domingo, diciembre 02, 2018

memorias ....21 de noviembre de 2017

Bitácora..escritos sin editar.  21 de noviembre de 2017
Insomnios, oscuridad, aniversarios y otras reflexiones a las 5:30

Son las 5:30 am. Hoy se cumple un año de haber sido operada de cáncer de tiroides.  A las 5:30am me recogió mi amiga Maldes para llevarme al Pavía. Una extirpación radical de las tiroides y perdida de dos paratiroideas, seis días de hospital, laboratorios, medicamentos, pasé por tratamiento radiactivo con yodo, tuve momentos (varios meses) de tristeza, dolor, preocupación, también de mucha fortaleza y positivismo.  A las 5:30am allí ya estaban la amada Tina Casanova y Sigfredo, ella también iba a ser operada.
Sin embargo, son 71 días de la visita de María que nos devastó, la isla, los hogares, los sistemas eléctricos, de telecomunicaciones… Miseria y corrupción, escombros y cinismos, abandono y crueldad. Noches de oscuridad, solo esperando el amanecer para vernos la piel.  Entonces, no tuve tanto miedo con el positivo a cáncer, como esta incertidumbre isleña que vivimos, cada vez más pobres, más abandonados, más solos…
Y es que hace un año no me sentí nunca sola ni abandonada cuando lloraba en la oficina del doctor, porque el diagnóstico da mucho yuyu. Tuve siempre a mi hijo (siempre tan brillante tierno y honesto), su amor eterno, a mi Cleopatra esperando para sus bichicariños.  Gracias de corazón a María de Lourdes Javier (mi hermanita Maldes) que me  llevó al hospital en la madrugada y se quedó todo el día allí y visitas diarias, a Sigfredo y Tina (mis ángeles guardianes, de luz, hicieron tanto por mí, Tina operada también allí y se escapó para visitarme), las visitas de mis compas de oficina Heidi, Marissa, Francisco y Mabel, mi hermano de la vida Barry, y los cariños de mi hermano mayor José Manuel, también mi cuñada Delly, mis colegas hermanos del aquelarre Jocelyn Pimentel y José H. Cáez (mi amado compadre), al solidario Luis (Laro) Rodríguez que me fue a visitar sin conocerme…. y a mi hermana Marieli Calderón que me rescató el día del alta, que me ha rescatado en tantas ocasiones.  Los mensajes de texto o wasap esos días de Alexéi Tellerías, Carlos Roberto, Mario Alegre, Iva Yates, Leticia Ruiz, Alberto Martínez, Alinaluz Santiago, Ricardo Rodríguez, Héctor Monclova, Marioantonio Rosa, David Caleb y Pabsi Livmar, Ángel Mussenden, y tantos seres luminosos que saben quiénes son…
Los apoyos solidarios de hermosas amigas y sus testimonios (como Zamaris Rodriguez, Eli Cuevas y Lynette Mabel Pérez) que me ayudaron a entender los cambios de mi cuerpo, lo que sentimos, y que no nos dice el endocrino.  Agradezco igual a mi cirujano Dr. García Talavera, que se preocupó por mí, por que estuviera bien física y mentalmente. A la anónima roomate, porque en su locura me ayudó a escribir divertimentos y micros para salir del tedio hospitalario.  Mis padres llamaban desde España casi todos los días preocupados, racionales y amorosos… Y al final la visita en mi apartamento de Ángel Isián y Melvin Rodríguez con tres pizzas y muchas querencias.
Tanto que agradecer también a muchos de ustedes, que a las 5:30 am o a cualquier hora, me leen, me comentan, me apoyan, me dan su cariño, aunque sea una carta tan exageradamente larga como esta; porque saben que los amo y apoyo, y yo siento la empatía de ustedes, y eso me da energías querenciales para seguir adelante.
Coño y estamos aquí en un año de cumplir 50, de publicar mi novela Mariposas Negras (mi 11mo hijo apalabrado) en el que muchos sucesos, curiosamente ocurren a las 5:30am (no tan curioso, porque me despierto usualmente a esa hora casi siempre, y menos curioso es porque a esa hora salió de su casa Santiago Nassar, el día que todos en el pueblo (menos él), sabían que iba a morir, de tantas sombras y algunas luces. Un año de vencerle al cáncer, de comenzar a sentirme mejor, de pronto publicar tres poemarios inéditos y ediciones aniversario de algunos de mis libros, de saber que tengo mucha gente hermosa que me da palabras de aliento y empatía, que estamos vivos y luchas, pero también pronto a 3 meses del huracán María, de sufrir tres meses del más burdo de los “algaretes” corruptos  y de incertidumbre, que lo que le ocurre a nuestra isla me asusta más que cuando recibí el diagnóstico positivo a cáncer, pero estoy viva, y nuestro país está vivo, mientras hay vida, podemos salir de la caverna, cada uno, luchamos solos, salimos solos, pero así nos toca invitar a salir a los demás… 
Son las 5:30am y pienso en que mis amigos Nelson Rivera y Tato Santiago (a quienes adoro y admiro) es posible que aún no tengan luz, o que mi amada Carmen Rabell esté en tratamiento de quimioterapia y esté igual sin luz.  Y que tampoco tengan luz la mayoría de nuestra isla. Y siento rabia, y no me conformo y no me callo. No nos callemos no nos conformemos. No es justo, no es humano que sigan intentando mantenernos en una oscura caverna.
Estas son unas reflexiones insomniadas a un año de sacarme el cáncer del cuerpo, quisiera que en un año, pudiéramos escribir que sacamos el cáncer de Puerto Rico, que podemos distinguir entre las sombras y la realidad, que estamos luchando con dignidad, con empatía, vamos a brindar techo, comida, luz, conciencia, valor. ¿Será posible?  Al fin de cuentas, estamos vivos y, a pesar de los escombros y de las mentiras, podemos salir de la caverna, por nuestra cuenta, vamos, sin esperar por los demás… No se rindan
Ya lo dejo porque son más de las 5:30am

Ana María Fuster Lavín

No hay comentarios.: