viernes, febrero 16, 2007

Un día cualquiera, parte 4- Ana María Fuster




Viernes

A Pedro, Elena y Miguel

Escucho las olas susurrando una nana
¿Llora tu corazón de niña perdida?
Tus lágrimas son dulces de inocencia dormida,
que nunca llegaron al caudal,
nacieron un viernes cuando las estrellas jugaban al poker,
mientras la luna y el sol se amaban hasta el amanecer.

En tardes como ésta,
hasta los espejos guardan las rutinas en su maletín
los resucitados recojen su mortaja y se visten de fiesta
los payasos se disfrazan de políticos,
los no nacidos, esos que nunca entendieron los vacíos,
nos pintan de niños
y es que hay muchos tipos de semana
pero, como los duendes, siempre nos regalan un paraguas de sueños,
y las pesadillas huyen al olvido.

Nos miramos, y mi niña gimotea,
le regalo una melodía de mar
y sonríe en su dolor de muñecas y trapecios.
Todavía no puede ver las sombras…
a esas las veo pasar claroscuras,
con sus relojes sin cuerda
sus cuerdas sin correa
y es que hasta se le cae el pantalón al más discreto
pero mi pequeña se tropezó, se raspó la rodilla,
y los fantasmas sangran sus rencores y recuerdos,
¿qué duele más, el horizonte o la ropa equivocada?

Pudimos cantar desnudas,
así como otro viernes tatuó nuestra piel de recuerdos
la canción termina, el balcón de olas encaracola nuevas miradas
tus lágrimas reposan dormidas sobre mi pecho,
otra puerta se cierra, un duende recuerda tu no llegada
mientras papá sonrié en mi vientre, nos besa la frente
para girar el calendario dorado ese de las despedidas robadas.

Mañana será otro ayer en que te recuerde.


Ana María Fuster Lavín

7 comentarios:

Andres dijo...

Hay días que son pálidos, sin colores como si el olvido se los hubiese llevado, es para llamarnos la atención, porque hay días que no recordamos y solo sentimos un vació sin saber que es lo que nos falta.

Los mañana al contrario están llenos de sueños y visiones. Son esperanzadores para todos. Lo bueno de ellos que nos acercan a los que nos esperan al otro lado del cielo.

Un besito Ana Maria.
Como siempre tus líneas me las llevo para que me acompañen en el día.

Brenda Padilla dijo...

Tus versos me llenan el alma y también me dan lecciones de vida.
Que la esperanza nos persiga y que sigamos honrando a nuestros recuerdos. Un privilegio leerte y disfrutar de este maravilloso blog.

Cariños
Brenda

Awilda I. Castro Suárez dijo...

¿qué duele más el horizonte o la ropa equivocada? qué duro me dio ese verso, compañera. Ni hablar del final.

Yolanda Arroyo Pizarro dijo...

Lo recuerdo, amiga. Y te abrazo.

JCB dijo...

Que cosas, no? Los viernes son festivos para muchos, pues es elfinal de la semana. Sin embargo,no es así en la ciudad de las sombras,no?

Ana dijo...

Bello baile de palabras que tomadas de la mano transportan el alma donde el amor nunca deja de ser. Ese más allá de lo tangible, admirada poeta, no es tan oscuro, sólo desconocido. A veces creo las sombras son más de este lado.

Gracias por permitir viajar y junto con otros autores con blog, compartir todo lo que nos hace y reconstruye.

Ana María Fuster Lavin dijo...

Paulo, los días se pintan de pesadillas, pero también de ilusiones y esperanzas para llenar esos vacíos de los que hablas. Gracias por tus comentarios y afecto, un abrazo.

Hola Brenda!!!! Gracias por tu visita y por la carta que me enviaste a mi cuenta de email. El privilegio es mutuo.

Frida querida, te echamos de menos... Compañera de esas ropas, máscaras y horizontes desde el pasado, también tenemos cicatrices.

Yolanda, tu abrazo lo recibo con el mayor cariño!!

J. Colon-Bilbraut, si mi amiga, es que desde las sombras los calendarios se bifurcan. un beso

Ana, tocaya, maravillosa reflexión!!!! un gran abrazo