(In)somnio 2
21 de noviembre de 2010
“...el temor a la vejez ¿envejece?/el temor a la muerte ¿enmuerta?”--Juan Gelman
Me ahogo. Son esas intermitencias de la vida y la muerte que me inundan de silencios. Me silencio de todas las mujeres que me habitan. Se liberan mis nombres y apellidos en vuelo libre. Los pedazos de mi vida comienzan a llorar nostalgias que se escapan por las ventanas desnudas. Ventanas mudas. Ventanas de rostros sin bocas. Ventanas sin sueños. Ventanas, siempre ventanas.
Llega el Insomnio. El suicidio y los retornos. Épocas de comatoso anonimato. Mi diario quedó vacío. Recomienzo la vida en el valle de los olvidos. Las mandrágoras también amanecen de mis manos para enloquecer a los malos amantes, otras veces para vengarse de los buitres del poder. Al fin de cuentas, la mezquindad es el espejo de los comunes. Solo le pido a tu sombra, nuestra sombra, que hagamos el amor en una madrugada cualquiera, pero pronto. Deseo recuperar mi nombre. Retomar mi piel de palabras.
Ahora me bebo todos los silencios para salir a flote. Las pinceladas de la vida, los amores y sus muertes están bajo control. Rematarme, remorirme, como revivirme en otro tiempo y lugar. Salir a pasear bajo la lluvia y sonreír descaradamente a un desconocido que, por supuesto, se sonrojará y me preguntará lo que se le antoje preguntar. Dudar en todas las posibilidades de los encuentros. Arrancar otra página en blanco. Contestar que un café con dos lágrimas de azúcar y una sonrisa de leche son la justa medida.
Solo tienes que llamarme.
Ana María Fuster Lavín
(In)somnio
Novela cuentada
Ed. Isla Negra, 2012
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