De la patria del amor y la poesía: Andrés Castro Rios “Como adoro mi Patria, comodoro,
quiero vejar tu nombre hasta la muerte:
desmemoriar tu sangre para verte
rezándole tus cánticos al oro.” Andrés Castro RíosQuerido Andrés
Hoy me llamó un poeta amigo muy admirado para hablarme de ti, recordé aquel día cuando te dije que escribía poemas, me sonreíste tierno, yo tenía veinte años y tú me obsequiaste uno de tus hermosos y potentes poemarios con versos a la patria, a la mujer, a esas pequeñas cosas que le dan sentido a la vida, así como esas grandes que te convertían en uno de esos héroes anónimos, los poetas de la eternidad, esa solidaridad que identifica a los poetas del Grupo Guajana unidos desde los años sesenta, tanto podríamos aprender de ese sentido de confraternidad. Ser diferente, honesto a Nuestros principios, que no son necesariamente los impuestos por la sociedad, librémonos de tal error.
Yo me quejaba, antes de la llamada de Vicente Rodrígez Niezstche, de las libras de más en mis muslos, de la rutina, de la un mensaje de la maestra que decía que mi hijo habla mucho, y que se paró en medio de la clase de religión y cantó yo soy boricua, pa que tú lo sepas... y lo castigó, porque debe ser más disciplinado, un autómata pensé yo, que respete, que aprenda, me dolía la cabeza, el estrés, los demás... Tomé una cerveza.
Acepto que en ese momento no pensé en ti, en ningún poeta, ni en las injusticias del mundo, sino en mi mundito interior, hasta que sonó mi celular, era un amigo, tu hermano de luchas y versos, Vicente Rodríguez Nietzsche, un puertorriqueño, que vive fuera de la trivialidad enferma que nos arropa, de la putrefacción de los medios y social que vivimos como si todo fuese una pesadilla amarillista, otra novela más de mal gusto, que luego pretenden que se arregle con libretos de autoayuda, que autoayudan a las cuentas bancarias de los cínicos que lo escriben y los pendejos que lo compran, ups....
Murió mi hermanito… me dice Vicente, que tu corazón no aguantó más poeta, y cómo reprochártelo viviendo en la decadencia, en el reino del pequeñismo...
Te vi en mis recuerdos, me entregaste un poemario tuyo, tus versos y mi admiración eterna, cuando tan sólo era una lectora, aprendiz de poeta y amando ideales, también en lo que nos hemos convertido, en luchar por lo nuestro, nuestros hijos, hermanos, la identidad, el amor, el gusto particular de crear a la imagen y semejanza de la creatividad individual, escribimos para nosotros, también para los demás...El amor a la patria, a la palabra, la amistad, a esas pequeñas infinitas cosas que le dan sentido y color a la vida, aunque parezcan tan reales como inverosímiles, Andrés, estén llenas de ternura, o humor, o del lado oscuro del corazón, pero que nos hace únicos, cuando los silencios gritan y el poeta es eterno.. La vida es tan hermosa como simple cuando en nuestros corazones impera el amor, el amor propio, el amor solidario, el amor a la madre, a los hijos, los amigos, la patria...
Cómo escribirle a un POETA para despedirnos en el plano de la temporalidad
física, sin dolernos... No, te olvidaremos, poeta, amigo Andrés, seguiremos amando, viviendo y sintiendo la poesía...
un abrazo a Andrés desde nuestro espacio hasta su eternidad...
con amor y admiración
Ana Maria Fuster
editora y escritora puertorriqueña
Pd. Desde la eternidad te leeremos
De Andrés Castro
ANTIHOMENAJE AL COMODORO DIEGO GRINGO HERNANDEZ
UN VERSO ES UN DISPARO...
a Rafael Alberti
1. (Puerta)
Negador que a la muerte bastardeas
su certeza de polvo y su locura,
bastardeas tu primogenitura
sin amor ni pudor y sin ideas.
