La vida de las palabras
Despierta,
ven aquí, ven. Las pequeñas voces en la sangre la quemaban tanto que
despertó. La vida, esta es la vida. Ella abrió los ojos. La recámara
oscura contrastaba con el luminoso amanecer a través de la sucia ventana. Ven
con nosotras, vive. Se levantó de la cama, tropezando con las botellas de
vino vacías, bolitas de papel y libretas de anotaciones que había por todos
lados. La soledad palpitaba palabras y olor a mugre. Libéranos. Observó
la computadora dañada por un virus. Se tapó los oídos, pero las voces de la
sangre gritaban cada vez más fuerte. Libera nuestras palabras, vive. Agarró
un cuchillo y se cortó las venas de ambas muñecas. Gota a gota sintió la vida
de las palabras. Murió.
Ana María Fuster Lavín
Carnaval de Sangre
(2da ed, San Juan, Ed. EDP University, 2016)
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