El amor por las letras es el elemento que une a cuatro talentosos escritores
que coinciden, además, en el ámbito laboral ya que todos trabajan en el Tribunal
Supremo de Puerto Rico. Se trata de Pabsi Livmar González Irizarry, Ana María
Fuster Lavin, David Caleb Acevedo Irizarry y Francisco Font Acevedo.
Pabsi Livmar González Irizarry, quien se desempeña como Traductora
Jurídica en el Negociado de Traducciones, recibió en febrero de este año el
X Premio de Literatura Infantil El Barco de Vapor por su novela corta
para público juvenil titulada El visitante de las estrellas. Se
trata de una obra de ciencia ficción que recrea una sociedad humana del
futuro.
Al describir su obra, Pabsi asegura que fue el propio texto quien
marcó su proceso de creación literaria. “Fue el mismo texto lo que pidió ciencia
ficción. Todo fue como un rompecabezas”, indicó al explicar que empezó
explorando el tema de las políticas de inmigración y evolucionó al tema de las
guerras, el racismo y los niños soldados y “todas esas inquietudes del mundo
contemporáneo”.
El visitante de las estrellas fue
reconocida por la Fundación SM al ser seleccionada en el primer lugar
unánimemente por un jurado compuesto por escritores y editores destacados. El
laudo otorgado a la obra indica que “la autora logra representar muy
efectivamente el conflicto interno del protagonista, producto del desencuentro
entre los valores de la compasión y solidaridad que ha aprendido de su padre y
las expectativas de una sociedad que lo conmina a asumir las armas del rechazo y
la xenofobia, a convertir en adversario a un ser tan frágil y condenado por las
circunstancias como el mismo”. Para alzarse con el primer lugar del certamen su
obra se midió con cuarenta y tres textos originales.
Además de este reconocimiento, Pabsi recibió recientemente el Premio Dr.
Samuel R. Quiñones por su trabajo Traducción y subtitulado para personas
sordas y con deficiencias auditivas del documental "Mira lo que digo" y
localización parcial de su sitio web. Este premio lo otorga la Real
Academia Puertorriqueña de la Lengua Española y el Programa Graduado de
Traducción de la Universidad de Puerto Rico (UPR) a la mejor tesis de traducción
del año. La joven profesional posee un bachillerato en Lenguas Modernas y una
maestría en traducción, ambas de la UPR.
Por su parte, Ana María Fuster
Lavin es parte de la familia de la Rama Judicial desde 1996. Trabaja en la
Oficina de la Compiladora y Publicista de Jurisprudencia. “Escribo narrativa,
escribo cuentos, escribo novelas, escribo poesía, literatura infantil también”,
expresó quien ha publicado once libros y un poemario artesanal que trabajó en
conjunto con David Caleb. Su obra literaria también ha sido reconocida
ampliamente. El Instituto de Literatura de Puerto Rico premió en el 2002 su
primer libro de cuentos Verdades caprichosas. En el 2006
repitió honores con El libro de las sombras y su libro de
cuentos Réquiem ganó el premio del Pen Club de Puerto Rico en
el 2005.
La egresada de la UPR, con formación en música y literatura y
una maestría en Estudios Hispánicos, relató que su primer libro fue
“autopublicado”. Sin embargo, destacó que tras ganar el premio conoció el editor
de Isla Negra, lo que permitió la publicación posterior de varios de sus libros
y la distribución de su obra en otros países.
Recientemente publicó la
novela Mariposas Negras, cuya primera edición se agotó y se
publicará una segunda edición en agosto de este año. Al describir su trabajo en
esta novela Ana María indica que trata sobre al amor, la equidad y el abuso
sexual de menores desde el punto de vista de la víctima usando el género gótico
“buscando hacer un balance entre lo poético y lo crudo del tema por medio del
lenguaje”.
De otro lado, David Caleb Acevedo Irizarry, quien se
desempeña también como Traductor Jurídico, fue recipiente del Premio Nacional de
Cuento del Instituto de Cultura Puertorriqueña del año 2013 por su libro.
Se trata de una colección de cuentos que va desde la ciencia ficción y la
fantasía al horror y a lo que denomina como el “realismo sucio” que es una
descripción cruda de nuestra realidad. Asegura que ese estilo tiene mucho que
ver con lo que significa para él la literatura. “Es un espacio de escape. Yo he
entrado en esta visión de tomar la literatura como un proceso terapéutico para
mí donde se me hace posible filtrar toda la violencia que me llega a diario”,
aseguró.
Sobre su obra, el jurado que le concedió el reconocimiento de
forma unánime en el 2013 expresó que “el libro es todo un hallazgo que ha sido
bellamente construido, que exuda originalidad, una destacada imaginación y una
creatividad sin límites”.
David Caleb completó su bachillerato en Artes Plásticas-Pintura y Lenguas
Modernas en la UPR. Fue profesor de inglés conversacional y traductor residente
de “Panamerican Language Institute” de donde llegó al Tribunal Supremo en el
2010. Mientras vivió en Estados Unidos, laboró en un hospital de Hartford como
intérprete para latinos que no hablaban inglés. “Yo soy un fiebrú de la
literatura y estoy muy orgulloso de eso. La literatura para mí es un juego que
me permite desconectarme humanamente de la situación que me rodea y poder
reenfocarme”, expresó.
Además de su obra galardonada, David Caleb tiene a su haber varias
publicaciones, entre ellas los poemarios Bestiario en nomenclatura
binominal, del 2009, y Empírea o Saga de la Nueva
Ciudad del 2011. En el 2014 publicó el libro de cuentos Cielos
negros.
El cuarteto de escritores lo completa Francisco Font Acevedo, quien se
desempeña como Corrector Legal en la Oficina de la Compiladora. En febrero
pasado presentó su obra más reciente La troupe Samsonite, una novela que ha sido
descrita por la crítica como compleja y fascinante.
Además, Francisco es autor de publicaciones destacadas y reconocidas como
Caleidoscopio, del 2004, y su colección de cuentos La
belleza bruta, publicada en el 2008. De esta última el reconocido
escritor Luis Rafael Sánchez comentó: “La belleza bruta
configura un magno universo narrativo, poblado por personajes azarosos y
sexualidades tan plurales como flexibles, que sacude al lector con el concurso
de su prosa astuta, incendiaria, deslumbrante”.
El autor recuerda de manera especial dos libros que le transmitió su madre:
un libro de cuentos de Franz Kafka que contenía La metamorfosis
y Un artista del trapecio y La guaracha del Macho
Camacho, precisamente de Luis Rafael Sánchez. De esta obra, Francisco
destaca la disciplina del autor, ya que entiende es una característica necesaria
para ejercer el oficio de la escritura.
A pesar de tener trasfondos diversos y experiencias de vida distintas, los
cuatro escritores convergen en varios temas. Todos y todas, siendo lectores
voraces, coincidieron que la lectura es esencial. Igualmente, estuvieron de
acuerdo en que la inspiración es importante, pero que el mundo de la literatura
también requiere disciplina. A las nuevas generaciones de escritores,
recomendaron leer, educarse continuamente y vivir intensamente para encontrar
buenas historias para contar.
Pabsi Livmar, Ana María, David Caleb y Francisco. Grandes talentos que se
destacan en el mundo de la literatura y son orgullo de Puerto Rico y de la Rama
Judicial
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