domingo, enero 30, 2011

Claridad:Mis estudiantes los “terroristas” José M. Encarnación González

Mis estudiantes los “terroristas”

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José M. Encarnación González/Especial para En Rojo

Aunque definir “terrorismo” ha sido un reto de muchas décadas para la academia y hasta para la Organización de las Naciones Unidas, en sólo unos meses la administración Fortuño exhibe funcionarios que han logrado articular una ilustradísima definición y en la ONU no lo saben. Para estos genios del ejecutivo, un terrorista es “un pelú de la UPR, que asiste a protestas”. Ni el experto en terrorismo Walter Lequeur llega a niveles cognitivos tan abstractos e impresionantes sobre el concepto.


No legitimaré el esfuerzo enciclopédico del ejecutivo, ni definiré con simplismos un término que cuenta un centenar de explicaciones serias e inteligentes. Sólo aclaro que el terrorismo se relaciona con la práctica sistemática de producir ansiedad a civiles por medio de acciones intimidantes y violentas, que pueden tener base política. De originarse en el gobierno, se denomina “Terrorismo del Estado”. Esta práctica, que hoy vemos en Puerto Rico cuando se ataca e intimida a la juventud educada, ha sido visible en gobiernos totalitaristas y se ha utilizado contra universitarios en Chile, México, España, Francia, Inglaterra, China, entre muchos otros países. Y es que si se impugna con ideas al gobierno y si se actúa con disidencia, se es considerado una amenaza. Así le ocurrió a Mahatma Gandhi, Martin Luther King, Chico Mendes y Pedro Albizu, que aunque cambiaron los paradigmas de su tiempo, todos pagaron con cárcel y a la larga con sus vidas porque para el establishment, pensar diferente es un crimen, es “terrorismo”.


Entonces conozca a mis estudiantes “los terroristas”: El 42% representa el primer miembro de la familia que tiene oportunidad de estudiar en una universidad. Cerca del 40% de mis estudiantes trabaja mientras estudia, sobre el 70% viene de hogares de escasos recursos, cerca del 75% ingresa desde las escuelas públicas, más del 70% son féminas, casi 40% estudia mientras trabaja. Son tan peligrosos que cerca del 25% prosiguen estudios graduados, otros completan internados internacionales, en ocasiones sin terminar su bachillerato; publican literatura académica, presentan sus proyectos en congresos internacionales, son reclutados por empresas e instituciones dentro y fuera de la Isla, más del 80% se mantiene estudiando después del primer año y 50% se gradúa en seis años o menos. Esas cifras que manifiestan éxito estudiantil, han sido reconocidas entre las líderes de la educación superior en los Estados Unidos por el Institute for Higher Education Policy (IHEP). Mis estudiantes “los terroristas”, aportan al país y al mundo a través de proyectos comunitarios de justicia social y ambiental, donan su tiempo en tareas voluntarias y son líderes indiscutibles de los resultados de las revalidas profesionales en la Isla.
Con esos jóvenes yo trabajo en paz; talentosos(as), dispuestos(as), aprenden rápido, investigan, expresan su sentir, cuestionan la incompetencia y el conformismo y con acciones la mediocridad.

Son peligrosos mis estudiantes, conocen la historia, están informados y se expresan bien. Basta una mirada fija a sus ojos para encontrar un proyecto de porvenir. Como ven son muy extraños, tienen metas a largo plazo en un país que responde a plataformas partidistas de cuatro años. Esos “irresponsables” entran a diario a mi sala de clases, armados con libros y computadoras, con preguntas inteligentes, con deseos de alcanzar su autenticidad exigiendo una educación superior accesible, costo-efectiva, liberadora y de calidad. Estudian mucho pero no los subestime, evite provocarles. Los “revoltosos” practican el altruismo, posponen su graduación para mantener vivos los principios universitarios y conspiran colaborativamente para extender tales valores y su conocimiento a la realidad, sólo en solidaridad con sus compañeros(as). Vivo aterrado desde que descubrí que se aventuran a poner en práctica la conciencia que construyen estudiando. Son tan creativos que objetan a la autoridad por medio del arte, del diálogo y de la espiritualidad. Pretenden conservar la UPR como patrimonio de las futuras generaciones de puertorriqueños(as), frente a un gobierno que resuelve problemas leyendo los caracoles y cuyo plan osa desmantelar la centenaria institución.


