Esta novela es un entretejido de
ternura, pasión y misterio en el que se define la poesía. Al finalizar el tejido nos encontramos una
historia sacada de la cruda realidad de nuestros pueblos, relaciones incestuosas
unidas a relaciones de poder desgastadas.
Reconocimientos a través del vuelo de la vida, corto como el de las
mariposas, tras la luz, dispuestas a quemar sus alas a cambio de un aromático instante luminoso. Mariposas negras (Ana María Fuster Lavín, Ed. Isla Negra, 2016), de pasión y de muerte, eros
y tánatos, devenires deulezianos, sin tiempo, sin cuerpo.
Alinaluz Santiago
Escritora puertorriqueña
“Escribir poesía es lo único que disfruto cuando
estoy sola. Es como si al juntar una palabra con otra pudiera entender
el sentido de mi vida, de mis pensamientos. Tener esperanzas y volar. Puedo
ser todo eso que deseo o ahuyentar las cosas que me han hecho y las burlas de
mis compañeros.” (pág. 46)
“—La poesía… Son simples palabras que salen de mis manos, para no quemarme”. (pág. 73)
“Tal vez siga escribiendo poemas, pero ¿en qué trabaja un poeta? En otorgar juegos, emociones, exorcismos; en
obsequiar caricias para la esperanza
o ayudar a maquillar a la muerte para hacerla menos distante o ajena.” (pág. 169)
“Estás perdida en un presente que te ahoga de dolores. La poesía no te salvará, ella solo te da un intervalo
para no enloquecer.”
(pág. 191)
Ana María Fuster Lavín, Mariposas negras,
San Juan/Santo Domingo, Ed. Isla Negra, 2016.
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