Insomnios, oscuridad, aniversarios y otras reflexiones a las
5:30am
(escrito el 29 de noviembre de 2017 5:30am San Juan de Puerto Rico)
Son las 5:30 am. Hoy se cumple un año de haber sido operada
por cáncer de tiroides. A las 5:30am me
recogió mi amiga Maldes para llevarme al Pavía. Una extirpación radical de las
tiroides y perdida de dos paratiroideas (con un bajón de calcio que por poco la palmo), seis días de hospital, laboratorios,
medicamentos, pasé por tratamiento radiactivo con yodo, tuve momentos (varios
meses) de tristeza, dolor, preocupación, también de mucha fortaleza y
positivismo. A las 5:30am allí ya estaban
la amada Tina Casanova y Sigfredo, ella también iba a ser operada.
Sin embargo, son 71 días de la visita del huracán María que nos
devastó, la isla, los hogares, los sistemas eléctricos, de telecomunicaciones…
Miseria y corrupción, escombros y cinismos, abandono y crueldad. Noches de
oscuridad, solo esperando el amanecer para vernos la piel. Entonces, no tuve tanto miedo con el positivo
a cáncer, como esta incertidumbre isleña que vivimos, cada vez más pobres, más abandonados,
más solos…
Y es que hace un año no me sentí nunca sola ni abandonada
cuando lloraba en la oficina del doctor, porque el diagnóstico da mucho yuyu. Tuve
siempre a mi hijo (siempre tan brillante tierno y honesto), su amor eterno, a
mi Cleopatra esperando para sus bichicariños. Gracias de corazón a María de Lourdes Javier
(mi hermanita Maldes) que me llevó al
hospital en la madrugada y se quedó todo el día allí y visitas diarias, a
Sigfredo y Tina (mis ángeles guardianes, de luz, hicieron tanto por mí, Tina operada
también allí y se escapó para visitarme), las visitas de mis compas de oficina
Heidi, Marissa, Francisco y Mabel, mi hermano de la vida Barry, y los cariños
de mi hermano mayor José Manuel, también mi cuñada Delly, mis colegas hermanos
del aquelarre Jocelyn Pimentel y José H. Cáez (mi amado compadre), al solidario
Luis (Laro) Rodríguez que me fue a visitar sin conocerme…. y a mi hermana
Marieli Calderón que me rescató el día del alta, que me ha rescatado en tantas
ocasiones. Los mensajes de texto o wasap
esos días de Alexéi Tellerías, Carlos Roberto, Mario Alegre, Iva Yates, Leticia
Ruiz, Alberto Martínez, Alinaluz Santiago, Ricardo Rodríguez, Héctor Monclova,
Marioantonio Rosa, David Caleb y Pabsi Livmar, Ángel Mussenden, y tantos seres luminosos
que saben quiénes son…
Los apoyos solidarios de hermosas amigas y sus testimonios
(como Zamaris Rodriguez, Eli Cuevas y Lynette Mabel Pérez) que me ayudaron a
entender los cambios de mi cuerpo, lo que sentimos, y que no nos dice el endocrino. Agradezco igual a mi cirujano Dr. García Talavera,
que se preocupó por mí, por que estuviera bien física y mentalmente. A la
anónima roomate, porque en su locura me ayudó a escribir divertimentos y micros
para salir del tedio hospitalario. Mis
padres llamaban desde España casi todos los días preocupados, racionales y
amorosos… Y al final la visita en mi apartamento de Ángel Isián y Melvin
Rodríguez con tres pizzas y muchas querencias. ;o
Tanto que agradecer también a muchos de ustedes, que a las
5:30 am o a cualquier hora, me leen, me comentan, me apoyan, me dan su cariño, aunque
sea una carta tan exageradamente larga como esta; porque saben que los amo y
apoyo, y yo siento la empatía de ustedes, y eso me da energías querenciales
para seguir adelante.
Coño y estamos aquí en un año de cumplir 50, de publicar mi
novela Mariposas Negras (mi 11mo hijo apalabrado) en el que muchos sucesos,
curiosamente ocurren a las 5:30am (no tan curioso, porque me despierto
usualmente a esa hora casi siempre, y menos curioso es porque a esa hora salió
de su casa Santiago Nassar, el día que todos en el pueblo (menos él), sabían
que iba a morir, de tantas sombras y algunas luces. Un año de vencerle al
cáncer, de comenzar a sentirme mejor, de pronto publicar tres poemarios
inéditos y ediciones aniversario de algunos de mis libros, de saber que tengo
mucha gente hermosa que me da palabras de aliento y empatía, que estamos vivos
y luchas, pero también pronto a 3 meses del huracán María, de sufrir tres meses
del más burdo de los “algaretes” corruptos
y de incertidumbre, que lo que le ocurre a nuestra isla me asusta más
que cuando recibí el diagnóstico positivo a cáncer, pero estoy viva, y nuestro
país está vivo, mientras hay vida, podemos salir de la caverna, cada uno,
luchamos solos, salimos solos, pero así nos toca invitar a salir a los demás…
Son las 5:30am y pienso en que mis amigos Nelson Rivera y
Tato Santiago (a quienes adoro y admiro) es posible que aún no tengan luz, o
que mi amada Carmen Rabell esté en tratamiento de quimioterapia y esté igual
sin luz. Y que tampoco tengan luz la
mayoría de nuestra isla. Y siento rabia, y no me conformo y no me callo. No nos
callemos no nos conformemos. No es justo, no es humano que sigan intentando
mantenernos en una oscura caverna.
Estas son unas reflexiones insomniadas a un año de sacarme
el cáncer del cuerpo, quisiera que en un año, pudiéramos escribir que sacamos
el cáncer de Puerto Rico, que podemos distinguir entre las sombras y la
realidad, que estamos luchando con dignidad, con empatía, vamos a brindar
techo, comida, luz, conciencia, valor. ¿Será posible? Al fin de cuentas, estamos vivos y, a pesar
de los escombros y de las mentiras, podemos salir de la caverna, por nuestra
cuenta, vamos, sin esperar por los demás… No se rindan
Ya lo dejo porque son más de las 5:30am
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