Mis estudiantes “los terroristas” son oposición pensante y activa, por eso hay francotiradores en la Torre de la UPR y en las azoteas de las facultades, fuerza de choque en sus portones, encubiertos en los recintos y fanáticos políticos encapuchados que vandalizan y tratan de implicar a estudiantes en actos ilegales. ¿Querrá el gobierno ampliar la nefasta lista de muertes de estudiantes de la UPR? Antonia Martínez (1970), Carlos Soto Arriví y Arnaldo Darío Rosado (1978), Natalia Sánchez (2010), o las incontables golpizas y vergonzosas suspensiones sumarias de talento: Juan Mari Brás (1947), Roberto Alejandro (1981), Víctor Balaguer (2010) y vienen más, como el graduando líder estudiantil Arturo Ríos, a quien por poner en acción su conciencia, sus derechos y sus aprendizajes universitarios (algo de lo que son incapaces los autoritaristas), pretenden expulsarlo de nuestra gloriosa institución, eliminándole su expediente académico y lacerando su brillante porvenir académico.


Me pregunto: ¿Es la nueva estrategia contra el crimen sitiar la UPR con fuerza policial, perseguir y atacar jovencitos(as) talentosos, golpearlos, privarlos de su libertad sin dar cuenta de su paradero a su familia, fabricarles casos legales, violar la autonomía universitaria, coartar el derecho a la libre expresión, encarecer la educación superior pública? Mis estudiantes “los terroristas” lucharán contra tales injusticias cueste lo que cueste. No tragarán la mentira de que la cuota se debe a la crisis financiera: que le devuelvan los recortes desmedidos a nuestro presupuesto y que les cobren a los Departamentos de Hacienda ($60M), Educación ($12M), Salud ($8M), a la Administración de Servicios Médicos (ASSEM) $21M, Municipio de San Juan $2M, eso sin contar aseguradoras, empresas e instituciones privadas para sumar unos $240M que se adeudan a la UPR. Tampoco creerán el absurdo de que se perderá acreditación institucional de la Middle States Commission on Higher Education por las protestas, en una institución académicamente confiable y cuyo padecer se debe al secuestro político de su autonomía, evidentemente develado en la incapacidad administrativa que no es efecto de huelgas, sino la causa de las mismas por la mentalidad retrógrada y la incompetencia de varios corsarios políticos vestidos de toga, hoy disfrazados de académicos.


Admiro a mis estudiantes por navegar con tanta dignidad en un mar de sinvergüenzas que traicionan su país secuestrando el nido académico de Puerto Rico. Yo estudié en la UPR y entonces fui terrorista; ahora trabajó allí, educo terroristas. Pero como “enseñar es aprender”, dijo don Luis Rafael Sánchez, aprendo de mis estudiantes a resistir a quien pretende asaltarnos el futuro destruyendo la Universidad y luego frente a la resistencia grita cobardemente: “Hay turbulencia en las calles, los estudiantes se rebelan y se amotinan en las universidades, es necesario restaurar la ley y el orden. Sin Ley y orden nuestra nación no puede sobrevivir…” Eso no lo dijo el gobernador Fortuño, tampoco Rodríguez Ema, ni Figueroa Sancha, la cita es de otro terrorista de Estado, Adolfo Hitler, Hamburgo, 1934.

El autor es profesor en la UPR en Humacao.

Nilka Estrada Resto: Jaiba Ph D

Nilka Estrada Resto
30 Enero 2011

Jaiba, PhD

Ahora que sabemos que apenas 4 ó 5 estudiantes se matriculan anualmente en los más prestigiosos programas de la UPR consideremos el potencial de establecer en la Isla la primera Universidad del Tumbe.

Llevamos más de un siglo puliéndonos en el difícil arte de vivir del cuento. Tiempo suficiente para que podamos dar cátedra. Introducción a la gansería. La reclamación fraudulenta: principios básicos. Ética del pillo. Estrategias para evadir responsabilidad. Inmunidad después del golpe. Administración del punto. ¿Hacerse el loco o la víctima?: un acercamiento. Planificación del tumbe. Coordinación de sobornos. El derecho a la dependencia. Técnicas modernas de extorsión. Aspectos esenciales de la falsificación. Cómo saber si lo están investigando (pienso que habría alguna dificultad para conseguir instituciones dispuestas a recibir a los alumnos para los talleres de práctica e internados. Ellas se lo pierden).

Son algunas humildes ideas. La lista de cursos sería interminable. Y las oportunidades de hacer ingresos, infinitas.

En las noticias encontramos importantes ejemplos de la cultura de vivir de los demás.

El hombre que tenía montada en su casa su propia oficina de Cesco, para expedir licencias falsas. El alcalde de Lares, que culpaba a una aseguradora por la suerte de un tercio de sus empleados, quienes según las autoridades federales, trataron de pasarse de listos. Aquel alcalde que estimuló a sus constituyentes a invadir unos terrenos públicos antes de que llegaran hasta allí otros invasores, los de Villas del Sol, éstos últimos apadrinados por un alcalde roba cámaras y busca votos. No olvidemos a los policías que cayeron en el ‘pescaíto’ del FBI de cobrar por dar protección a lo que creían ser unos narcos.

