lunes, octubre 15, 2007

Protestamos contra el maltrato, abandono y la horrorosa matanza de mascotas en Puerto Rico



¡Adiós, Leo!

Allí seguía Leo entre la basura y los gusanos, sin que nadie lo viniese a recoger. Tenía frío, estaba perdido, peor aún con miedo y hambre. Buscó entre las cajas y encontró algunas papitas viejas y una hamburguesa a medio comer, su rancia mayonesa le revolcaba las tripas. Ni modo, al menos se podía comer. A mitad de su miserable banquete, sintió las pisadas de un gran perro cercano que gruñía y Leo se escondió veloz en una caja, donde paulatinamente se quedó dormido.

La tarde anterior había salido de paseo en carro junto a papá y un vecino. Era una situación rara, normalmente sólo mamá y Carlitos lo invitaban a salir. Además, sabía que papá nunca lo quiso mucho, se quejaba cuando hacía ruido o cuando se ponía a jugar con sus cosas. A veces notaba que papá lo miraba como un desecho, como si a sus diez años ya no sirviera para nada. Por eso le estuvo extraño que lo invitaran; sin embargo, los acompañó agradecido, esa era su naturaleza. Mientras los dos hombres iban conversando sobre mujeres y política, Leo miraba contento otros mundos a través de la ventana, otras vidas que pasaban a gran velocidad como si fuese un televisor. Le gustaba asomarse por alguna rendija, para que la brisa acariciara su cara, y sacar la lengua para sentir el viento.

Al llegar a la parte posterior del centro comercial, papá detuvo el auto. Leo sacó su cabeza de la ventana y se asustó. Nunca habían parado allí y miró a los adultos con preocupación. Papá le gritó a Leo que bajara del auto. Leo no entendió bien lo que pasaba y se resistió como mejor pudo en el asiento posterior del carro.

--So cabrón, desgraciao, qué te bajes. Nosotros te buscamos más tarde, ajá—le dijo halándolo por el cuello. Leo gimió y se bajó asustado.

Allí quedó, confundido y acompañado de extraños. Un anciano pescaba latas entre la basura junto a su perro igual de longevo; así pasaban las horas y Leo se angustiaba más, no podía entender por qué lo habían dejado allí, por qué no lo iban a buscar. Se acurrucó bajo las escaleras de una trastienda observando hacia la calle, las lágrimas no le dejaban ver con claridad hasta quedar dormido.

Al día siguiente, Leo trató de no alejarse mucho del área. Pasó el día deambulando, quizás era día de fiesta, pues no había mucha gente. Pensó mucho en Carlitos, como lo cuidaba y hasta lo ayudaba a bañarse, en la comida que le daba mamá. Tenía frío, miedo y hambre. En la tarde no aguantó más y buscó comida entre la basura, algunas papitas viejas y una hamburguesa medio mordida, la mayonesa que le daba nauseas. Se dio cuenta de que un perro muy grande se acercaba gruñendo y se escondió tras unas cajas, temblaba, gemía, estaba tan asustado que finalmente el agotamiento lo venció.

¡Una explosión! Leo por poco muere del susto en su debilidad. ¡Qué era aquello! Unos adolescentes le habían tirado un petardo en la caja donde dormía. Comenzaron a perseguirlo y Leo corría y chillaba. Sin saber cómo, accidente o incidente uno de los jóvenes le atropelló con su bicicleta. Leo sintió cómo se le trituraban las costillas. La sangre salía por su boca y huyó como pudo a refugiarse entre la basura. Los tres adolescentes se marcharon sin ayudarlo.

Leo recordó cuando era pequeñito, cuando la de Carlitos lo adoptó, y lo mucho que ambos lo querían. Se sentía cada vez más cansado, la sangre ya dibujaba su silueta, el dolor lo ensordecía y la vista se le iba nublando. Ya no sintió más…

--¡Papá, allí está!—gritó ilusionado Carlitos, señalando desde el carro el cuerpo de quien parecía Leo.

--No, ese es otro perro muero—dijo su papá y aceleró la marcha.

¡Adiós, Leo!—murmuró el niño y lloró silente pensando en su perro muerto y se acurrucó en el asiento posterior del carro.



ana maria fuster
(capítulo-cuento de Réquiem, Isla Negra eds. 2005)

*en la foto, Tommy, mi satito querido

_______________________

Animales

por Jorge Pérez-Renta

A “Kookie”, mascota querida: siempre con nosotros.


Iba camino al trabajo cuando escuché el informe del tránsito. Un descomunal tapón a la altura del Puente del Indio en Barceloneta se producía por “unos perros que había en la vía pública”. Luego, el noticiero de las once me mostró una escena que pronto decidí cancelar: la cara triste de un perro mutilado, uno de los muchos que “llovieron” desde el famoso puente, lanzados por una compañía contratada por el municipio para “eliminar la plaga de animales realengos”.

Días antes, en medio del rosal del patio de mi casa, enterraba el cadáver de la que fue mi compañera de vida por trece años y medio. “Kookie” tenía tres meses cuando llegó a mis brazos por regalo de Lola, una de mis amigas-hermanas. A los pocos meses de su ingreso a la familia, ya era una pelota negra que se comía las patas de los muebles, trituraba las chancletas de mami y nos secuestraba el corazón.

Era la primera en recibir a todos los que llegaban, y se acomodaba en medio de las conversaciones como una participante más. Durante mis tranques como escritor, la muy sinvergüenza tenía la mala costumbre de rasparme los brazos para que le rascara el pescuezo y así, con el ánimo arriba, me devolvía a las palabras.

En su enfermedad, “Kookie” nos dio muchas lecciones de fortaleza, siempre agradeciendo los cuidados con esa mirada dulce que todavía recuerdo. Con todos los honores, flores y besos, hoy mi mascota querida descansa en paz. Su collar de colores está conservado como prenda de valor incalculable en una cajita, junto a una vela encendida en su memoria.

Por eso, cuando releo las atrocidades cometidas contra estas criaturas benditas en Barceloneta, lloro con dolor. Porque no hay ninguna explicación para esta acción tan abominable. Y porque hay bestias de dos patas que son una plaga más repugnante que esos pobres e indefensos animales.

El autor es periodista, escritor y guionista de televisión.

http://www.elnuevodia.com/diario/columna/297660


_______________________

Marcha en protesta a la masacre de animales en Barceloneta


Marcha en protesta a la masacre de Barceloneta


A todas las Asociaciones de Defensores de Animales de Puerto Rico y de
los Estados Unidos la Asociación de Defensores de Animales Inc. De
Cabo Rojo los convoca a una marcha para denunciar el abuso cometido
por la compañía "Animal Control Solution" y el Municipio de
Barceloneta. No podemos permitir que éstos abusadores se salgan con la
suya.
Por favor rieguen la voz.
Día: 17
Lugar: Desde el parque frente al Tribunal Supremo hasta el Capitolio
Hora: 9am
Info: Lcdo. Miguel R. Alameda Ramírez
939-717-4494



1 comentario:

Ana dijo...

Lágrimas vuelven a mis ojos, al leer Diós Leo y recordar a Gazú, Bandido, Flecha, hermanos amorosos que mi alma tuvo el regalo de conocer y recibir su amor, fidelidad, su manera de curarme durante la enfermedad, aprender de ellos.
Me uno a la protesta, con fe de que algo horrendo e impermisible revolucione nuestros pensamientos y compasión, sensibilizándonos hacia la armonía.
Un abrazo,
Ana