la pulsión de la huella del goce
ofrece emboscada la mano distraida
en cantera maternal de caprichos ociosos
(sobretodo el triunfo del grito sobre el ingenio
de las dulces prendas mal halladas)
¡ay de usted y de mí!
en el rodar de gotas sobre gotas
de ese polvillo atmosférico
labrado delicadamente
en el candor de las flotaciones animales
con olor a fresas
ah qué noche restauradora
llena sus ánforas
de pupilas incandescentes
y dedos invisibles que alborotan
esa posada de silencio
donde convergen la luz y la sombra
lo húmedo y lo seco
lo cóncavo y convexo
lo alto y lo bajo
de ese umbral indescifrable
donde aumentan de modo automático
los pulsos a galope
de un pedazo de ese gozo
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escala de dos
el juego rápido ya ves
nos recoge en argumentos osarios
la palabra es azar acróbata
entre desbordadas grietas
por mí
se pudre el rigor del cuerpo
se chupa el garabato los ángulos rectos
se renuncia a temperancias compartidas
si se juega al amor ciego y a la gallinita tuerta
pechos
¡qué pesadas cortinas a veces nos separan del mundo!
(como cualquier Sonya de vez en vez
corte el tamaño de su hondo vacío
e implante el placer terrícola dentro de un nuevo implante)
no permita jamás las manidas atrocidades
verse desnudas ante un mordisco viejo
como Acabá mejor despegar hacia el espacio
saborear la conscupicencia de la libertina ciencia
más allá o más acá del sol, la luna y las estrellas
contigo en la distancia amadas mías viviría yo.
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corsé
soñador inútil
la vez pasada nos fue mucho mejor
¿recuerdas la aguada fiesta por debajo de la espalda?
¡¿ y el festín de turbio placer
en los labios húmedos de la invicta pendiente
servido por el bartender del infierno?
¿qué fue del estrellado matrimonio hacia el vasto cielo
de las libélulas moribundas?
¡¿de la arada respiración de la almohada o el sabio dedo
en la multiforme voluptuosidad del arco y la flecha?
¿y el juego de las sombras locas?
todo en ellas cabeza y cola
¡qué apretado quedó el sueño a mi Gaspar de la Noche!!!!!
Ahora menos siempre es más.
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caricias
viajera arrodillada en su inocencia
monta la pálida caricia
comiendo con ojos muy ardientes
el fuerte olor a animal de la vigilia
el estupor en sus ojos
se gratifica en canto mudo
como el turbado suspiro de cualquier Hipólita
se transparenta en el embargo de la perdición
en nombre del dulce amor
closet
detrás de cada acto
el impronunciable secreto
se vuela del pecho
o nos enrolla alrededor del cuello
habrá ocasiones tenebrosas
tras los dolores de cualquier Safo
deslizándose como un guante
saltará la carne al cuerpo
y se abrirá al apretón de mano
de lesbo en lesbos
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placer
placer tu cara larga es
bocanada algodonosa de niebla
perdurable aliento
valle de plenitud vibratoria
donde se pierde el compás del corazón
en un instante etéreo
desapareces
y reabsorbes la nada de la pupila del cosmos
en perdurable alucinación
llegada a la hora del silbido hecho trueno
nadie sabría decir cómo me devuelvo a ti
en cada respiración extraviada.
en voz baja
el arco de la voz se acuesta a los pies de los dedos
igual de fiel al mestizaje de la mano semántica
brinca minifaldas de pasión el dedo corazón
desempolva bulliciosos indicios el pulgar topográfico
amortiza el índice la claridad enredada en el espejo
disputas en el matronazgo la meñique hambre
?lo que te hace feliz te hace saludable?
