viernes, julio 15, 2016

cuentista invitado: H. Roberto Llanos


Silencios de papel presenta hoy una muestra de la narrativa del cuentista y fotógrafo

H. Roberto Llanos

 

Tommaso mío


Dalila sintió  el engaño del refrán el amor entra por la cocina.  Conoció a Tommaso De Luca en las afueras del Instituto Culinario.  Había sido invitado  para una demostración de cocina italiana. Dalila fue la agraciada de ser su asistente ese día, para envidia de muchas de sus compañeras.  Quedó fascinada con su acento  y sus manos rápidas en la cocina. Terminada las clases, él  le dio su tarjeta de presentación.
Pasaron  varios días y se encontraron, por casualidad, en la plaza del mercado. Lo sorprendió mientras  ella buscaba tomates. A insistencias de ella, él le ayudó a escoger los tomates maduros que serían perfectos para una espesa salsa marinara. Rozaron manos por vez primera, mientras escogían los tomates e intercambiaron una leve estática. Después de las compras,  él la invito a cenar y terminaron en la cama disfrutando de un delicioso postre sexual, definitivamente mejor que el tiramisú. Dalila quedó encantada con Tommaso. Él poseía una combinación de inteligencia con sexualidad, de la cual no estaba acostumbrada.
Ahí empezó el impulso de Dalila en querer relacionarse con todo lo que le recordara a Tommaso y le acercara a él. Compró libros de cocina, todos de recetas italianas. Se matriculó en la escuela de idiomas para aprender italiano. Buscó libros de geografía para memorizar ciudades como Roma, Venecia, Nápoles, Turín. Puso un mapa de Italia en la pared de la sala y con un marcador negro trazó rutas de las ciudades por las cuales anhelaba visitar, con Tommaso, claro.
 Los encuentros se tornaron semanales. En un principio eran inofensivos, pero tras cada encuentro  ella sentía que lo que compartían no era suficiente y comenzó a inundarlo de preguntas acerca de todo, de su familia, de su infancia, sus gustos. De sopetón, le dijo que él debía llevarla  a conocer Italia y su familia.  Él no tomó el comentario en serio, hasta le pareció gracioso el entusiasmo de chiquilla de Dalila.
Uno de los encuentros se dio finalmente en el apartamento de Dalila. Tommaso se asustó con el mapa en de Italia en medio de la sala y el hecho de tener una conversación con Dalila totalmente en italiano. Ella, así en italiano,  le planteó que ya era el momento de mover la relación a otro nivel. Al fin y al cabo, ya sabía preparar todos los platillos tradicionales de la cocina italiana, hablaba el idioma impecablemente y tenía memorizado perfectamente los lugares de interés de su villa natal.  Él se excusó como mejor pudo, y le explicó que no buscaba una relación formal.
Dalila no lo podía creer. Debía haber una razón para que Tommaso la rechazara. Empezó la típica investigación a través de las redes sociales. Encontró una foto de Tommaso posando con otras mujeres, no una, varias. Dalila se envenenó de celos. Tommaso tendría que rendirle cuentas. Lo llamó cada 10 minutos y salía la grabadora. Le inundó el celular de mensajes de voz y mensajes de texto. Dejó de asistir al instituto culinario y sus clases de italiano.
Finalmente, fue a visitarlo al restaurante en que Tommaso era chef, pero le negaron la entrada.  La rabieta que formó hizo que él saliera a confrontarla. Ella de verlo se emocionó muchísimo, le brinco encima para besarlo y olerlo pero la detuvo. Tommaso  le prometió verla en su casa, si se iba tranquila del lugar. Él llevó una botella de vino Chianti  y ella lo abrió al momento. Él quiso decir algo, pero ella le interrumpió para hacer  un brindis por el recuentro. Tommaso no levantó la copa, le explicó que sería su última visita. Él estaba en planes de volver a Italia. Dalila, dejó caer la botella que sostenía en las manos y lloraba. Se cortó recogiendo los pedazos. Él intento ayudarla, pero ella lo empujó, estaba furiosa.
Tan furiosa que no sabría decir en qué momento el cuchillo de cocina llegó a sus manos y empezó el forcejeo con Tomasso. Un resbalón de Tommaso en el charco de vino los hizo caer al suelo.  Un charco tinto más espeso, más amplio bajo el cuerpo de Tommaso.
Cuando llegaron los paramédicos la encontraron junto a Tommaso con la mirada perdida.  No reaccionaba a ninguna de las preguntas que le hacían. Solo se le escapaba un murmullo, un tarareo, unas líneas… y el mundo es testigo de mi frenesí, por más que se oponga el destino serás para mí.


