Último sueño
Al día siguiente de nuestra muerte, que en realidad fue solo la mía, descubrí que nunca estuve despierta y que tú nunca pudiste soñar. En mi último sueño ya estaba muerta, y mi cuerpo llovía en el horizonte entre mi cama y el acantilado del amor. Amaneció y me desvanecí entre mis sábanas. Aquellos laberintos de Insomnio eran el camino a un carnaval de sangre convertido en palabras. Solo soy el eterno silencio de un libro cerrado para los sueños.
Ana María Fuster Lavín
Al día siguiente de nuestra muerte, que en realidad fue solo la mía, descubrí que nunca estuve despierta y que tú nunca pudiste soñar. En mi último sueño ya estaba muerta, y mi cuerpo llovía en el horizonte entre mi cama y el acantilado del amor. Amaneció y me desvanecí entre mis sábanas. Aquellos laberintos de Insomnio eran el camino a un carnaval de sangre convertido en palabras. Solo soy el eterno silencio de un libro cerrado para los sueños.
Ana María Fuster Lavín
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