Trulla navideña
Una trulla de palitos y una lata de medalla
Escupe la acera cunetera
y maldice el calor periquero
mantequero, etílico, socioadicto al silencio consumero
consumista, extremista, reprimista
y hasta hedonista
mientras pasa el aspirante a la eternidad,
controlador de sus verdades
o de su cuenta bancaria
dicotomía efervescente del paternalismo supremo
pudo ser desde poeta a empleado bancario
hasta profesor o quizás abogado panfletista legal
cuando los versos son pretexto
y los actos son el texto
pero el resto, es lo mismo
burla burlado trullado de ideas nubladas
se salta un semáforo, él tan decente…
se toma una cerveza en la esquina
y escupe en la misma cuneta.
A su vez,
japiniuyeal vomita excrementos
pero la caneca está afincá,
la de ambos,
mejor que la lata de medalla del otro pana
que orina sangre sementosa
pero el otro tiene cementosos los instintos
es sólo solitario el reflejo de sus ideas
y cree morir
pero sigue la parranda en otro semáforo
frente a la barra y escupe de nuevo
como muere otro mendigo de almas
sin beberse el ron o la cerveza
y así a nadie le importa
total es navidad y uno adorna el árbol
otro se viene sobre sus versos venenosos
vuelve a indigestarse de luces rojas
y se muere igual que una sobredosis tecatera
del anónimo cunetero que escupió sin más pretexto
que el texto de otra historia del silencio
con trulla y sin palitos
al menos hubo música
pero nadie escuchó.
Ana María Fuster Lavín
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