viernes, mayo 13, 2011

Nocturno para una sombra II


Reposo a dos voces para la muerte

Nocturno para una sombra II

A Alexéi Tellerías

Las cartas están echadas

--Acepto otras muertes--

la torre, la luna, el juicio final;

--La muerte peregrina--

es el amanecer de los silencios

--La muerte sangre, éter, vida--

de todos los cuerpos que he habitado

--La muerte viene, previene, reviene y se viene—

devorados en cada noche lunática

--la muerte me seduce, la beso, me acaricia--

gota a gota, verso a verso, maleficados.

--nos amamos--

A lo lejos, la música de un burdel arrulla otredades asesinas

--y te reinvento hasta la muerte.—

mientras mis dedos, tus dedos, lunean el secreto de sus calles,

--Aún así quiero soñarte—

multiplicándonos en cada sombra, en cada callejón, en cada pliegue

--quizás morirte o parirme entre mis sábanas—

habitándonos en los recodos del pasado carne, del ahora siempre

--Como una sombra desvanecida—

perdidos en mi sarcófago, en mi libro de las sombras,

--En el nocturno de un poema—

hasta la eternidad de una isla perdida en su silencio.

--y seguir mi camino entre miradas, sombras y palabras.—

Ana María Fuster Lavín

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