sábado, febrero 25, 2006

Bloggeras invitadas nos cuentan...- La Madam


Fufús y Sajumerios
por Madam



La señora Torquemada llegó a su trabajo, tarde como siempre. Vestía un traje de poliéster color guayaba, su peluca puesta y el polvo Maja dos tonos más claros que su color de piel. Era “cristiana” (entre comillas porque sus actitudes dan mucho que desear) pero brindaba excusas falsas para sus ausencias, era bien tacaña con su dinero y le encantaba hacerse la boba para que la carguen. Tenía la oficina forrada de mensajes positivos y afiches de animales con ojos saltones. Como parte de las ironía de la vida era la más que ganaba y la menos que trabajaba.

El primer día que la vi me corrió un escalofrío por todo el cuerpo. Algo en ella no
me hizo sentir cómoda. Su voz era de un tono bien algo y chillón, le daba muchas vueltas a lo que iba a decir, algo que siempre me ha desesperado. Ella me miró de arriba hacia abajo. Ahí estaba yo, con mis pantalones negros de rayas blancas, blusa blanca de manga larga, tacos y la boca pintada de rojo. Tenía puesta mis pulseras,
sortijas, y las uñas (aunque no son largas) estaban de color rojo. Era como mirar a mi antónimo. La saludé, me presenté y seguí mi camino.

Como parte de la ambientación en la oficina, colgué unas lámparas en forma de estrella, puse un bambú de la suerte, mis fotos y otras curiosidades que he ido recolectando en los viajes. Como no dejan pintar el área traté de ponerle color. Al menos dejé los cuadros de mujeres y hombres desnudos en casa, si no de pornográfica me tildan.

Un día prendí una de mis velas y en la tarde un incienso, quería disipar el olor a comida que permanecía por los pasillos. Es desagradable, luego de almorzar, que huela a arroz ahumado y fritura todo el día. La Sra. Torquemada, componente de la inquisición, comenzó con las acusaciones de bruja. Afloró su padecimientos asmático, aunque curiosamente utiliza un perfume muy fuerte y abundante aerosol cuando va al baño, pero las velas le rejoden. Su asma era reactiva, digo, no mas veía que una vela estuviera prendida allí empezaba su tos. Igual podían pasar los días, no se percataba de las velas y su respiración iba de maravilla. Esto era los días que asistía a su trabajo. .

Tenía hasta una máscara de hospital que utilizaba, de esas que se ponen los médicos en el área de la nariz y la boca. Me acordó a los arrebatos que le dan a Michael Jackson.

Un día vino a darme las quejas sobre las velas y los inciensos, no tuve problema, accedí. Tampoco quiero ser culpable de un ataque asmático a esta señora. Me resigné a oler a arroz guisado, bacalao, manteca caliente y arroz ahumado por las tardes. Sí en mi oficina cocinan. Estos olores no provocan su asma, ni siquiera el día que hicieron mondongo.

El suceso de las velas fue todo un chiste y rumor por la oficina. A mi me tildaban de bruja y a ella supongo que de exorcista. La palabra bruja no me ofende, al contrario, disfruto de su misterio e intimidación que crea en los demás. Cada vez que la mencionan me sonrío. No se por qué la tildan de insulto. Les echo la culpa a los caricaturistas que dibujan brujas verdes y verrugosas. A ellos les debemos el estigma negativo.

Al cabo de varios meses, luego de sucumbir a la maldición de los malos olores, saqué un pote de crema que tengo en la gaveta. Victoria’s Secret tiene unas divinas y con olores agradables. Me estaba poniendo un poco en las manos y los codos cuando pasó la señora Torquemada para saludar. Llegó hacia su escritorio y regresó a mi oficina. Tocó la puerta y me dijo: “hmm …hmmm e… te voy a pedir amorcito que si puedes dejar de usar ese perfume o crema que me molesta. Gracias y que Dios te bendiga!” A mi se me subió el color de la sangre hasta el cuello, estaba harta ya de sus padecimientos falsos. La miré y le dije: “No me tienes que dar las gracias, tampoco pienso dejar de utilizar mi perfume.” Con esa última oración me condenó ella a la perdición, permaneció mi estigma de bruja incorregible. Yo por mi parte sigo con los huertos de yerbas medicinales, lámparas de estrellas, y con mis velitas prendidas. Yo seré bruja, pero mi clasificación está en otra categoría a la de ella.

por
Madam
visita su blog
http://lamadam.blogspot.com/


ilustración--sala de torturas de la inquisición

4 comentarios:

Anónimo dijo...

La compañera escritora domina los recursos descriptivos para darle matices interesantes
a los actantes involucrados.

Si esto fuera ficción se podrًía hablar en términos de la efectiva construcción de los personajes,
no de otra forma se nos hace tan “simpática” la señora
Torquemada. Es decir, aquí es evidente la capacidad de observación de La Madam.

La única oración, tras una primera lectura que sugiero que re-evalúes es la que lee:
‘Era “cristiana” (entre comillas porque sus actitudes dan mucho que desear)…’
porque, tal parece que no hace falta, tu narración es precisa y, sin necesidad de la explicación, entendemos lo "buena" que es.

Es como si fueras ha describir a una persona que tiene miedo.
En lugar de escribir que está ansiosa, se puede describir al personaje quizás sudoroso,
mirando, una y otra vez
a todos lados. No hay que
decir que está de tal forma,
sino mostrarlo en tal
estado o situación.
Te aseguro que el lector,de inmediato inferirá que está ocurriendo.

Pero esto es una
observación menor.

Gracias Anita,
por contribuir con esta
mesa redonda y
ponernos ha dialogar
desde la narrativa,
la poesía o la reflexión
a todos lo que te leemos.

Y, por supuesto, gracias a usted, Madam.

Como siempre, mis respetos.

Carlos E. Cana

~Blue Angel*~ dijo...

Ay que mucho me rei con la anécdota de La Madam. Que mucha gente ridícula existe en este mundo. Ana, la ilustración te salió como mandada a hacer! Excelente

Ana María Fuster Lavin dijo...

Carlos Esteban, gracias por tus comentarios, pues de esto también se trata la solidaridad entre escritores y la crítica sana nos ayuda a progresar y depurar, esa brújula que nos ayuda a dirigir nuestro Norte.
Blue Angel y Madam sí quise emplear una imagen impactante, pues a veces el ambiente laboral se torna en salón de torturas, ja ja, ni imagino si en mi oficina se ponen a cocinar carrucho con repollo.
En serio, gracias a los tres por compartir sus escritos, la mesa de redacción sigue abierta para ustedes...

Anónimo dijo...

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