viernes, febrero 03, 2006

De abogados


La sentencia

¿Qué harías sin tan sólo te quedara una semana de vida? Las palabras del asesino convicto penetraron como un cuchillo por las venas de su abogada. La licenciada López se asustó tanto que se dirigió a su casa y canceló sus compromisos del día, del otro y del siguiente. Se paraba frente al espejo dos, cinco, veinte veces. Según se aproximaba el séptimo día se iba viendo más difusa en el espejo y sus pies se hundían entre las losetas. Finalmente llegó el momento marcado por el calendario, la sentencia del reo ya no la asustaba y se sonrió sin verse en el espejo. Al regresar a donde el preso le habló, él miró sin ver nada, comenzaba a ponerse nervioso. La abogada le volvió a susurrar al oído: lo de siempre, fingir que vivo.


Ana María Fuster Lavín
de
Bocetos de una ciudad silente

*Cuadro Lucía Maya--El ángel olvidado

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