Todos necesitan un cursito. Aprendan de los expertos.

El presupuesto gubernamental del País se nutre de unos $7,000 millones de contribuciones a los nuestros. El resto, hasta llegar a unos $25 mil millones del presupuesto consolidado, viene del norte. Con eso se pagan los servicios de salud y educación, ¿podemos o no dar clases de estudios coloniales?

n La autora es periodista.

Mayra Montero: Hundidos

Noticias

Antes que llegue el lunes

Mayra Montero

30 Enero 2011

Hundidos

Nadie abrió la boca. Desde ninguna agencia del Gobierno se escuchó una voz que condenara el comentario. La Procuraduría de las Mujeres, en babia. Las organizaciones feministas, bien gracias. Y los periódicos se limitaron a publicar los detalles del intercambio verbal, pero sin resaltar la naturaleza de la afrenta.

El boxeo profesional se ha convertido en un espectáculo embrutecedor y denigrante. Pero hay muchos espectáculos con las mismas características, y uno no pierde el tiempo guerreando con todos ellos. El que crea que vale la pena pagar los 50 dólares que le cobran por ver en televisión tamaña porquería, que lo haga. Cada cual es libre de botar su dinero en eso y en cosas peores.

¿Qué es lo que indigna entonces -y además trasciende- la mera payasada que protagonizaron hace unos días dos boxeadores, el tal Mayorga y el tal Cotto, fanfarroneando para los idiotas que se creen el cuento? Pues indigna que todos los medios les hayan dedicado amplio espacio (y hasta primeras planas) a las ordinarieces que se dijeron, sin cuestionar el peligro que entrañaban. Y, peor aún: que se aceptara sin chistar como un “insulto” el hecho de que Mayorga llamara a Cotto “mujer” o “su mujer”. Así nos va en la vida, y ésa es la gran educación en igualdad de género que reciben los niños y los adolescentes del País.

¿No era para que saliera la Procuradora, o alguien en el Departamento de Educación (terrible lapachero sin dirección ni honra), o la propia Secretaria de la Familia, condenando esas expresiones, por machistas y por enaltecer la violencia? ¿Y qué me dicen de las senadoras y representantes? Están ahí para eso, para señalar cualquier atisbo de incitación o violencia verbal contra la mujer.

Pero qué va. Nadie condena porque se trata del boxeo, de Cotto, del esperpento que los maneja, de un mundo aparte -reverenciado no sé a cuenta de qué, ni a quién puede enorgullecer- que se supone que tiene sus códigos y sus “gracias”, y en el que no van a intervenir porque podría restarles simpatías.

Pero es que, son expresiones como las vertidas en ese encuentro de boxeadores, las que alimentan los oídos y el alma de los potenciales agresores y de los niños que, sin supervisión ni guía, se entusiasman con esas peleas. Dar por bueno, sin chistar, que a un hombre se le insulta llamándolo “mujer”, es dar por bueno que la mujer es inferior y merece que la noqueen.

La misma gente que gimotea y se da golpes de pecho cuando se produce una agresión machista, un crimen como los tres que ya se han cometido apenas empezado el año, es la que, por otro lado, se muestra benevolente y hasta encantada con los combates verbales de esos dos. Combates verbales que son una patraña para que los incautos muerdan el anzuelo, y a los que no prestaríamos la menor atención si no fuera por eso, por la vulgar alusión a la inferioridad de la mujer en un momento crítico. Tres o cuatro días más tarde, asesinaban a otra en Mayagüez.

Hablar de valores y de educación en un País donde se enaltece la falta de conocimiento y se presume de la estupidez, es un absurdo que demuestra la falta de rigor y de propósito en la educación y en todo.

Casi al mismo tiempo que aquellos dos se insultaban, se empujaban y se “reducían” en la escala humana llamándose mujer, sale un legislador, Rolando Crespo, soltando perlas cultivadas entre las que sobresale esta: “A mí no me gusta leer”.

Es que leer no es una elección. El hábito de la lectura es uno de los valores fundamentales que hay que inculcar a los seres humanos para que sean mejores, menos violentos, con mayores destrezas y amplios horizontes. Decir alguien no le gusta leer es como decir que no le gusta bañarse. No se presume de eso. Ni se ventilan esas miserias en la prensa, aunque para bochorno de él y la Legislatura, sea cierto.

