"El soñar besa la
eternidad"
Rita Guerrero.
Un
aroma a salitre y almendras me transporta bajo la cama. Abro mis manos. Una
sombra, la misma de la otra noche, se contorsiona entre mis dedos. Sigo sus
pasos mientras los sueños se hunden junto a mi insomnio. Bajo por un túnel
donde todo es fragancia, satín y humedad. Escucho el susurro de un arcoíris a
la distancia. Sigo mi camino junto a la sombra que acaricia mi espalda. Palpo
una puerta. Entro a una habitación azul. Convertida en voz, ella me acaricia y me invita a beber de su
cuello. Ella también absorbe mi sangre hasta sentirme liviana. Me sonríe con
las gotas rojas cayendo de nuestros labios. Salimos de la habitación,
regresamos al túnel cogidas de la mano. El sabor de nuestra sangre cosquillea
un tic tac en la melancolía de morir.
Antes de abrir la próxima puerta, me dice: ¿Has
mordido un beso que te haga descubrir el secreto de siempre? Bébeme de nuevo, le contesto, pero la sombra
desaparece. Abro los ojos, estoy en mi cama. Aspiro el salitre y las almendras,
ya atenuados. Escucho a lo lejos: pronto
será siempre.
Ana María Fuster Lavín
del libro inédito
Carnaval de Sangre
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