Ana María Fuster Lavín y la escritura entre los extremos
Un puente es el elemento físico de un rito de paso, en el que ejercemos el concepto de liminalidad. En ese estado de suspensión nos encontramos en una especie de limbo en el que no estamos radicados en ningún lugar particular. El puente no es un espacio seguro. Hay mucha indefensión. Lo único cierto de la travesía es que el ser — inevitablemente — no puede ser el mismo cuando llega al extremo contrario del que partió. También puede ser un sitio de retorno. Podemos atravesar nuevamente el viaje. El punto B puede convertirse fácilmente en el punto A.
Así, la transición no es — necesariamente — un efecto final de la peregrinación sino que el cambio es un proceso que se da a medida que avanzamos. El velo que torna el puente en un misterio puede ser descubierto a través del sable que corta lo ilusorio para reflejar la verdad, nuestra más íntima verdad. Vamos como samuráis, insistiendo en la búsqueda de nuestro mito.
De modo que Al otro lado, el puente, más reciente poemario de la escritora puertorriqueña Ana María Fuster Lavín y publicado por Editorial Isla Negra, es la develación de la más primigenia estancia de la poeta en el movimiento que provee la solitud. Temas como la locura, la muerte y el miedo la enfrentan al propio espejo. «Lo que te salva es saber que hay algo al otro lado», sostuvo quien rememoró los tiempos transcurridos junto a sus abuelos maternos en España y el puente romano de Salamanca, sobre el río Tormes, donde «me imaginaba que me unía a los libros y a sus anécdotas».
Indudablemente, Fuster Lavín es persistente en su oficio escritural. «Soy bastante disciplinada, pero no me obligo. Tengo que sentirlo. Sin la sensibilidad no puedo escribir», expresó. Por su parte, su novela Mariposas negras, que aborda temas como el bullying o el acoso escolar, y el abuso sexual, ha tenido gran acogida y es asignada en varios cursos académicos en recintos de la Universidad de Puerto Rico y la Universidad Metropolitana.
[Se presentó] en Casa Norberto el [el pasado] sábado, 10 de noviembre, [junto a] a lectoras y lectores muy significativos en su existencia como José Caéz, Mayda Colón, Carmen Marín, Pedro Rodiz y Jocelyn Pimentel. «Vamos a establecer el puente que es la poesía», dijo.
De manera cierta, Fuster Lavín es consistente en su periplo. «Cuando llegas al otro lado, queda construir otro puente», afirmó.
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