La custodia del peligro
Y mis manos bañadas en sangre
danzan distancias reconciliadas
mis dedos acarician tu retorno
amándote de muertes, la tuya
pronto la mía,
esa custodia del peligro
entre sábanas y susurros de piel
de remorirse en cada viaje
a través de tus labios, que son los míos
y llegas a mí, dentro de mí
tomas mis manos para que te muera
y sucumbimos de diarios sin palabras
desangrados en ríos subterráneos
hasta el silencio de los amantes…
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