“[…]¿Y
si hubiera nacido nene? No se trata de problemas de inconformidad con mi cuerpo
o con la biología, o lo que sea que determinen las reglas de cómo se debe ser.
Se trata de cómo se comportan los demás con las mujeres, como mi mamá y yo. Si
hubiera sido hombre, no habrían abusado de mí ni me hubieran menospreciado
tanto. Odio esa cantaleta en la escuela de que las nenas tenemos que ser de una
forma y los nenes de otra, como si por ser varones merecieran más importancia.
Casi todos los gobernadores han sido hombres; en la iglesia, el papa es hombre
y, las mujeres, monjitas. Definitivamente, tiene que ser más sencillo ser nene.
Los hombres son más poderosos. Pueden ser ellos mismos. En la escuela siempre
dicen: “Yo puedo porque soy nene”. Ellos no tienen que ser sirvientas o plato
de comida para sus parejas. Papi pudo escoger largarse, mami solo pudo escoger
quedarse conmigo para cuidarme. […]”
Ana
María Fuster, Mariposas Negras, San Juan/Santo Domingo, 1era edición, Ed. Isla
Negra, 2016, pág. 31.
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