jueves, mayo 23, 2013

Mortem et dementia 1

 
Un sol oscuro llueve sobre el horizonte
cierro mi ventana, no encuentro mi muerte
tampoco  mis manos ni mis versos
no puedo salir sin ellos,
no sea que la calle me robe el reflejo
y nadie recuerde lo que recuerdo.
 
Aun llueve,
los silencios son espejos rotos
para el eclipse de mi isla
acabo de perder mis labios y pisadas
el sol oscuro se acerca a mi balcón
y quiero gritar pero la voz se me desangra
 
Amanece la noche oscura del alma
las gotas de sueño me llevan al otro lado
se van desangrando los minutos de la memoria
y no encuentro los pedacitos de mí
solo el eco de un poema mantiene mi corazón
no queda más que el último parpadeo de mi sombra.
 
Ana María Fuster Lavín

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