domingo, abril 15, 2018

Ana María Fuster comenta sobre el gótico en cápsulas literarias de Lynette Mabel Pérez

Mini cápsula literaria:
Conociendo a nuestros autores


Lynette Mabel Pérez: ¿Cómo nació tu interés por el gótico?

Ana Maria Fuster Lavin: "¿Porqué lo gótico? Me apasionan otros géneros o estilos también, de casi todo tipo… Empleo en especial la atmósfera gótica, porque es mi forma de sentir el munto interior de los personajes, la acción a través de sus pensamientos, dolores, deseos de escapar, de fluir, de sobrevivir… He trabajado otros estilos, aunque creo que este es el que más me carateriza.
El género gótico me ayuda a expresar y desnudar quiénes somos realmente más allá del maquillaje, del carnaval social, de la pose intelectual. También ayuda a denunciar, desde el dolor o la voz de la persona abusada, incomprendida, marginada o, en ocasiones, del propio victimario cuando es víctima de un plan mayor. El gótico lo veo como la unión de uno ante lo otro, el afuera y adentro de nosotros, de la narrativa como lo real y tangible y la poesía como la emoción; por eso catalogo la narrativa gótica como un drama sicológico. Estos ambientes nocturnos, nos llevan a nuestra esencia, a quiénes somos, cuando estamos solos en la noche, en los sueños o en el insomnio y meditamos. A mí me ayuda a denunciar el sometimiento al que ha estado subyugada la mujer a través de los siglos, las miserias del pobre, del hijo no deseado y otros tantos.

Digamos que fui una niña muy tímida y fantasiosa, y con una obsesión por leer. Mis abuelos, de adolescentes, lo perdieron todo y casi hasta la vida durante la Guerra Civil Española, fueron autodidactas y para ellos la salvación o supervivencia a la dictadura era fajarse a trabajar, pero también el arte, el arte como salvación del espíritu y de la paz propia y del círculo familiar. Allí, en España, de pequeña, pasaba todos los veranos con ellos y retomaba algunos libros, desde pequeña me marcó el Retrato de Dorian Gray de Oscar Wilde, lo leía una y otra vez desde los 9 años; también una versión gráfica de Frankestein de Mary Shelley que luego leí entero. Drácula de Bramstoker y su belleza de sentimientos entre diarios y cartas, Cumbres borrascosas y Jane Eyre de las hermanas Bronte y un tomo completo de los cuentos de los hermanos Grimm en sus versiones originales, que son bastante terroríficos. Estas lecturas y otras aquí en Puerto Rico que me robaba de la habitación de mis hermanos mayores y las historias de mi padre que es siquiatra. En secundaria también me apasionaron obras de teatro como los Soles Truncos y un Nino azul para esa sombra de René Marqués que para mí ambas son totalmente góticas, y hasta muchos personajes del real maravilloso del Gabo. Y Poe, siempre Poe, su Caída de la casa Usher. Me mataban de niña las adaptaciones cinematográficas de los cuentos de Poe con Vincent Price y las películas de vampiros y su teatralidad, pura pasión… El cine siempre ha sido muy importante para mí. Ya en la universidad, descubrí a Alexandra Pizarnik con quien llevo el romance más longevo; cómo ella transmite todo su depresivo y brillante mundo interior, en su poesía, diarios y hasta en su versión de la Condesa Sangrienta. Sencillamente wao. Stephen King también me marcó, en especial sus primeras novelas y las escritas en la primera mitad de los años noventa; su uso de los niños y adolescentes, sus poderes, y sus escritores atormentados o perseguidos. Y por supuesto, Horacio Quiroga y su Almohadón de Plumas y otros cuentos de Amor Locura y Muerte. Más reciente también autoras actuales como Marta Aponte y sus Vampiresas o Sexto sueño. También leo libros de sicología, antropología, historia del canibalismo, de asesinos en serie. De libros leídos hace menos tiempo, también me marcó el Ensayo sobre la ceguera de Saramago, en un momento muy complicado de mi vida, que aunque alguien le parezca raro que lo mencione como influencia gótica, para mí lo es, por el terror de la oscuridad y la ceguera del alma, de la sociedad que termina siendo física, quedarse verdaderamente ciegos, uso de forma sutil. En mi última novela Mariposas negras, presento unos personajes llamados los Sin Ojos, que tienen que ver con esa ceguera de lo que no podemos entender o a los seres que no queremos reconocer, esas verdades antipáticas, de eso se trata también la literatura gótica. Las lecturas lo son todo, claro, junto a nuestras experiencias de vida."

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