viernes, febrero 11, 2011

De los gobiernos de pacotilla, pero peligrosos, y los fanáticos políticos...

Pintoresco mensaje de estado: lo que no se vió


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por Zoan Dávila Roldán
  • De: Diálogo
Pintoresco mensaje de estado: lo que no se vió Wong/Getty

El Capitolio fue dividido en dos. Estrategas de la Policía de Puerto Rico delimitaron las áreas de expresión y cual pastel picaron la casa de las leyes en dos pedazos: el "delantero" y el "trasero".

En el "delantero", con toda pompa se acomodaron los adeptos del Gobernador y del Partido Nuevo Progresista (PNP) Allí, estos solidarios al primer mandatario del país , tenían acceso a una pantalla grande donde se transmitiría el mensaje, y acomodaron en el lugar una barra improvisada donde se ofrecían todo tipo de bebidas alcohólicas a los presentes.

En el "trasero" la cosa era distinta: entre los presentes había estudiantes y profesores de la UPR, feministas, maestros, entre otros. Allí no hubo pantallas para ver el mensaje, tampoco había ambiente de celebración. Allí, los estudiantes de la UPR realizaron un piquete y algunos líderes del movimiento estudiantil y otros colectivos pronunciaron combativos discursos de lucha.

En medio de los discursos llegué yo, grabadora y cámara en mano junto a mi compañero, esperando francamente que no ocurriera nada fuera de lo común. Sin embargo, al darnos cuenta de que en el “trasero” no había pantalla, y no podríamos escuchar el mensaje, nos dirigimos al ala norte donde para nuestra sorpresa el ambiente era muy diferente.

La algarabía reinaba, también los rostros sudados, los ojos colorados, los ánimos exaltados, producto de una intensa tarde de baile, botella y baraja. Al intentar entrar entre la multitud para escuchar las ultimas palabras del gobernador, sentí un cantazo fuerte en la cara. No fue físico, pero el golpe de la peste a alcohol de un individuo que se me acercó por la retaguardia a preguntarme si yo era prensa, dolió más que cualquier macanazo en la IUPI.

Aunque la visibilidad era difícil -máxime cuando eres bajita y estás en tenis- distinguí a varias figuras muy conocidas en la Iupi: los efectivos de la Unidad de Arrestos Especiales de la Policía de Puerto Rico. Al verlos en plena formación, se me activó el “olfato periodístico” por lo cual los seguí. Por lo exacerbado del ambiente, pensé que algún adepto “borrachín” había hecho de las suyas, pero para mi sorpresa pude divisar a seis jóvenes sentados en el piso (una de ellas muy llorosa), todos siendo amenazados por la multitud, y como única protección: tres policías uniformados.

Tratar de entrevistarles y conocer cuál era la situación fue una odisea. En la dinámica me llevé roces en el trasero, escupitajos de la concurrencia, empujones y hasta el sudor de un tambaleante manifestante que hasta el sol de hoy no sé cómo se podía mantener de pie.

“Tócale las tetas, pal’ carajo, sácalos de aquí”, gritaba el hombre, bebida en mano y obviamente enfurecido por los seis jóvenes sentados en el suelo.

Al acercarme escuché como la Policía les explicaba a los jóvenes que debían salir de entre la multitud o serían arrestados. Ante la negativa de los jóvenes, el oficial al mando llamó al Inspector José Díaz Portalatín (quien parecía ser algún tipo de mediador;) quien también intentó explicarles a los jóvenes que su seguridad corría peligro.

Al parecer, careciendo de una pantalla que les permitiera ver el mensaje, y sirviendo de corresponsales de los que estaban en el área del “trasero”, seis estudiantes y ex estudiantes de la UPR se juntaron con la multitud que se dio cuenta -probablemente porque parecían pelús y porque no estaban borrachos- que éstos no formaban parte del clan Fortuñista. Así que comenzaron a tirarles con papeles, vasos y otros objetos. Según Fred Alicea, egresado de la UPR de Mayagüez y uno de los estudiantes en “sit-in”, al comenzar a ser agredidos el grupo se sentó en el suelo para impedir que se les culpara de confrontar a la multitud.

“Solo estábamos viendo el video para llevarle el mensaje a los que están afuera. Estábamos tranquilos viendo el mensaje como cualquier ciudadano. Nos mantenemos aquí porque la constitución nos ampara. Además, hay unas diferencias bien crasas en el espacio designado a las personas que están en contra de la política de Fortuño y los que están a favor”, explicaba Alicea mientras de fondo se escuchaban gritos de: “¡Fuera y fuera!”.

Mientras el forcejeo continuaba y los estudiantes se negaban moverse del área, un manifestante penepé con bandera en mano se dirigió a un policía de forma muy diligente y cooperativa, ofreciéndose a remover a “puños y patás” a los jóvenes. El oficial le instó a que observara que había prensa presente y se iba a “meter en un lío”. Irónicamente, mientras se daba este incidente de violencia, resonaban al fondo las últimas palabras de Fortuño en las que esgrimía “la piedra angular” de su política pública: un programa dirigido a rescatar los valores y culminaba lanzando una bendición de parte de Dios al pueblo.

Segundos después, los estudiantes decidieron abandonar el área, y fueron escoltados por la UOT y por una segunda lluvia de papeles, vasos e insultos, de los cuales yo también me llevé unos cuantos.

Fuera del revolú, el Inspector Díaz ofreció un emotivo mensaje en el que agradecía al mismo “Dios Todopoderoso” al que Fortuño aludió en su mensaje por haberles permitido resolver el conflicto; y ofreció un peculiar agradecimiento a la concurrencia por su “cooperación” en el proceso. Acto seguido, animó de una manera muy pintoresca a Fred Alicea, a que le dijera a la prensa lo bien que la policía había trabajado esta vez, llamado al que el “agradecido” joven respondió.

Luego de que la Policía instaurara la paz en el lugar, un aguacero dispersó a la multitud y los tambaleantes fortuñistas abandonaron el área gritando improperios a los estudiantes y animándolos a que se fueran a “estudial”.

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