martes, julio 11, 2006

Desde la ciudad de las sombras 6: Yolanda Arroyo Pizarro.


La estrella


Porque solo ayer fuimos, y nada sabemos,
porque nuestros días en la tierra son una sombra.
Job 8:9




Va a llorar otra vez. Le tiene miedo a la estrella y a la enorme sombra de metal que se hace sobre el terreno arenoso. Estuvo dando vueltas en los caballitos y allí no lloró. Al igual que su mamá, disfruta el tiovivo. Su madre adoraba el carrusel cuando chica. Ella, ahora más alta que cuando estaba en el kinder, prefiere los corceles de madera. La estrella y su sombra le dan miedo. La sombra vuelve plateada a la gente. Vuelve grises las pieles. Sospecha que oscurece los corazones. La sombra puede ennegrecer más la estrella, volverla más pesada. La estrella puede entonces salirse de los rieles y dispararse al pavimento. Mami le pide que por favor. No seas tontita, mi nena. Es para una foto. Móntate con tío Paco. Él no dejará que nada te pase. El tío la va a socorrer y no la dejará caer de la estrella. Sube, sube. Alto, alto. El tío es joven y simpático. Y discreto. Nadie nota como le abre las piernas cuando el cajoncito en donde están montados llega hasta arriba, muy arriba. Nadie nota como le mete los dedos, como ella llora, como pelea al principio y lo amenaza con acusarlo. Están muy arriba. La estrella da vueltas. Llora más, ahora que el tío Paco le jura que matará a su madre si cuenta esta historia.

Por Yolanda Arroyo Pizarro
Narradora puertorriqueña

• Ubicación: Puerto Rico
Datos personales
Edad: 36 años

"Odio los fluidos que se me salen del cuerpo cada veintiséis días."
Yolanda Arroyo Pizarro (Guaynabo, 1970). Es Instructora Educativa de Tecnología en varias universidades de Puerto Rico. Ha escrito ensayos para la página de literatura ciudadseva.com, columnas para las revistas virtuales Derivas.net, Letras Salvajes, Letralia Tierra de Letras y Narrativa Puertorriqueña; también para los periódicos El Vocero de Puerto Rico y La Expresión. Sus cuentos confluyen en las páginas de las revistas culturales Preámbulos y Tonguas. Es autora de un libro de cuentos, Origami de letras(2004), y una novela, Los documentados(2005).
Visita su blog
Boreales:
http://narrativadeyolanda.blogspot.com/

15 comentarios:

Isaac Cazorla dijo...

Yolanda, Yolanda:

Tus textos hacen sentir que uno va subiendo (a veces sin querer) por una "rueda Chicago" que gira de la realidad a la fantasía, de la fantasía a la realidad como en una vorágine abusiva que cuando te deja de vuelta en el piso (al terminar de leer) sólo sabes que -con indignación o con llanto- no puedes evitar el hecho de que algo inquietante se te ha metido en el cuerpo y que ya no puedes ser el mismo. Bien por ti.

Un abrazo,

Isaac

Anónimo dijo...

Me hiciste llorar. Muy bien escrito, pero me quedé tan horrorizada que no puedo ni hablarte más.
Blanca

Anónimo dijo...

Mis respetos a Yolanda,
su sensibilidad en esta
pieza augura para
el personaje de la niña un insondable pasaje por las sombras.

Una y otra vez este
tema es recurrente, y
necesario que se toque,
en nuestra literatura.

Quizás porque es una
desgracia que no
es atípica, sino que ocurre
constantemente.

Carlos Esteban Cana

Xavier Valcárcel dijo...

Yo siempre he odiado las estrellas, le tengo fobia, ya no, pero antes creía exactamente lo mismo, que la estrella podía desprenderse, salirse de los rieles, dispararse al pavimento. Gracias por recordármelo. Y por la sombra de la estrella en las pieles de los demás.

En cuanto al final, me encanta. Esa torcedura agria siempre cae bien. Cuídate. Xavier.

PEREGRINO dijo...

Wao...solo una palabra...IMPACTANTE. Quede anonadado con ese cuento. Mil aplausos a Yolanda, y mil aplausos a ti Ana.

Salud...

Anónimo dijo...

Muy chido.

Miguel A. Ayala dijo...

Exquisito el relato. Sube, perpetra, amenza y al final nos queda la sombra. Gracias Yolanda, gracias Ana María.
A sus órdenes Miguel.

Alma Rivera dijo...

Quién mas sino tú, no? No sé que me da más coraje, que tengas la magia que tienes de crear estos mundos cuando te dé la gana, o saber que los mundos que creas no viven sólo en tu imaginación, que se repiten día a día, que lo sabemos, que los vemos, que nos llegan. Me pregunto, será que queremos salvar al mundo o sólo nos exorcisamos una y otra vez. Un beso grande, tan grande como tú.

Yiara Sofía dijo...

Yolanda: Que maravilloso escrito, desde el punto de vista literario y desde el punto de vista psicoemocional. Como en tu relato, las sombras usualmente son más grandes que el objeto que las crea y cubren mayor espacio. Del mismo modo, las sombras que surgen luego de un acto lascivo permean por el resto de la vida, son más grandes que los minutos del incidente original y tiñen TODAS las pieles de un agrio y oscuro color. Ana Máría, gracias de nuevo por esta reunión de ideas y estilos. Abrazos a ambas!

Soraya Marcano dijo...

yo tambien he odiado ese fluido con rencor; hasta que vi poesia e imagenes fabulosas en esos hilos rojos

Ana María Fuster Lavin dijo...

Y sí, estoy de acuerdo con ustedes el microcuento de Yolanda es una obra completa, de una excelente narradora como ella,
1. tiene un gran dominio del lenguaje
2. una cronología estupenda en sus narraciones
3. cautiva la atención del lector, sabe hipnotizarlo
4. esta historia es tristemente impactante y lamentablemente ocurre con más recurrencia de la que quisieramos.
5. Denota gran sencibilidad.
Además Yolanda es un gran ser humano!!!

Me encantó como Isaac Cazorla describe su sensación al terminar de leer la historia y tocar el piso nuevamente. Un Abrazo

Blanca, te envío un beso, sí, lamentablemente lo ves en los noticieros, periódicos, escuchas en la radio, estos horribles sucesos, pero peor aún la mayoría permanecen en el silencio, y persiguen a sus víctimas toda la vida como una sombra.

Carlos Esteban, es un honor tenerte comentando aquí, tus palabras son muy acertdas, recibe mis cariños, hermano.

Madam, un abrazote para ti, y sí, como le escribía a Blanca, esto que describe Yolanda con su arte, terriblemente sucede constantemente y de los casos que nunca nos enteraremos...

Peregrino, esa es la palabra, impactante, un brindis.

Hola Sem, Soraya, de México, y a la entrañable amiga Alma, bienvenidos a la ciudad silente, espero que regresen pronto. un abrazo

Miguel, muy buena la descripción de tus sensaciones al leerlo. un abrazote

Yiara, y sí, tu tienes una gran sensibilidad, gracias por tus comentarios siempre son muy adecuados y nos llevan a reflexionar muchas más cosas. un beso.

Yolanda, GRACIAS!!!

Anónimo dijo...

Magnífico !!!! Quede en una pieza. Excelente texto.

Abrazo Felino

Jose Borges dijo...

Yolanda:

Brutal.

Anónimo dijo...

Me recordo el relato de Carrusel de afectos que alguna vez escribiste. Bravo, Yolanda!

Lourdes

Anónimo dijo...

¡Excelente, Yolanda!