jueves, enero 30, 2025

Diario—preludios improvisados para una despedida 3

 Diario—preludios improvisados para una despedida  3

Voy acercándome a mi retiro apalabrado, pero nunca de leer, corregir, apoyar a colegas, en especial caribeños, y colaborando con proyectos de prensa cultural. Igual estaré pendiente a lo que ocurre con nuestra Universidad de Puerto Rico, su Facultad de Humanidades, muchos departamentos de la Facultad de Educación, el Proyecto de Ley, Proyecto del Senado 0273 para derogar la Ley Núm.89 de 1955 que promulgó la creación del Instituto de Cultura Puertorriqueña. No podemos permitirlo.

Este año sacaré mi último libro de microcuentos Habitantes del silencio (escritos entre 2020-2022) bajo el sello editorial independiente Pulpo, dirigido por el joven escritor, editor y librero Carlos Colón Ruiz, y mi libro de cuentos Terapia [confesiones no juramentadas] (terminado en 2024) un cierre de ciclos de vida tenía que ser de la mano del hermano Carlos Roberto Gómez e Isla Negra editores, que incluya la visita a la FIL dominicana; y como parte de una antología de mujeres artistas caribeñas saldrá Ardiente paciencia, una plaquette-minipoemario que ganó un 1er premio Nacional José Gautier Benítez en 2024. Después de publicar estos libros este año, no publicaré más ficción, me retiraré con 22 libros. Tal vez en un lustro o algo más saque una novela de autoficción que va cuajándose, pero está en estos momentos de vacaciones.


Las situaciones económicas, de salud y de vida personal (y mucho más la colectiva de la patria, del Caribe, del mundo) jamaquean mi paz e intimidad creativa. Los cimientos están marchitos, las manos necesitan una tregua, el espíritu urge usar la palabra como denuncia, sin adornos, más que los necesarios dado mi estilo de expresión. 


Describir este nuevo mundo, esta colonia rehén de un país que gobierna un radical fascista imperialista empresario --incluyo a ese engendro, a su asesor de la X, y a su vicepresicómplice, fanáticos los tres--, con la venia de sus millonarios de ultraderecha, con el apoyo eñangotado y mostrando el trasero de nuestra vergonzosa gobernación y legislación isleña. Nadie es ilegal… La empatía no es un pecado, no es un delito, no es señal de fragilidad.


Nos asfixian, a muchas y muchos, las deportaciones, persecuciones, penalización de derechos humanos, racismo, homofobia, misoginia, xenofobia, empobrecimiento, muerte intelectual y social, las guerras... y sin mencionar la catástrofe del medioambiente. Me duele despertar, vestirme de rutina y hasta respirar.


No aceptaré simplonerías de autoayuda que me digan, Ana, tranquila, lo que tienes que hacer es no escuchar noticias, usar tu tiempo libre para ir al cine, escuchar música, leer poesía. Consejitos, con la autoridad paternalista coehliana ñoña, de que supuestos expertos de la salud mental recomiendan vivir como si la vida fuese una comedia romántica. NO no no… eso es bilis para mi esencia. Por supuesto que me desconecto para leer, ver películas, festivales musicales, pero sin quitar mis pisadas de la tierra firme, sin perder de perspectiva la realidad. Enajenarse para vivir cool desde una supuesto privilegio, es un espejismo peligroso.


Tenemos que unirnos, denunciar y reconstruir la patria isla, la patria-mundo. Duele mucho, pero con sentarnos a llorar no lograremos más que ahogarnos. Aprendamos a nadar y construir tierra firme.


1 comentario:

Anónimo dijo...

No podemos sentarnos, no. Es mucho lo que está en juego. Esta lucha contra el fascismo y el capitalismo clientelista, donde contratistas gubernamentales están apoderándose de los datos personales de empleados y contribuyentes a mansalva y con impunidad, es ahora mucho más compleja y complicada. Se necesita la rabia-como escribió y cantó Silvio Rodríguez hace 50 años en Días y flores (1974):
“Pero si un día me demoro
No te impacientes, yo volveré más tarde
Será que a la más profunda alegría
Me habrá seguido la rabia ese día
La rabia simple del hombre silvestre
La rabia bomba, la rabia de muerte
La rabia imperio asesino de niños
La rabia se me ha podrido el cariño
La rabia madre, por Dios, tengo frío
La rabia es mío, eso es mío, solo mío
La rabia bebo, pero no me mojo
La rabia miedo a perder el manojo
La rabia hijo, zapato de tierra
La rabia dame o te hago la guerra
La rabia todo tiene su momento
La rabia el grito se lo lleva el viento
La rabia el oro sobre la conciencia
La rabia coño, paciencia, paciencia
¡La rabia es mi vocación!”
¡Vivan la libertad, la igualdad, la equidad y la justicia!