Nunca fuiste ni eres ni deseas
otra nación que la nación oscura
que a mi pueblo regala sepultura
y a tu alma sangrientas odiseas.
Luces tu entrega y tu semilla mala,
el águila te dobla la rodilla
y besas su trasero con el ala.
Naciste aquí como otra pesadilla,
eres espejo a una perdida bala:
gringo por cien hasta la coronilla.
2. (Querencia)
Como adoro mi Patria, comodoro,
quiero vejar tu nombre hasta la muerte:
desmemoriar tu sangre para verte
rezándole tus cánticos al oro.
Si eres baraja gringa de un tesoro
que el extranjero juega a pura suerte,
quiero ante la mirada sorprenderte
quemándole monedas al decoro.
Que sangres ante el pueblo que has vendido,
seas cadáver sin amor llorado
y polvo repartido en el olvido.
Como mi Patria adoro el puño alzado
quiero quemar la pólvora que has sido
comodoro en el mar crucificado.
3. (Perseguido)
Como una perseguida bestezuela
te escondes del honor tras los fusiles
y ríes como ríen los serviles
mordiendo su dolor bajo una suela.
El aire se te va y el tiempo vuela
- bandera de traidores y de viles-,
puños de cien en cien, de mil en miles
te cercan de espinas y candela.
No pienses, si es que piensas, que la vida
es toda un pulso de terror y males
solamente una oscura despedida.
Cantas la soledad de los chacales
como una bestezuela perseguida
rodeada de puños y puñales.
4. (Aguinaldo)
Quieres un aguinaldo machetero
con el machete que levanta el día,
rojo de la fluvial soberanía
que odias y blasfemas, pero quiero.
Quiero el mismo aguinaldo desde enero
hasta diciembre alzando la alegría:
puño a la sangre de la tiranía
y a tu alma fatal puño de acero.
Que recuerdes tu origen (si pudieras),
el viento que te trajo mal nacido,
las primeras ingenuas primaveras.
Quieres, deseas, el placer perdido:
es tarde para noches extranjeras
oscuro comodoro del olvido.
5. (Testigo)
Puntual como el dolor cuando nos mira
lo espera sonriéndole la muerte:
arriar las velas, terminó la suerte,
el afán de poder paró en mentira.
La bestezuela por el mar delira.
Escucha, pueblo, aún quiere envolverte
en la red de su muerte, oscurecerte
ignorando los puños de tu ira.
Por el mar del dolor el comodoro,
la tenaza mortal del enemigo
ensangrentada, pero vuelta en oro.
Acá en la tierra la verdad conmigo
guardamos un mayor mejor tesoro
otra canción y Vieques por testigo.
ANDRES CASTRO RIOS
OTRO PADRE NUESTRO
a la memoria de Rosa Collazo
Padre nuestro que estás en el fuego,
en el agua, en el llanto, en las manos crispadas,
iluminado sea tu pulso, tu puño decidido, tu magia antigua,
venga a la sangre el reino de tus ojos ,
la luz de tu palabra, el paladar del tiempo,
hágase la voluntad de tu alegría,
el rostro de tu aurora, el pan de tu sonrisa
así en la carne como en el recuerdo,
en el coraje como en la justicia.
El pan puro de cada día bríndalo a los oprimidos,
olvida nuestra ira y entiende nuestra cólera
así como nosotros juzgaremos a nuestros opresores,
no nos dejes caer en la traición,
acuérdate de los judas y sus redes
y ampáranos de sombras de tortura,
de burócratas, hipócritas, tecnócratas
de los cerdos que nos hablan en tu nombre
y ahora y en la hora del amor de tu fuego,
escúchanos, abre bien tus oídos
y líbranos de los gringos.
Amén.
ANDRES CASTRO RIOS
(Santurce, Puerto Rico, 4 de octubre de 1942-13 de septiembre de 2006)