Entonces, miren la contradicción: un individuo que ha propuesto, no una, sino dos veces, modificar la Constitución para que el matrimonio quede allí establecido sólo entre hombre y mujer, confiesa que a él no le gusta leer. Pero, ¿no se supone que, para opinar sobre la Constitución y pretender cambiarla, es totalmente imprescindible la inteligencia, la sabiduría y el manejo de conceptos que sólo se obtienen luego de minuciosas y profundas lecturas? Pues si él no lee, que nos explique dónde aprende nada. A lomos del four track, que dice que le gusta tanto, me temo que no.

Que por cierto, ya que viene al caso, se habrá dado cuenta Rolando Crespo de que el matrimonio entre hombre y mujer no es garantía de nada; ni de armonía ni de paz mental ni de ejemplo edificante para los hijos. Hay matrimonios que no sólo terminan mal, sino que luego continuan peor.

En síntesis, ese es el aire enrarecido que respiramos; los mensajes cruzados que nos están llegando. ¿Qué valores se inculcan, qué principios se fomentan cuando gente así abre la boca para celebrar la ignorancia o la desigualdad?

Ninguno. La sensación general es de hundimiento.

Luce López Baralt--UN DEBER PRESERVAR ESTUDIOS HISPÁNICOS

30 Enero 2011

UN DEBER PRESERVARESTUDIOS HISPÁNICOS

La decisión de poner “en pausa”, es decir, de suprimir los cursos de bachillerato del Departamento de Estudios Hispánicos de la UPR, impidiendo el ingreso de nuevos estudiantes a partir de agosto, es un golpe bajo a la Universidad y una muestra de desprecio a nuestra mejor tradición educativa.

La decisión de poner “en pausa”, es decir, de suprimir los cursos de bachillerato del Departamento de Estudios Hispánicos de la UPR, impidiendo el ingreso de nuevos estudiantes a partir de agosto, es un golpe bajo a la Universidad y una muestra de desprecio a nuestra mejor tradición educativa. Es una decisión que la administración de la Universidad de Puerto Rico tiene la responsabilidad de rectificar. Ya hemos dicho anteriormente que la fría lógica de los números y los ajustes presupuestarios, resulta muchas veces incompatible con la realidad histórica y social del País. Salta a la vista cuando se toman decisiones que no son suficientemente ponderadas y que se aplican a rajatabla, sin tomar en cuenta su repercusión y el perjuicio mayor que pueden causar.

Peor aún es que tales decisiones acusen un marcado tono político, que podría interpretarse como un afán de desmantelar, desbalancear o sencillamente implosionar lo que se supone es un ámbito contestatario. De eso se trata la acción contra el Departamento de Estudios Hispánicos de la UPR, en cuya defensa han salido connotados profesores, artistas e intelectuales.

Alegar que el bachillerato de Estudios Hispánicos no recibe suficientes alumnos como para justificar la inversión que se hace en ese Departamento, en lo que concierne a la contratación de profesores y otro personal encargado de los trámites administrativos, es desconocer unos valores intrínsecos a la historia de la educación en Puerto Rico.

No vamos a repetir aquí la luminosa trayectoria de Estudios Hispánicos, cuando ya lo han hecho, en diferentes escritos, prestigiosas figuras de las letras y las artes, que han salido en defensa de ese espacio donde ellos mismos se formaron.

Poner freno a la llegada de nuevos estudiantes es desmoralizar a aquellos jóvenes que intentan continuar una tradición particular en las áreas del pensamiento, el conocimiento de nuestra lengua vernácula y la interpretación de la historia a través de las grandes gestas literarias.

No es poca cosa si se tiene en cuenta que un pueblo no puede prescindir de esa estructura, de esa base de conocimientos humanísticos, para de allí proyectarse a diferentes campos: científicos, tecnológicos o de cualquier otra índole.

Sabemos que este golpe burocrático, mal diligenciado y jamás discutido abiertamente con la comunidad universitaria, sus profesores y estudiantes, no afecta sólo a Estudios Hispánicos. Otras facultades ven peligrar programas importantes, como en el caso de la Facultad de Educación, donde, según ha trascendido, quedarán “en pausa” también varios cursos.

En lugar de dar la excusa de que la matrícula no es muy amplia y la oferta no convoca a suficientes estudiantes, en la administración central de la UPR deberían preguntarse qué pueden hacer para atraer a las nuevas generaciones a Estudios Hispánicos, y de ese modo revitalizar y mantener activo un Departamento emblemático, necesario y productivo.

Como bien ha señalado la reconocida profesora Luce López Baralt, “una cosa es reducir el tamaño de una institución, otra cosa es denigrarla”. Y no hay nada más denigrante que desdeñar lo que nos ha dado esencia, orgullo y buen nombre internacional.

Por eso hay que salvar ese Departamento de la UPR, cuyo servicio al País y cuyo prestigio internacional nunca han estado cimentados en consideraciones de matrícula, dólares y centavos.