La poesía y sus daños colaterales
Hace unas semanas llegó a mi manos, vía correo aéreo y desde el otro lado del charco, el poemario El Eroscopo: Daños colaterales de la poesía de Ana Mª Fuster Lavín. Ana es una mujer portorriqueña que escribe, edita, redacta, corrige y educa. Ha obtenido diversos premios literarios, ha publicado en revistas y sus obras han sido traducidas al inglés, francés, portugués e italiano (más en http://bocetosdeselene.blogspot.com ).
Sólo con esto ya puedo pensar en una heroína de cómic (a libre elección), pero después de leer el poemario todo cambia y se intensifica. Todo crece. Y no hubiera hecho falta el exotismo del volumen viajando a través del océano para dotarlo de magnitud. Pero vamos al lío (nunca mejor dicho) y hablemos de lo que me he encontrado detrás de las palabras hiladas de Ana María. Cuando uno tiene entre sus manos El Eroscopo debe detenerse y observar la portada, ya algo entre sugerente y evocador (aquí también es válido el libre albedrío para interpretar).
El Eroscopo está dividido en 4 bloques bien diferenciados, sin mentar el muy buen prólogo (firmado por María de Lourdes Javier) que nos introduce en la obra. Tampoco meteré en la partición la última parte: “una llamada equivocada”- espacio habilitado por Ana para los haikus, una de las formas de poesía tradicional japonesa-.
La división planteada por Ana María queda así:
I.- Cóctel cuatro estaciones
II.- Una semana en siete mundos
III.- Son los meses la medida de un poema
IV.- El Eróscopo
Ana María se pasea entre las cuatro estaciones a través de las edades que afrontamos y atravesamos en la vida y crea las pautas de la libertad. Marca cada hito de su vida con un caer de hojas, una celebración navideña o un sol playero que la inunda por dentro. Deja salir a través de los versos el sentir…el duelo que vive en primavera cuando el resto del universo lo admira por brillante, en verano es cuando la autora celebra los crisoles que han teñido su vida, coincidiendo con su aniversario. En invierno se dedica a la contemplación de la vida de las palabras hasta que alcanzan la muerte. Y nos describe la soledad del creador de palabras en un otoño que pierde hojas, al mismo ritmo que el cuerpo gana arrugas. De ahí los daños colaterales de la poesía.
Afronta el verso con audacia y, deliberadamente, con denuncias. Anula la represión femenina sin caer en el feminismo y reafirma a toda mujer como lo que es: MUJER. Ataca el tabú del sexo sin tapujos y lo expresa a través de los signos del horóscopo, doce maneras diferentes de vivir la sensualidad y el sexo explícito según la luna de donde procedamos. Lo menos, te hace pensar y comprobar si naciste en la luna equivocada o estabas donde tenías que estar…
Personalmente, destaco “Tarjetas para (des) enamorados libres” y “Diciembre at Christmas Parade”. Sólo son dos de los nombres con los que Ana ha bautizado sus poemas. Demos una oportunidad a la denuncia en verso, a la valentía en la escritura y a la creación con aristas.