domingo, agosto 07, 2022

En torno a Callejón de los gatos, reseña por la Dra. Leticia Ruiz Rosado

 En torno a “Callejón de los gatos” de 

Ana María Fuster Lavín 



Por:

Dra. Leticia Ruiz Rosado 

Catedrática y poeta puertorriqueña


Este amor ya sin mi/ 

te amara siempre. Joan Margarit


     Callejón de los gatos es una colección amorosa sobre los ancestros, la familia de Santurce o la  familia puertorriqueña publicada en 2022 por Isla Negra Editores [compuesta de 19 cuentos]. Ana María Fuster Lavín cual Sherezade hila góticas historias espejeadas de un sector urbano alimentado por la sangre humana o tal vez por la sangre gatuna, metonimias de un país que todavía no se ha destetado por eso los fantasmas pululan o transitan por doquier entre el horror de sus luchas sexuales ante la esperanza redentora de otro frente corporal e indómito cargado de colmillos babeantes o de fluidos silenciosos aterrorizados por las pieles que bailan un vals escalofriante, siniestro y despiadado. Lo interesante es que a veces son seres humanos, otras, gatos que se confunden con los humanos como si esa simbiosis biológica fuese la de la familia puertorriqueña. 

     Este thriller urbano es la nueva propuesta de Fuster Lavín escritora caribeña, [que trabaja lo gótico y el terror], y que continúa experimentando en su narrativa con el estudio minucioso sobre la familia de su Isla segmentada, parecida a un cuento de historias en que los gatos ocupan la simetría urbana de una sociedad grisácea que danza entre mariposas y fantasmas. Las historias contadas parecen sueños siluetados cual epitafios en el humo. Es un texto fraguado dentro de la estética surrealista de códigos antes trabajados en su narrativa y que alcanzan en esta nueva propuesta el dominio de trabajar lo sobrenatural dentro de un mundo que no le es ajeno. 

     Fuster Lavín orquesta una novela abreviada en forma de cuentos y no en capítulos porque intuyo el país se asemeja más a un cuento que a una novela, es como si todavía no se completase su desarrollo y estuviéramos dentro de ese vientre del cual no deseamos salir. Los personajes se repiten  para que el lector conozca la trayectoria de unas vidas ancestralmente unidas por un entorno o ambiente cuya atmósfera clandestina y soterrada la vincula a su generación del 80 del pasado siglo. Este vínculo auténtico con sus ancestros nos remite a otros textos anteriores en que los personajes e historias aparecen como antecedentes a este nuevo callejón vinculante con la historia de un país que se repite ahora en Callejón  de los gatos con otras atrocidades familiares que en textos como Réquiem (Ed. Isla Negra, 2005) o Bocetos de una ciudad silente  (Ed. Isla Negra, 2007) dibujaban el nauseabundo olor a muerte de los vecindarios de aquel otro Santurce igualmente enfermo. 


  La coincidencia de aquellas y estas vidas y su devenir espantoso es un espacio y atmósfera detenida en el tiempo que ahora en el siglo XXI solo muestra sangre e inestabilidad. Dice la voz narrativa en el cuento que cierra la colección y se titula igual al libro: 

“Han pasado demasiados años, siempre quise volver. A ellas, al caserón, a aquel espejo. Hay espejos donde observas cómo el tiempo se convierte en un tatuaje de rutas en la mirada, otros son cascadas refrescantes que invitan a la libertad, esta era un puente hacia un mundo que me estaba vedado”

 (Fuster Lavín, Callejón de los gatos, pág. 161). 

   Ese puente, ese caserón son consustancialmente el espejo de sombras que han acompañado a la narradora a través de esa ruta orgánicamente vivida de un entorno que, desde El libro de las sombras (Ed. Isla Negra, 2006), escrito en verso, apuntan un entramado lírico por el que transita el devenir sostenido de los fantasmas que han acuñado ahora en Callejón de los gatos el estilo cuyas cenizas maternas recrean una tradición familiar de fábulas en que la apertura a la vida de Mita, luego de la pandemia que aún no ha cesado, supone la de Camila y, tal vez, la de la narradora a fin de ir a por Adela o a redactar otras historias. Este sarcasmo tan fusteriano es otra mueca narrada de la historia de una ciudad mirada amorosamente y transitada entre grises, motos y gatos cuyas huellas escriturales deambulan junto a murmullos, silencios, miedos, maltratos, orines y el obcecado deseo a la muerte. 


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