Tarjeta para (des)enamorados libres (Febrero)
- Sábado 02 de Febrero de 2013 00:00
- Ana María Fuster Lavín
Sueñan las pulgas con comprarse un perro
decir que “eres la luz de mis ojos, sin ti quedaría ciega”
o, peor aún, que apagas mi sed con la fuente de tu amor
sin ver tu amor, ni sentirlo entre mis labios…
mientras hombres y mujeres
--enrutinados, desrutinados, mutilados--
las más ellas, gastan su dignidad,
y es que nadie conoce a nadie,
tan solo a su desgastada cuenta bancaria.
No quiero ser la amante fiel en el día de un tal Valentín
ni que mis muslos piropeen un febrero junto a los fantasmas
tampoco que unas manos, cuatro manos, delineen mi espalda
sin mojarme y ser Barbie sin pezones ni vulva
--mi cavidad hospitalaria es melocotón y lluvia--
ni que una cama olvide el aroma del amante sementado
mientras su huella reseca es manjar para las hormigas en celo.
No quiero ser cartograma de novela rosa
tampoco maldita ni musa,
ni esclava o gobernadora,
mi vientre no es banquete para caníbales
ni mi sangre un manual de venganzas;
mucho menos calígrafa de caprichos hormonales.
Mi tarjeta es esa pequeña muerte convencional
ilustrada en los trece días anteriores
o escrita en los quince siguientes,
esa muerte que no compra recuerdos ni aplausos
mucho menos un perro a las pulgas,
la mía, invierte en malabares y palabras.
Mi amante es una brújula para navegar a mi mundo,
también a otros,
tal vez, así nazcan los silencios más perversos
para hablarme de mi misma, y sentirme
letra a letra, boca a boca, piel a piel.
Mi personaje es un festival de mujeres
unas encantadoras de serpientes aladas
otras ritualizan la calle en las noches clandestinas
las más tararean una nana a la soledad
somos muchas, todas y una, horneando pan a los sueños
somos las bien/venidas
reescribiendo el cuerpo y la palabra.
Ana Maria Fuster Lavin
(El Eróscopo: daños colaterales de la poesía)
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