Honores dorados

Don Genaro caminaba de un lado al otro de su habitación. Intento sentarse, pero no aguantaba un minuto sin moverse. Carolina abrió la puerta. Llegó con una toga colgada de un gancho de madera. Los ojos de Genaro brillaron de orgullo.
     ¿Estás listo, abuelo? – le pregunta con una sonrisa
     Sí, mientras más rápido salgamos de esto, será mucho mejor.
     Hoy es un gran día para ti
     Más bien para los dos, mi niña.
 
Él terminó la escuela superior y se enfocó en trabajar. Con muchos sacrificios formó una familia y envió a sus hijos a la escuela y luego a la universidad. Ellos combinaban sus estudios con el negocio familiar. El negocio de las azucenas y otras  flores, le hizo tener una reputación envidiable. Sus flores habían adornado eventos importantes en todo San Juan y diversas partes de la isla. Graciela, su esposa, manejaba la parte administrativa.  El trabajo arduo lo enfocó en el bienestar de los suyos. Odiaba enfermarse y no le gustaba tomar vacaciones. Siempre decía que llevaría a Graciela por Europa. Sin embargo, un ataque cardiaco acabó con la vida de ella. Los ánimos se desplomaron con su partida. Ya ni quería trabajar. Sus hijos se encargaron de llevar el negocio.
Al menos, su nieta Carolina le alegró la vida. En una ocasión, ella le pidió que la acompañara a unas gestiones universitarias. Su primera visita lo hizo despertar. Observar el movimiento agitado de los estudiantes y el deseo de adquirir nuevos conocimientos, invadieron un nuevo aire para sus pulmones. Le pidió a la joven que lo ayudara a ingresar. En un principio dudó de sus intenciones, luego  notó un brillo en su mirada. Ella se convirtió en su cómplice. Sus propios hijos no creyeron que lo haría. El camino fue duro, pero su perseverancia le hizo ganarse el respeto de sus jóvenes compañeros y del profesorado.
Luego de 4 años, lo consiguió. Llegaron al centro de convenciones donde celebrarían el evento. A Carolina se le aguaron los ojos al ver a Don Genaro con su toga y birrete en la cabeza. Ambos desfilarían juntos en la graduación de la universidad. Muchos estudiantes saludaron a Don Genaro en el desfile. El rector de la universidad llamó a Don Genaro a recibir un premio especial. Su nieta no paraba de llorar. El público se levantó y aplaudió durante varios minutos. Don Genaro observó con detenimiento. Habló unos minutos brindando sus palabras de agradecimiento. Terminada la graduación se le acercaron y muchos se tomaron fotos con el graduando. Carolina lo recibió con un abrazo
     Bueno y ¿estás listo para la maestría?
     Después que tenga el cuerpo y la mente clara, hago hasta el doctorado… pero en lo que llega celebremos
 
H. Roberto Llanos, escritor y fotógrafo aficionado. Nació el 2 de mayo de 1978, en San Juan Puerto Rico. Cursó estudios universitarios en la Universidad del Este, obteniendo un bachillerato en gerencia hotelera. Tomó diversos talleres con reconocidos escritores quienes lo impulsaron a continuar con la exposición pública de sus trabajos.  Varios de sus cuentos han sido publicado como Exprimomangó cual apareció en la antología  de Origin EYaoiES ( peruano-españoles) mientras que su cuento Ceviche al Canibal se encuentra en la pagina de Di/verso en Argentina. Actualmente está trabajando en una colección de cuentos. Su página de blog es:
( Pedazos de chocolate) http://hrobertollanos.blogspot.com
 

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