Tenemos el honor de publicar poemas inéditos del escritor,
catedrátivo y crítico literario puertorriqueño
Daniel Torres!
Luna
Mudo testigo
entre las nubes
de toditos los quebrantos
que le mintieron al
bolero
las cuerdas de una
guitarra
entre todos los tríos.
Madrid
2015
Calle abajo y calle
arriba,
de la Plaza Santa Ana
hasta la Puerta del Sol,
en el paseo cotidiano del
turista
que lo mira todo
con ojos iluminados,
hasta llegar a la Plaza
Mayor
en San Isidro Labrador
donde la alegría se viste
de gala
en medio del lamento
ibérico
de la precariedad.
Autorretrato
Dicen las que saben
que llevas en el revolú de la sangre caribe de tus
cuatro familias:
las manos laboriosas de mami,
los pies inquietos de papi Toño,
los ojos café de doña Sinforosa Ramos,
la serenidad indomable de don Vicente Cotto,
las orejas largas de las tías,
la boca fina de quién sabe,
la nariz ineludible de los Carrasquillo,
la musculatura de tío Tino,
la calvicie incipiente de tío Juan,
la seriedad de tío Pablo,
y los amores triangulares de tus dos padres.
Dicen que eres el clon de tu hermano Ito,
y de tu tío Panchito que no conocías,
que sazonas la comida como tu hermana Sandra
y tomas siempre la distancia prudente de los Torres,
que asumes la rectitud de tu hermana Myrna,
la bondad de tus hermanas Carrasquillo Solá,
la vocación de servicio de los Rodríguez Beltrán.
Que tienes la chispa de tu sobrino Miguelo,
la piel tostada de los Cotto como todos los primos,
haces los corajes furibundos de doña Feliciana Báez
Aguayo, viuda de Torres y Arméndiz,
y llevas el ritmo en el baile de mami con todos sus
silencios.
Que heredaste el sentido particular del humor de Moma
con el don de gentes de papi Chente,
y que el resto:
es la combinación del naufragio de cualquier familia
que se respete.
El cuerpo del Papa
(Elegía a Juan Pablo II)
Esa
púrpura de túnica blanca
que
en la ciudad eterna reclinada,
en
el rojo de sangre que se arranca
es
una herida de amor apasionada.
Es
su cuerpo cual muro de diamantes
expuesto
ante los fieles que le buscan,
como
si fueran despechados amantes
abandonados
sin explicación alguna.
Legado
de veintiseis años cual pastor
de
un pueblo desbandado y desasido
ante
los cambios de un mundo incomprendido.
Descanse
en paz, pues, el buen actor
que
la jornada ha terminado y presidido
Aquél
que en las puertas del Cielo ha coincidido.
Daniel
Torres, Poemas para leerse en la calle
(poemario inédito)
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