de clase media, componen el retrato de un sector social que bascula entre las aspiraciones tradicionales del puertorriqueño medio - estabilidad económica, confort, solidez familiar - y un hálito de superación de la medianía que se concreta a veces en la pretensión artística.

La tensión que pudiera producir la coexistencia de estas tendencias, sin embargo, no es el centro de las historias sino más bien un rasgo distintivo a través del cual, al parecer, se designa el carácter (¿maldito?) del personaje. Así, el veterano de la segunda historia confiesa su frustrado deseo de ser escritor, la novelista anónima celebra la culminación de su tercera novela y el joven poeta de la historia final prepara la edición de su primer poemario con una foto que ha de tomarse en el cementerio. Parecería que, tal vez, se propone una clave metaliteraria para la interpretación de los textos.

A medida que progresa la lectura, las historias presentan un entramado de enigmas y revelaciones que se resuelven en cada relato autónomo, como en una serie de televisión. El primero de los cuentos, de un candor absoluto, tiene muy poco que ver - en ambiente, en tono, en tema - con muchas de las historias truculentas que le siguen. Asimismo, junto a narraciones de misteriosas citas nocturnas, metamorfosis inesperadas y poetisas vampiresas, se encuentran el relato del abandono de un perro leal y el de la victoria de un retardado mental sobre sus limitaciones.

Los cuentos son, pues, independientes, aunque los personajes, en su mayoría, pertenezcan a una misma familia o a residan en el mismo vecindario y los acontecimientos constituyan una sola línea temporal. La narración se ocupa de consignar los parentescos e incorporar datos que más adelante se usarán como puntos de enlace. De este modo se insiste en vincular los textos, a pesar de su evidente diversidad. "Réquiem", el último cuento de la colección, anuda los relatos bajo un signo mágico y así propone la unidad del libro.

Los asuntos y el estilo de los cuentos, cuyos contextos son más cinematográficos que literarios, parecen aspirar a entretener un público amplio. Como en los thrillers y las películas de terror, las historias de Réquiem, trazan caminos ya recorridos y la narración se vale de ellos para recrearse en los aspectos más truculentos - la sexualidad, la crueldad y la violencia - hasta llegar al morbo y el sentimentalismo comunes en el cine de masas. Curiosamente, también resulta evidente el contacto con el cine de Pedro Almodóvar, parodiado en la escena final de "El llamado de la sangre" y citado en "El conjuro". La movida madrileña se transforma aquí en la bohemiada sanjuanera, exenta de travestis pero no de inquietantes transformaciones. Un rasgo importante queda excluido, sin embargo, del modelo almodovariano: el humor, la mirada irónica que amortigua la gravedad del morbo y espanta al espectro de la cursilería.

Sofía Irene Cardona es catedrática de Estudios Hispánicos en la Universidad de Puerto Rico. Escribe poesía y narrativa breve. Su libro de poesía, "La habitación oscura", saldrá publicado este año por Terranova Editores

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