Sobrevivir tras una cortina de humo negro o renacer solidarios
Escritora puertorriqueña

Vivimos algunos 3.3 millones habitantes del planeta (que iban a ser 4
pero algunos –como acertadamente informa el titular del gratuito diario– ya
pudieron huir, otros desertar, algunos progresar, otros joderse; se fueron por miedo,
los menos por valor para contribuir al universo terrenal; perdonen el regodeo,
pero así de complicado es este atolón caribeño circense). A los que no les
importa porque no les afecta o porque seguirán devorando la carroña que les
obsequian para estar domados o a los que contribuyen a esta maldita catástrofe socioeconómica,
a fuerza de la corrupción, de jugar y aportar a esta perversión política que
nos asfixia, les aplaudo con mucho asco por conseguir sus mezquinas metas. A los que hacemos malabarismos para no ser
muertos-vivientes en una isla a la deriva, bajo un sol oscuro que asfixia las
ideas, una farsa de la historia que a fuerza de tanto cantazo, abusos y engaños
por los siglos de los siglos o remontándonos a las aventuras de un genovés,
solo nos queda despertar y UNIRNOS. ¿Adivinen qué? Estamos vivos y tenemos que
recuperar la realidad, el cuerpo, la voz. O moriremos también sin entender que
tras el telón había una vida digna, productiva, con madurez emocional,
creatividad y sueños.

El país (o la colonia) donde habito (yo lo llamo patria –una cada vez más
desolada, torturada y abandonada–) de cuyo nombre los gringos no quieren
acordarse, está en la más cruda quiebra. Sin embargo los dirigentes y la masa
muda siguen jugando a un no sé qué carajo (bueno a seguir robando unos, otros a
seguir recibiendo mierda sin aspirar a más) de robar aquí y allá, y es que
“todos tenemos que sacrificarnos en tiempos de crisis”, condenan con asqueroso
cinismo. Y los héroes de derecha e izquierda siguen de carnaval. Ellos apoyan
que se gasten miles del erario en un plebiscito cosmético que no sirve de nada,
que cuando se limpien la cara y el trasero (o culo) solo tendremos la misma
mueca torcida y la misma mierda. No ven que los políticos solo están montando
en el chijíchijá mediático para no meterle coraje, valor y esfuerzo a rescatar
la isla. Hello! Trump is the actual Mr.
President. El ridículo plebiscito NO sirve más que de un performance para
entretener al público, mientras recortan el dinero de los servicios al pueblo
(alimentación, salud, educación escolar y universitaria). No olvidemos que lo
que ha hecho el (des)gobernador con la UPR es otra canallada. Juntaplanjuntaplanjuntaplan
de un buitre las dos alas.
Tenemos que despertar y ver más allá del telón oscuro, recordar nuestra
arma más importante: la solidaridad, esa arma poderosa de amor y valor, unirnos
por el bien común, unirnos para sobrevivir, para ser libres sin maquillaje,
para sencillamente poder sobrevivir aquí, en esta isla llamada Puerto Rico. Es
cierto, todo parece una farsa, porque lo es… un reality show político (píntalo azul, rojo, verde, o de niñita
burguesa o de vejete comepan), nos obligan a vivir tras una cortina de humo
negro (el cual se debe a una mala combustión de la corrupta
ambición de unos y el conformismo de otros) que cuando se descorra solo quedaremos
algunos seres marchitos intentando alzar la voz y las manos sin dedos, entre
los desmembrados cuerpos que alguna vez se llamaron puertorriqueños. Ya
basta. Es hora de renacer. Es hora de ser SOLIDARIOS. Es hora del grito.
1 comentario:
Tal parece que hasta la voz nos quitaron...
Publicar un comentario