encerrada
mármol sueños de alas
útero
tornasol de sangre caricia
anémona
del bosque mar de veneno
todas
las ellas refugiadas en mí
una
noria de voces que va sembrando paredes
aquí
las
mariposas negras descienden quimeras
como
niñas con los ojos cerrados
chocan
contra mí,
contra
el piso y sus puertas:
pues
la isla ha muerto gris mutilada
así
la sombra de nuestras manos
es
una melancolía de palabr(a)mar
encerradas
somos
caracoles de voces penetrantes plata
desde
mi claustro a mi pecho y mente
a
fuerza de mentiras, crueldad de luz oscura
hemos
parido tijeras de alas a la deriva:
al
otro lado las sombras ciegas sin calles
vomitan
balbucientes sílabas ocre desesperanza
¿cómo
escapar de nosotras a otros cuerpos?
si
morimos cada día multiplicándonos
mientras
las murallas devoran lentamente
mi conciencia
Ana María Fuster Lavín
Al otro lado, el puente
pronto en Ed. Isla Negra
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