de pie a cabeza
muy pocos se aventuran fuera de lo principal
rescatar la descreída extremidad bordada de suspiros
tiempo pedido en cedazo de hotel cómplice
apuesta al talco oscuro de la tarde como plato dulce
ruptura de reposos en extrañas curvas
somos quiénes disputamos la marea del placer
en atracadero de triple filo
deja de día el escaparate montañoso
aúlla el barro aromas de viaje ilegal
dios guarde ese postre
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siesta canicular
retorna al parlanchino aperitivo
la otra mitad del ser vivo
en el enredo rizado del bostezo
intimidado por nuevos métodos
para sustentar amados aullidos
despeinar vestidos o trucos enhiestos
a la hora más zurcida
alcanza cimas insospechadas el éxtasis
al libro abierto de la piel más desdentada
aún le queda corriente submarina
en nudo carnicero precedido de ráfagas
como diría Arnaldo
precisamente
para escarbar en el gozo
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rescate del torso
has sido tan fiel para faltar
al redondeo copioso del liberado deseo
en la beata boca
cuando las cigarras helénicas
vierten escabroso su rumor
se puebla de armados gateos el torso
partirá a la impaciencia
el bocado menos doloroso
para alcanzar el cenit en tus senos
declarar de cara al jardín de bromelias
la mitad amorosa del esqueleto
zona apta para el jangueo de las siluetas
y babeos despanzurrados
sin carencias en el ?Fedro?
después de un comienzo incierto
esperará hasta el ombligo por el cegador destello
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iluminante
en cajón de sastre el salto de ángel
desarraigado en la encañada mejilla del aire
apoltrona el gozo
en las anchas caderas del espejo
hierve desnudo al impulso que no ves
al domesticarse ovillado
en los torturadores muslos
de doble querencia
¿y por qué tanta penumbra en el deseo?
si hay función abierta para la sed toda la noche?
titiritero temblor
sumerges el sopor de remolona mano
bajo las párpados de la frutilla bermeja
lo interesante ?lo realmente valioso-
insistes en el jugoso disimulo de retina garza
a prueba de barullos alargados
en manoseos de marea alba
celebras la limpidez de la cita entre aguaceros
la preñada ofrenda de amante devastado
en mar de lecho saltimbanqui
donde no siempre se está al tanto
de la captura y movimiento
del pulposo péndulo
tanta sed de poseer la deportada espera llega
hecha toda marullos y concha porfiada
desde el balbuceo del niño o el loco
tal vez por eso sea verdad
que el más casto amor
de vez en cuando debe azotarse
retrato del gozo
plantar el milenario gozo
bajo la planta neolítica del corazón
su plancton garantiza la salud
al desamparado sueño.
en esos agujeros profundos de la transparencia
aún no he leído lo suficiente
sobre el milenario sufrimiento del placer
resbalado en espaciosa mirada
de posibilidades
en el bosque frágil de vaso atarantulado
en burdel de primera la amurallada sed
salpica el puntiagudo deseo donde me acuesto
y ladra de amor y desnudeces el recuerdo
se puede decir que aún nos falta mucho por levitarnos
en la luminosa ternura del polvo
mujer que mira la ?Bacanal? de Poussin
no ha encontrado a nadie
en el fondo de sí misma
con elemental ímpetu
combate el mundo que a su alma se presenta
exiliada de las cadenas de voliciones
con tanto espejismo conspirador en la almohada
henchida de sentido la marea del deseo
contrata una y otra vez el mismo paisaje
faunos, silenos, ninfas y sátiros
¡¿qué malabarismo infernal del inconsciente siente
esta mujerzuela para sonreir de tal manera?
levedad del deseo
la rizada levedad del deseo
se arropa de retiros
en cama de posición desecha el sabor saludable
que une a espaldas escalofríos saltimbanquis de ojitos saltones
la circulatoria llamada del tacto callejero
cobra la empírica bestial de la entrada y la salida
¿qué nos toca?
cualquier pretexto transeúnte del hueso
el desparrame en roces desiguales y nuevos
los vítores del gozo en tremendo bocado
justifica el agua fría de manantial
en castillo solitario
Y si llega
el instante en que Ariadna se hace danza
en la razón mancebo de la tarde
cuna en compás de lógica oculta
potencia de brazos torsos y piernas
transformada en áspera ninfa
cabalgando en macho cabrío
y si llega?
hará pasar el cortejo pretérito de la ruptura
y la felicidad hecha norma
en los labios de las divinidades
si llega
o la bestia está más cerca de Dios
o Elena ha cegado a Homero
belia e segarra ramos
De: El libro del gozo